Movimientos Migratorios en España desde mediados del siglo XX
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Movimientos Migratorios en España desde mediados del siglo XX
Introducción
Entendemos por movimientos migratorios los desplazamientos de población desde un lugar de origen (emigración) a uno de destino (inmigración) que implican un cambio de lugar de residencia.
Se pueden diferenciar varios tipos de migraciones:
- En función de su carácter: forzadas, libres o voluntarias.
- En función de la duración: temporales o definitivas.
- En función del espacio en el que se produzcan los desplazamientos: interiores o nacionales y exteriores o internacionales.
El ser humano ha emigrado desde sus orígenes, pero los movimientos espaciales masivos se desarrollan en los países industrializados a partir del siglo XIX. España ha sido un país de emigrantes hasta hace muy pocos años. Desde 1996 ha cambiado notablemente su dinámica migratoria y hoy es un país de acogida. Esta circunstancia está siendo un influyente factor de cambio socioeconómico en nuestro país, tanto por el rejuvenecimiento y los recursos humanos que aporta, como por la riqueza cultural que incorpora a la población autóctona.
Los Movimientos Migratorios Interiores
Los movimientos migratorios interiores se producen dentro de un país y son de especial importancia a la hora de explicar la distribución de la población en el territorio y las tendencias de los movimientos naturales.
Dentro de los movimientos interiores hay que diferenciar tres tipos:
- Las migraciones estacionales y temporales: desplazamientos a otras áreas para realizar tareas durante unos meses, pero se regresa al lugar de origen.
- El éxodo rural: emigración de personas del campo a la ciudad, la cual supone un cambio de residencia, generalmente definitivo, y también un cambio de actividad.
- Los movimientos pendulares: desplazamientos que realiza una persona entre su lugar de residencia y su lugar de trabajo, su frecuencia es diaria o semanal.
En la evolución de estos movimientos migratorios podemos diferenciar varias etapas:
1ª Etapa: finales del siglo XIX hasta 1960
En este momento se desarrollan las “migraciones tradicionales”, caracterizadas por ser movimientos poco numerosos, generalmente del campo a las zonas más desarrolladas de España en busca de unas mejores condiciones laborales. Solían tener un carácter estacional, ya fuesen para tareas agrarias, construcción o industria, servicio doméstico, etc.
Desde la guerra civil hasta la década de los cincuenta, estos movimientos se paralizaron momentáneamente, por los graves problemas de abastecimiento en las ciudades y la menor oferta de puestos de trabajo en la industria, además de la política franquista de fomento de permanencia en el mundo rural.
2ª Etapa: década de los sesenta hasta 1975
Estos años serán el momento de mayor volumen de desplazamientos del campo a la ciudad de la historia de España, generándose un intenso éxodo rural.
Las causas que desencadenaron este proceso son:
- El elevado crecimiento demográfico de la época.
- El fin al periodo de autarquía de la postguerra y el comienzo de la modernización económica del país.
- La etapa del desarrollismo de los años 60 conlleva una mecanización del campo con el consiguiente exceso de mano de obra que se incorporará a los nuevos puestos de trabajo en la industria (impulsada por los planes de desarrollo) y el boom del turismo en el litoral mediterráneo e insular. Aspectos que arrastraron a otros sectores como la construcción vinculados con el gran proceso de urbanización de este momento.
Estos desplazamientos, generados por motivos laborales, se centraron sobre todo en personas jóvenes y con poco nivel de cualificación. Las principales zonas de emigración fueron las áreas rurales del interior y el sur peninsular. Como zonas de destino destacan el litoral mediterráneo, los archipiélagos balear y canario, el Valle del Ebro, País Vasco y especialmente Madrid y Cataluña. La atracción que generaron estas zonas reforzó la distribución de la población española que registra mayor densidad en las zonas litorales frente al vacío del interior.
3ª Etapa: desde 1975 hasta la actualidad
Estos flujos se ralentizaron en los años 70, a raíz de la crisis de 1973 y de la reconversión industrial de los años 80 se producen algunos movimientos de retorno de emigrantes a sus lugares de origen (por ejemplo desde áreas del País Vasco o Cataluña a Andalucía).
A partir de los 90 el éxodo rural deja de ser significativo debido a la falta de expectativas de empleo en las ciudades, la mejora de vida en el medio rural y el progresivo envejecimiento del campo español.
Actualmente, predominan movimientos desde las grandes ciudades a ciudades intermedias, por ejemplo desde Madrid hacia su área metropolitana, el retorno de muchos jubilados a sus lugares de origen y los movimientos pendulares por motivo de trabajo y ocio son habituales e intensos.
Problemática ligada a estos movimientos migratorios
Las principales consecuencias y problemática de estos movimientos son:
- Demográficamente, son las responsables de los desequilibrios en la distribución de la población (grandes vacíos en la zona interior y elevadas densidades en la periferia) y de la desequilibrada estructura por sexo y edad (envejecimiento y elevado índice de masculinidad en las zonas de salida y un claro rejuvenecimiento en las de llegada).
