Moralidad Humana: Conciencia, Fortaleza y Templanza para una Vida Plena

Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Religión

Escrito el en español con un tamaño de 2,63 KB

La Condición Moral del Ser Humano

La moral es una dimensión ineludible del ser humano. Del ser humano puede y debe esperarse que haga el bien, evite el mal y cumpla con sus deberes. La raíz de esta condición moral del ser humano reside en que, para vivir, debe ir construyendo su propia vida, a diferencia de los animales, a quienes, por decirlo de alguna manera, se les da 'programada'. El ser humano, como persona, es protagonista de su propia vida y, a través de sus actos, se hace a sí mismo. Por sus actos, es bueno o malo, justo o injusto, digno o indigno. Y tales actos 'son morales porque expresan y deciden la bondad o malicia del ser humano'.

La Conciencia: Definición y Falibilidad

La conciencia es un saber práctico que Dios ha puesto en lo profundo del corazón humano para que le dicte lo que es bueno o malo. Este saber, al que llamamos conciencia moral, es exclusivamente propio de la persona humana y participa de su dignidad. La conciencia no es infalible; está orientada a la verdad moral, pero esta, a veces, se equivoca y da por bueno lo que es malo, por justo lo que es injusto y viceversa.

La conciencia puede no acertar, no decide soberanamente sobre lo que es bueno o malo; sin embargo, está sometida siempre a la verdad moral y a ella se ha de orientar. Todos los seres humanos somos responsables de nuestra conciencia; por tanto, es nuestra tarea formarla y hacerla adulta, lo cual requiere un compromiso serio y sincero con la verdad.

Virtudes Cardinales: Fortaleza y Templanza

La Virtud de la Fortaleza

La virtud de la fortaleza nos hace capaces de vencer el temor a los males, reales o imaginarios, que nos amenazan, incluso el de la muerte, y nos da ánimo para afrontar las pruebas de la vida y las persecuciones por seguir el camino del bien o por la fidelidad a Dios. Este valor se muestra más en el aguante y la resistencia que en el ataque violento. La confesión de la fe exige nadar siempre contracorriente. Para ello también es necesario el valor, la libertad y la valentía para defender en público nuestras propias convicciones.

La Virtud de la Templanza

La virtud de la templanza es la moderación en la satisfacción de nuestras necesidades y apetitos. En una sociedad de consumo en la que parece imperar la satisfacción de necesidades y deseos, es muy pertinente el dominio de sí mismo para encontrar la recta medida en el disfrute de los bienes de este mundo. Y es que lo peculiar del ser humano reside precisamente en que la satisfacción adecuada de sus necesidades no se logra de forma automática, sino que debe ser conformada racionalmente.

Entradas relacionadas: