Moral, Estado y Divinidad: Perspectivas de Platón, Nietzsche y Descartes
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Concepciones Morales: Nietzsche vs. Platón
En primer lugar, nos encontramos con dos maneras diferentes de concebir la moral: Nietzsche hace una crítica de la moral tradicional proponiendo una inversión de los valores, mientras que para Platón, virtud y justicia están relacionadas con el conocimiento de las Ideas.
La República Ideal de Platón
Platón establece tres clases sociales: los artesanos o trabajadores, los guardianes y los gobernantes, división que coincide con su división tripartita del alma.
Las Clases Sociales y el Alma Tripartita
1. Artesanos (Alma Apetitiva)
Así como hay una función apetitiva del alma, en el Estado hay una clase social que tiene parecidas funciones a las del alma sensible: son los trabajadores, los artesanos, los que producen las cosas necesarias para el sustento de la población. Esta clase es la más numerosa y posee las características más comunes y normales: propiedad privada, familia, etc. La virtud de esta clase social es también la templanza, la moderación; cada uno debe hacer lo que le corresponde y no lo que le apetece.
2. Guardianes (Alma Irascible)
La dimensión valerosa, el alma irascible, tiene como análogo en el Estado a la clase de los guardianes, que es la de aquellos que, previa una selección cuidadosa, estarán encargados de la custodia de la Polis, de su protección tanto interna como externa. La virtud de estos guardianes será la fortaleza, porque se necesita un gran espíritu de sacrificio para pertenecer a estos guardianes, ya que no pueden tener propiedad privada, ni hijos propios, ni familia, etc. Son realmente “funcionarios” del Estado, pues sólo viven en función de la Polis.
3. Gobernantes (Alma Racional)
De esta clase social (los guardianes) serán seleccionados los mejores, los que más sepan, y ellos constituirán la clase de los gobernantes. Se corresponden con el alma racional. Su virtud, por tanto, será la de la prudencia y la sabiduría. Su modo de vida es el conocimiento, es la búsqueda de la verdad, y su sacrificio es el peor de todos, ya que tienen que renunciar a su vida contemplativa para ocuparse de los enojosos asuntos de Estado.
La Justicia como Armonía
La justicia existirá en la sociedad cuando cada clase se ajuste a su virtud, cuando cada uno cumpla su forma de vida. La justicia es la armonía de las virtudes, es la perfección del Estado, de la misma manera que es la perfección del individuo.
El Papel de la Educación
Para conseguir esta justicia social y, por tanto, el Estado Justo, cree Platón, como creía Sócrates y también los sofistas, que hay que reformar la educación del ciudadano, estableciendo un sistema que sirva para dar ejemplos morales de conducta y perfeccionar a los hombres, sin olvidar la necesidad de que sirva también para seleccionar a los mejores en los distintos tramos de esta enseñanza.
La Cuestión de la Divinidad: Nietzsche y Descartes
Ambos filósofos abordan la cuestión de la divinidad desde perspectivas muy distintas.
Nietzsche y la "Muerte de Dios"
Nietzsche afirma “la muerte de Dios”, fundamento último de la realidad, la base que ha servido para explicarla y valorarla, fundamento que hay que eliminar.
Descartes: Dios como Fundamento
Ejemplo de considerar a Dios como fundamento de realidad es la filosofía cartesiana, que ve a Dios como una fuente de verdad y certeza. Tras aplicar el método, descubre Descartes la primera verdad: la propia existencia es lo primero dado y se da como forma de pensamiento (Cogito). Con esta verdad, Descartes descubre la existencia, pero no el fundamento de ella. Luego establece que debe existir un ser necesario que sea el fundamento de la existencia de los seres contingentes.
Argumentos Cartesianos sobre la Existencia de Dios
Para demostrar la existencia de Dios, Descartes expone tres argumentos:
- Primer argumento: Es una adaptación del argumento agustiniano de la iluminación y parte de la existencia en su mente de la idea clara y distinta de un ser que es la suma perfección; como él es imperfecto, esa idea no puede ser originada por él mismo, por tanto, sólo puede tener su origen en un ser sumamente perfecto (Dios). Dios es quien pone en su mente la idea clara y distinta de Dios.
- Segundo argumento: Basado en la contingencia tomista, dice que al descubrir la existencia de sí mismo no encuentra el fundamento de su ser, o sea, descubre la existencia pero no el fundamento de ella; luego, ésta debe encontrarse en un ser necesario y no contingente que esté fuera de él. Según Descartes, el hombre no puede ser el autor de su ser porque es imperfecto; si se hubiese creado a sí mismo, se hubiera hecho con las perfecciones que contiene la idea de Dios.
- Tercer argumento: El argumento ontológico, que afirma que él tiene en su mente la idea clara y distinta de Dios, idea que se afirma de tal modo que ha de concluir en su existencia; no puede sin contradicción no ser. Este argumento está basado en el argumento de San Anselmo, que afirmaba que si se afirma que Dios es el ser más perfecto que puede ser concebido, y se tiene en la mente la idea de Dios, Dios tiene que existir, pues si así no fuera ya no sería perfecto, pues le faltaría lo más fundamental: la existencia. Este argumento lo presenta Descartes como una necesidad matemática. De la misma manera que no se puede concebir un triángulo que no tenga los ángulos internos iguales a dos rectos, tampoco se puede concebir a Dios como inexistente.
El "Círculo Vicioso" Cartesiano
Con estas demostraciones de la existencia de Dios, Descartes convierte a Dios en garantía del criterio de verdad, de la evidencia. Y esto hace que se pueda hablar de un “Círculo vicioso” en Descartes: Dios es el que pone en mi mente la idea de ser perfecto y, por ello, es la garantía de que esa idea es clara y distinta, o sea, evidente (primer argumento); pero solo podemos estar seguros de que Dios existe porque tenemos la idea clara y distinta de Dios (tercer argumento). Solo si Dios existe puedo tener en mi mente la idea de Dios, y si tengo la idea de Dios, entonces Dios debe existir.