- Económicamente, en las zonas rurales el efecto inmediato fue falta de presión laboral, sin embargo, actualmente, se han convertido en espacios despoblados, sin servicios, con poco atractivo para crear iniciativas empresariales y por lo tanto para el crecimiento y la viabilidad de futuro. En las zonas de llegada el efecto inmediato generó serios problemas urbanísticos y dotacionales (hospitales, escuelas…), así como una elevada presión laboral, sin embargo hoy son zonas de gran desarrollo económico y crecimiento demográfico.
- En el plano social, se produjeron problemas de asimilación, al pasar los emigrantes de una comunidad rural de valores tradicionales a una gran sociedad urbana y competitiva. La integración no se produce, en general, hasta la generación siguiente.
- En el aspecto medioambiental, en las zonas de procedencia de los emigrantes quedaron abandonados y se deterioraron ecosistemas tradicionales, sobre todo de montaña.
: Movimientos Migratorios en España desde mediados del siglo XX: Emigración Exterior e Inmigración y Problemática Derivada de la Misma
Introducción
Entendemos por movimientos migratorios los desplazamientos de población desde un lugar de origen (emigración) a uno de destino (inmigración) que implican un cambio de lugar de residencia.
Se pueden diferenciar varios tipos de migraciones:
- En función de su carácter: forzadas, libres o voluntarias.
- En función de la duración: temporales o definitivas.
- En función del espacio en el que se produzcan los desplazamientos: interiores o nacionales y exteriores o internacionales.
El ser humano ha emigrado desde sus orígenes, pero los movimientos espaciales masivos se desarrollan en los países industrializados a partir del siglo XIX. España ha sido un país de emigrantes hasta hace muy pocos años. Desde 1996 ha cambiado notablemente su dinámica migratoria y hoy es un país de acogida. Esta circunstancia está siendo un influyente factor de cambio socioeconómico en nuestro país, tanto por el rejuvenecimiento y los recursos humanos que aporta, como por la riqueza cultural que incorpora a la población autóctona.
Los Movimientos Migratorios Exteriores
La población española ha tenido a lo largo de la historia una clara vocación de emigrante, aunque las corrientes migratorias hacia el exterior han sido diferentes según las épocas.
Desde mediados del siglo XIX y hasta la década de 1960 se desarrolló de una forma intensa un movimiento migratorio de españoles hacia América Latina y en menor medida a EE. UU., Canadá y Australia. Fue un flujo migratorio no constante que dependía de la situación socioeconómica española y de las políticas de inmigración llevadas a cabo por cada país. Este flujo a ultramar o transoceánico se vio interrumpido a partir de los años 60, cambiando los españoles la tendencia hacia Europa.
A partir de la década de los 60 determinados países europeos (Alemania, Francia y Suiza especialmente) necesitaban mano de obra pues su débil crecimiento poblacional durante la II Guerra Mundial y la postguerra no podía cubrir la demanda de su pujante industria. En España había excedentes demográficos en el campo, las nuevas industrias no podían absorber a todos los trabajadores y los salarios europeos eran más altos, así que por motivos laborales emigraron más de un millón de españoles. El perfil de estos emigrantes era el de adultos jóvenes, varones, poco cualificados (agricultores, peones de la construcción y obreros industriales) que desempeñaron los trabajos menos cualificados y peor retribuidos en la minería, la construcción, la industria y el servicio doméstico.
A partir de 1973, la emigración permanente a Europa decayó. La crisis económica provocó paro en los países de Europa Occidental y muchos emigrantes regresaron. Actualmente estos flujos no se han paralizado, si bien es cierto que son poco significativos y que ha cambiado el perfil del emigrante, ya no se trata de personas con bajo nivel de cualificación que logran trabajos precarios y mal remunerados, sino de trabajadores cualificados, con formaciones elevadas y que aspiran a trabajos especializados y bien remunerados.
La emigración a Europa supuso en su momento una importantísima entrada de divisas enviadas por los emigrantes que contribuyeron a financiar el desarrollo económico español y a reducir el déficit comercial.
La Inmigración Reciente
Respecto a los movimientos migratorios recientes en el territorio español hay que destacar la inmigración. Este proceso ha supuesto un cambio en la dinámica demográfica de España y al mismo tiempo un cambio socioeconómico y cultural muy profundo.
El fenómeno inmigratorio cobra fuerza a partir de 1996, años en los que la economía española sufre un momento de expansión (se precisa mano de obra para la nueva agricultura de mercado, el boom constructivo y el sector servicios), unido a otros factores como las políticas de regularización y reagrupamiento familiar, la proximidad al continente africano, que convierte a España en la puerta de entrada a Europa, los lazos histórico-culturales con América Latina, y el atractivo climático que supone nuestro país para ciertos grupos del norte de Europa.
La llegada de población desde ese momento ha sido muy significativa, las cifras que recogen el total de residentes extranjeros ascienden a unos 5 millones, siendo el porcentaje entre hombres y mujeres muy equilibrado.
El mayor porcentaje de los inmigrantes se han establecido en Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, Aragón y las islas. Los porcentajes más bajos se registran en Extremadura, Cantabria, Asturias y La Rioja.
