El Mundo Micénico: Orígenes, Características y Asentamientos en la Edad del Bronce Egea
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El Mundo Micénico: Descubrimiento, Cronología y Características
El descubrimiento de la civilización micénica se debe al matrimonio alemán formado por Heinrich y Sophie Schliemann. Heinrich, un exitoso hombre de negocios, decidió dedicarse a la arqueología a los 46 años, impulsado por su firme creencia en la veracidad de los poemas homéricos. En 1871, comenzó las excavaciones en Hisarlik, un tell en la costa anatólica, que identificó con la legendaria ciudad de Troya. Allí descubrió diez ciudades superpuestas, lo que demostró una ocupación continua del lugar desde el III milenio a. C. hasta el siglo VI d. C. La Troya descrita por Homero fue asociada con los niveles VI o VIIA.
Cinco años después, en 1876, los Schliemann se trasladaron al Peloponeso y excavaron en Micenas, considerada la patria de Agamenón. Allí descubrieron el llamado Círculo A de tumbas, donde hallaron un riquísimo ajuar funerario con armas, joyas y objetos de lujo. En la Tumba IV destacaban varias máscaras de oro batido, coronas, diademas, brazaletes y espadas, además de objetos de plata, alabastro y colmillo de jabalí. Schliemann identificó erróneamente uno de los rostros como el del propio Agamenón, y así lo comunicó al rey Jorge I de Grecia en un telegrama.
Cronología y Características de la Civilización Micénica
La cultura micénica se desarrolló entre 1600 y 1100/950 a. C., en la Grecia continental, la isla de Creta y parte de Asia Menor. Se enmarca dentro del período Heládico Reciente y tuvo una notable influencia en otras zonas del Mediterráneo Oriental, como Chipre. Se trataba de una civilización jerarquizada, como demuestran las diferencias en los ajuares funerarios, y con una economía altamente centralizada. Su arte y arquitectura muestran influencias de la cultura minoica, con la que mantuvieron contacto desde antes del 2000 a. C.
Los primeros centros de poder micénicos comenzaron a consolidarse hacia el 1650 a. C., destacando la ciudad de Micenas. En términos cronológicos, se distinguen tres fases del período Heládico Reciente:
- Heládico Reciente I (1550–1500 a. C.)
- Heládico Reciente II (1500–1450 a. C.)
- Heládico Reciente III (1450–1100 a. C.): etapa de mayor expansión y esplendor.
Patrones de Asentamiento Micénicos
El patrón de asentamiento más característico del mundo micénico es la ciudadela. Estas se ubicaban en zonas elevadas, aprovechando la defensa natural del terreno y ofreciendo un amplio control visual del entorno. Su estructura urbana interna estaba bien organizada, con áreas diferenciadas para almacenes, viviendas y centros artesanales. En la parte más alta de la ciudadela, conocida como acrópolis, se encontraba el palacio real, construido en torno al mégaron, el espacio más importante tanto a nivel político como religioso.
El mégaron consistía en una gran sala rectangular con un hogar central rodeado por cuatro columnas, que sostenían un segundo piso. El techo incluía una abertura por donde salía el humo. Las columnas micénicas, siguiendo el modelo minoico, se estrechaban hacia la base y podían ser lisas o estriadas. Los suelos eran generalmente de tierra batida, a veces decorados con motivos geométricos o naturalistas, y las paredes se construían en mampostería, reforzadas con sillares en zócalos y esquinas para mayor solidez.
Tipos de Asentamientos Micénicos
Existen dos tipos principales de asentamientos micénicos:
- Poblados sin fortificar: como Yolco o Pilos.
- Poblados fortificados: como Micenas, Tirinto y Gla.
La Ciudadela de Micenas: Un Ejemplo Emblemático
Entre los asentamientos fortificados, destaca especialmente la ciudadela de Micenas. Esta estaba rodeada por una muralla ciclópea de hasta 8 metros de grosor, 13 metros de altura y 900 metros de longitud, que protegía una superficie cercana a las 4 hectáreas. La entrada principal era la célebre Puerta de los Leones, construida hacia el 1250 a. C., flanqueada por una torre defensiva. Una vez dentro, la muralla dividía el espacio en diferentes recintos. En lo alto de la acrópolis se alzaba el palacio real, que medía aproximadamente 80 x 130 metros, con un mégaron central de 23 x 11,5 metros, decorado con frescos de inspiración cretense.