Monismo y Pluralismo: Explorando la Naturaleza de la Realidad en la Filosofía
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El Monismo Metafísico
El monismo metafísico es la postura filosófica que afirma que la realidad es, en última instancia, una sola entidad. La pregunta fundamental que aborda es: ¿Es la realidad una o múltiple? Los monistas sostienen que todo lo que existe es, en esencia, una única realidad.
Los Monistas Presocráticos
Los filósofos presocráticos se centraron en la búsqueda del arjé, el principio fundamental a partir del cual está constituido todo. Algunos de ellos, considerados monistas, propusieron diferentes sustancias como este principio único:
- Tales de Mileto: El agua.
- Anaxímenes: El aire.
- Anaximandro: Lo indeterminado (ápeiron), una sustancia que no podemos ver ni tocar.
- Pitágoras: Los números (y su relación con la música).
El Pluralismo Metafísico
El pluralismo metafísico, en contraste con el monismo, sostiene que la realidad es múltiple. Lo real está compuesto por distintos principios elementales que se combinan entre sí. Algunos ejemplos de pluralistas presocráticos son:
- Empédocles: Los cuatro elementos (fuego, aire, agua y tierra) unidos y separados por las fuerzas del Amor y el Odio.
- Anaxágoras: Una infinidad de "semillas" (spermata) que conforman la realidad.
- Leucipo y Demócrito: Los átomos, partículas indivisibles que constituyen la materia.
Parménides y la Filosofía del Ser
El pensamiento de Parménides representa una afirmación de la metafísica estática. Establece una distinción crucial entre el Ser, que es lo que existe, inmutable y eterno, y el No-Ser, que es lo que no existe. Según Parménides, el cambio es imposible, ya que implicaría un paso del Ser al No-Ser, o viceversa, lo cual es ilógico. Las transformaciones que percibimos a nuestro alrededor son meras apariencias, no la verdadera realidad. Para comprender el Ser, debemos utilizar la razón y no los sentidos.
Heráclito y la Filosofía del Devenir
Heráclito, en oposición a Parménides, concibe la realidad como un constante cambio, un devenir perpetuo. Utiliza la metáfora del río: el ser del río consiste precisamente en su fluir constante; si el agua se detuviera, ya no sería un río, sino un lago. Estos cambios, sin embargo, no son caóticos, sino que están sujetos a una ley cósmica, el Logos, que es producto de la tensión entre contrarios.
El Problema del Cambio en Aristóteles
Aristóteles aborda el problema del cambio introduciendo dos conceptos fundamentales en su metafísica:
- Ser en Acto: La forma en que una sustancia se presenta en un momento determinado, su realidad actual.
- Ser en Potencia: Las capacidades inherentes a una sustancia para llegar a ser algo diferente de lo que es en el presente.
Por ejemplo, un árbol es un árbol en acto, pero también es madera en potencia (puede convertirse en una mesa). Una semilla es una semilla en acto, pero un árbol en potencia.
El Cambio Dialéctico
La Dialéctica Hegeliana
La dialéctica hegeliana describe el cambio continuo de la realidad como un proceso impulsado por el enfrentamiento entre contrarios. Hegel, un filósofo idealista, describe este proceso en términos de:
- Tesis: La posición inicial o afirmación.
- Antítesis: La negación o contradicción de la tesis.
- Síntesis: La resolución del conflicto entre tesis y antítesis, que incorpora elementos de ambas pero en un nivel superior, sin la lucha inicial. Esta síntesis se convierte a su vez en una nueva tesis, dando continuidad al proceso dialéctico.
La Dialéctica en el Pensamiento de Marx
Karl Marx adopta la dialéctica hegeliana, pero la aplica desde una perspectiva materialista. Para Marx, la realidad es un proceso dinámico de cambio continuo, impulsado por la lucha de clases, que son los elementos materiales en conflicto. La dialéctica marxista, por lo tanto, se centra en las contradicciones inherentes a las estructuras socioeconómicas.
Kant y los Límites de la Metafísica
Immanuel Kant se propuso investigar los límites de la razón humana para determinar hasta dónde podemos conocer. Según Kant, este límite es la experiencia. No podemos conocer aquello que está más allá de la experiencia posible. Kant se preocupó por el estancamiento de la metafísica, a diferencia de otras ciencias que progresaban gracias a la experiencia. Dado que la metafísica se ocupa de cuestiones que trascienden la experiencia, como la existencia de Dios o la inmortalidad del alma, Kant concluye que no puede ser una ciencia en el sentido estricto. Sin embargo, reconoce que la tendencia a plantearse preguntas metafísicas es inherente a la naturaleza humana.