El Movimiento Obrero en España en el Siglo XIX

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El Nacimiento del Proletariado

Con la industrialización y la sociedad de clases surge una nueva clase social: el proletariado. Sometido a duras condiciones de trabajo, este grupo busca un cambio desde la clandestinidad. Las primeras manifestaciones son espontáneas y violentas, como las protestas ludistas (contra las máquinas) y las huelgas. Surgen las sociedades de socorros mutuos, financiadas con parte del sueldo de los trabajadores.

La Influencia de la AIT

En 1864 se crea la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), con dos grandes ideologías: el anarquismo y el marxismo. Con la salida de Isabel II en 1868, estos nuevos postulados teóricos entran en España. Ese mismo año, llega a España Giuseppe Fanelli, representante de la AIT ligado a la línea anarquista de Bakunin.

Expansión del Movimiento Obrero

A partir de 1869, con la Constitución, las organizaciones obreras se expanden por España y Europa, especialmente en Madrid, Barcelona, Andalucía y Levante. Destaca Alcoy, con la proclamación de la Federación Regional Española de la AIT (FRE) en 1870, fundada en Barcelona. La FRE sigue la idea de Bakunin de destruir el estado capitalista y suprimir cualquier institución o poder autoritario.

Actuaciones Violentas y el Movimiento Cantonalista

Estos postulados llevan a actuaciones violentas, como las de Alcoy en 1873, donde se unen las proclamas obreras con el movimiento cantonalista. Esta unión se ve como la única manera de abordar la reivindicación del proletariado. El movimiento federalista, que demanda una descentralización universal y libre, se convierte en el principal apoyo de los obreros.

Represión y División del Anarquismo

Estas acciones provocan el rechazo de los grupos políticos y burgueses, lo que lleva a la clandestinidad y a la desaparición de la FRE en 1881, cuando cambia su nombre a Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). El aumento de atentados divide al anarquismo en dos corrientes: los defensores de la acción directa y los que defienden la acción de masas.

El Socialismo Marxista y el PSOE

La vertiente socialista marxista de la AIT es defendida por Paul Lafargue, quien llega a Madrid en 1871 e impulsa el grupo de internacionalistas madrileños, que rivaliza con los anarquistas por el control del movimiento. Las principales ideas socialistas son ideológicas (sociedad igualitaria) y estratégicas (conquista del poder). Los socialistas buscan el acceso al poder a través de la revolución y el control de las organizaciones políticas, como los partidos socialistas.

En 1879, Pablo Iglesias funda el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la Unión General de Trabajadores (UXT). La UGT no se declara marxista para que los afiliados tengan libertad política. Se organiza en sindicatos de oficio en cada localidad. A diferencia de los anarcosindicalistas, siguen una política más moderada, con la huelga como último recurso. Buscan la jornada de 8 horas, el descanso dominical y la fiesta del 1 de mayo (1890).

Apogeo y Frustración del Movimiento Obrero

El movimiento obrero vive su mayor apogeo en 1873, coincidiendo con la Primera República, defendida durante la sublevación cantonal, que busca ampliar los derechos de los trabajadores. Este auge se ve frustrado por el giro conservador de Castelar y la Restauración con Alfonso XII. Durante la Restauración, la evolución del movimiento obrero depende del partido en el poder, alcanzando fuerza con las huelgas del siglo XX.

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