La Multidimensionalidad del Ser Humano: Cuerpo, Alma y Espíritu
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El ser humano es considerado un ente altamente evolucionado, caracterizado por su capacidad de controlar impulsos, regular su conducta y operar con destreza cada uno de sus miembros con finalidades específicas. Posee estructuras físicas, biológicas y mentales que le permiten interactuar en el plano de lo físico.
Según las sagradas escrituras, el hombre está provisto de una trinidad: cuerpo, alma y espíritu. Estos tres elementos lo hacen multidimensional, manifestando diferentes necesidades y experiencias en relación con cada uno de ellos.
Componentes de la Multidimensionalidad Humana
El Cuerpo (o Carne)
El cuerpo, o la carne, es la parte exterior del hombre, el aspecto frágil y perecedero. A través de él, se propicia el contacto físico con el entorno, permitiendo la movilidad, la percepción mediante los sentidos y la comunicación a través del lenguaje. Requiere de alimento, descanso, soporte, ejercicio y mantenimiento constante para su buen funcionamiento.
El Alma
El alma es un componente esencial que convierte al hombre en un "ser". Representa el aspecto psíquico del individuo y está constituida por cuatro manifestaciones principales:
- Sentimientos (afectos)
- Emotividad (pasiones)
- Pensamiento y juicio (intelecto)
- Voluntad (decisiones)
En esencia, el alma es aquello que dota de vida y expresión al cuerpo.
El Espíritu
El espíritu es el don que Dios entregó a cada uno de sus hijos, el ámbito donde Él obra. Se complementa con la intuición, mediante la cual tenemos contacto con los aspectos espirituales y con Dios, otorgándonos un cierto grado de sensibilidad. Por otro lado, la conciencia nos permite reconocer nuestros errores, generando un sentido de culpabilidad.
La Multiplicidad del Ser y del Hacer: Impacto en la Conciencia
Cuando hablamos de multiplicidad, no solo nos referimos al Ser, sino también al Hacer. Todos, de igual manera, interpretamos el mundo que nos rodea a través de los diferentes estados de ánimo que nos permitimos experimentar o que encontramos. A cada instante, formamos un criterio, una personalidad y una actitud que, conscientes o no, afectarán nuestro universo.
Nuestro pensamiento se desdobla ante los diversos retos y circunstancias para validar una idea. De esta forma, adquirimos experiencia y construimos parte del conocimiento. Desgraciadamente, nuestros procesos mentales pueden verse perturbados por estados alterados de conciencia y, la mayoría de las veces, son saboteados por una actitud de autodefensa ante cualquier cosa que pueda atacar patrones de conducta primarios como el confort y la tranquilidad.