El movimiento romántico en la literatura: Orígenes, características y autores

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Contexto histórico y corrientes del Romanticismo

El Romanticismo es un movimiento artístico y literario que surgió a finales del siglo XVIII en Alemania e Inglaterra. Durante la primera mitad del siglo XIX, se expandió por países como Francia, España e Italia. Su evolución está relacionada con determinados procesos históricos:

  • La Revolución francesa y el gobierno de Napoleón.
  • La Restauración (impulsada por la Santa Alianza).
  • Las oleadas revolucionarias de 1820, 1830 y 1848, que consagraron el ascenso de la burguesía al poder político.
  • La primera fase de la Revolución industrial.

En el terreno ideológico y político, en el Romanticismo conviven dos corrientes:

  • Romanticismo liberal: Busca llevar a la práctica la ideología de la Revolución francesa. Autores representativos son Lord Byron (Inglaterra), Victor Hugo (Francia) y Larra (España).
  • Romanticismo conservador: Defiende el retorno a los valores del Antiguo Régimen. Destacan autores como Walter Scott (Inglaterra) o Zorrilla (España).

El Sturm und Drang y los rasgos del Romanticismo

Algunos rasgos del Romanticismo se advierten en el llamado Sturm und Drang, una corriente literaria desarrollada en Alemania que constituyó una primera reacción contra la Ilustración y su concepción racionalista del mundo. Sus características principales son:

  • Importancia de los sentimientos y la sensibilidad (sentimentalismo).
  • El artista como genio, que crea a partir de la intuición o inspiración.
  • Exaltación de lo natural.

El máximo representante del Sturm und Drang es Johann Wolfgang von Goethe.

El Romanticismo supone una nueva forma de sentir y concebir la naturaleza y la existencia humana. Se basa en:

  • Una exaltación de la subjetividad o culto al yo, que tiene como consecuencias la exploración del interior de la conciencia y una visión pesimista y angustiada de la existencia.
  • El rechazo de las normas en las artes, el desarrollo de la literatura fantástica y de terror, y la ambientación nocturna.
  • El rechazo de la realidad, que en ocasiones nace de la oposición entre naturaleza y civilización (Rousseau). A menudo, esta consideración se traduce en la recreación de paisajes indómitos y agrestes. En otros casos, se produce un rechazo de la sociedad conservadora o se manifiesta como un choque entre el ideal romántico y una realidad insatisfactoria.

La poesía romántica

En la poesía romántica, el yo poético es un ser solitario, sumido en un profundo desconcierto existencial. El rechazo a la realidad se traduce en un anhelo irrealizable del ideal, de lo absoluto o infinito.

El sufrimiento por el desengaño o fracaso amoroso es uno de los temas preferidos, en concreto, el motivo de la amada muerta en plena juventud. Esto aparece en varias composiciones, como en algunas de Leopardi o en el Canto a Teresa, incluido en El Diablo Mundo, de Espronceda. La evocación a la joven supone un punto de partida para la reflexión sobre el destino y la fragilidad de la existencia.

La poesía romántica describe con frecuencia una naturaleza virgen, donde se halla la huella de lo sagrado. Estos rasgos responden a la exaltación de la libertad y el rechazo de la civilización propios del Romanticismo. El poeta romántico ansía recuperar esa sensación de fusión con la naturaleza.

La lírica inglesa

En la lírica romántica inglesa se distinguen dos grupos: los Poetas de los Lagos y los Poetas Satánicos.

Poetas de los Lagos

  • William Wordsworth: En sus principales poemas (La abadía de Tintern o El preludio), el yo lírico evoca instantes de fusión con la naturaleza, experimentados en la infancia o juventud.
  • Samuel Taylor Coleridge: En su producción poética cabe destacar La balada del viejo marinero, extenso poema narrativo en el que un anciano marino cuenta sus desventuras. La obra parece sugerir la oposición entre lo artificial y lo natural.

Poetas Satánicos

  • Lord Byron: Autor de poemas narrativos como El corsario, Caín o Don Juan, configura el prototipo de héroe romántico: asocial y errante, envuelto en el tedio y el vacío existencial.
  • John Keats: Entre sus poemas destacan Oda a un ruiseñor y Oda a una urna griega.
  • Shelley: Autor de la elegía Adonais y del poema Mont Blanc.

La lírica alemana

Junto con Goethe, los artistas más representativos de este momento fueron Schiller, Hölderlin y Novalis.

  • Schiller: Escribió la Oda a la alegría (canto a la fraternidad universal, que fue utilizada por Beethoven en su Novena sinfonía) y Los dioses de Grecia, donde se oponen dos esferas: una visión idealizada de la antigua Grecia y el presente, en el que la razón provoca la huida de los dioses y la desacralización de la naturaleza.
  • Hölderlin: Destacan sus elegías El archipiélago y Pan y vino, situadas en la estela de Los dioses de Grecia.
  • Novalis: Autor de uno de los ciclos de poemas más significativos del Romanticismo alemán: Los himnos a la noche, donde se establece una dicotomía entre la luz y la noche. La luz se asocia al mundo visible y material, mientras que la noche se vincula a la fe y la fantasía.

La lírica italiana

El poeta más destacado del Romanticismo italiano fue Leopardi. Sus desengaños amorosos influyeron en la angustiada visión del mundo que expresa en sus composiciones. Cultivó también la prosa, y su obra más representativa son los Cantos, en los que encontramos temas como:

  • Pesimismo: Son expresión de la desesperanza propia del Romanticismo. La vida carece de sentido y el ser humano está condenado a la infelicidad.
  • Soledad e incomunicación: El yo es un ser solitario, que busca lugares apartados y huye de la compañía de otros.
  • Desengaño vital: El recuerdo de las ilusiones de la juventud y el contraste con el dolor del presente dan lugar a una profunda amargura.
  • Amor no correspondido: Tema central del llamado Ciclo de Aspasia.

En sus composiciones predominan los endecasílabos y heptasílabos, con algunas composiciones en verso blanco.

La lírica francesa

De entre sus autores destaca Nerval, de cuya producción poética cabe mencionar:

  • El desdichado: El yo poético se presenta desolado a causa de la muerte, el rechazo de la amada o la derrota de las ilusiones.
  • Cristo en los Olivos: Una serie de cinco sonetos en los que Cristo proclama que Dios no existe. Aparece el tópico de la muerte de Dios antes de ser formulado por Nietzsche.

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