Los principales países de procedencia son países de Europa (predominando los comunitarios Rumanía, Reino Unido e Italia), Marruecos, China, Colombia y Ecuador. Los perfiles varían, predominan los jóvenes-adultos con bajo nivel de cualificación, pero también hay técnicos cualificados, jubilados del norte de Europa, etc.
De esta inmigración reciente hay que destacar sus efectos sobre la natalidad, el crecimiento real y el rejuvenecimiento que está sufriendo la población española gracias a las mayores tasas de natalidad de la población inmigrante. Desde el punto de vista económico esta población desempeñó los trabajos más duros, aquellos peor remunerados y no deseados por los españoles, aportando como población activa un incremento del PIB y contribuyendo a los gastos del estado de bienestar y al sistema de pensiones.
Problemática ligada a estos movimientos migratorios
Algunos problemas de la reciente inmigración son el incremento de las diferencias sociales, la marginación, racismo, formación de guetos, etc. Problemas que en situaciones de crisis como la actual con una mayor presión sobre el trabajo se agudizan notablemente.
En definitiva, podemos concluir señalando que los problemas demográficos generados por los movimientos migratorios son:
- Fuertes desequilibrios en cuanto a la distribución espacial de la población, con zonas densamente pobladas (se corresponden con las zonas más desarrolladas de España y que recibieron fuertes contingentes de inmigrantes en los años 60-70, y todavía siguen recibiendo hoy) y áreas que configuran auténticos vacíos demográficos (zonas de interior que coinciden con zonas con poca actividad y poco desarrollo económico, que fueron áreas donde predominaron los movimientos migratorios, y actualmente carecen de atractivo para atraer a población).
- Fuertes desequilibrios en cuanto a la estructura de la población con un excesivo envejecimiento en las zonas de emigración frente a un predominio de población joven en las zonas receptoras.
- Dependencia de la población inmigrante para suplir el escaso crecimiento de la población y la necesidad de población joven para poder cubrir en un futuro inmediato el elevado gasto en las prestaciones típicas de nuestro estado del bienestar (sanidad, pensiones, educación…).
- La competitividad por un puesto de trabajo han reforzado ciertas actitudes xenófobas y racistas, hecho que agrava e incrementa los problemas sociales de integración y de marginación de determinados grupos inmigrantes.
Análisis de la Red de Carreteras en España
1. Distribución de la red de carreteras de gran capacidad en España
La distribución espacial de la red de carreteras es irregular, pues el territorio español no presenta ni la misma densidad ni cantidad de carreteras de alta capacidad, por tanto hay fuertes desequilibrios territoriales en los transportes terrestres. Respecto a la forma de las carreteras destaca la estructura radial con centro en Madrid, del que parten los principales ejes que unen la capital con las principales ciudades de la periferia. Esta red radial ha evolucionado hacia una red mallada con ejes transversales. Ej: toda la costa mediterránea (desde Cádiz hasta Gerona), la costa atlántica, el valle del Ebro, la Vía de la Plata, el valle del Guadalquivir… En conclusión, el territorio español no está bien vertebrado por una red de carreteras de alta velocidad.
2. Causas de la distribución de la red de carreteras
- La existencia de un medio físico desfavorable. España es un país muy montañoso con una orografía compleja que complica el trazado de las carreteras y encarece su construcción.
- La densidad de población, porque las zonas más densamente pobladas coinciden con zonas de más carreteras de alta velocidad.
- El grado de desarrollo socioeconómico de cada comunidad autónoma, porque las comunidades más ricas también son las que tienen mejores comunicaciones.
- Factores políticos, porque la red radial corresponde al modelo implantado por la monarquía borbónica cuando viene a reinar a España, que responde a un modelo centralizado del estado. Este modelo se refuerza durante la dictadura de Franco y la etapa del desarrollismo.
En definitiva, las decisiones políticas son muy importantes porque deben servir para articular y vertebrar el territorio español a partir de una red de transportes equilibrada.
3. Comunidades autónomas con mayor y menor cantidad de carreteras de alta velocidad
Comunidades con más km: Madrid, País Vasco, Cataluña, Comunidad Valenciana, en general las comunidades costeras tanto del Atlántico como del Mediterráneo presentan mayor cantidad de carreteras de alta velocidad porque son comunidades más pobladas y tienen una mayor intensidad de actividades industriales y terciarias, especialmente turísticas.
Comunidades con menos km: Las comunidades del interior como Castilla La Mancha, Aragón, Extremadura, es decir, las comunidades del interior menos pobladas y con un desarrollo económico un poco inferior tienen menos carreteras.
4. Red de carreteras de Aragón y problemática asociada
Conecta a la comunidad a través de vías de alta capacidad con las comunidades vecinas, pero no todo el territorio tiene buena accesibilidad, entonces Zaragoza está mejor comunicada que Teruel o Huesca. La ciudad de Teruel es la única capital que no tiene comunicación directa con Madrid y además es una provincia que tiene muy pocos km de carretera de alta capacidad. La provincia de Huesca está mejor comunicada por el eje pirenaico, pero hay que mejorar las comunidades transpirenaicas con Francia.