El Monasterio de El Escorial: Arquitectura y Legado de Juan de Herrera
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El Monasterio de El Escorial: Obra Cumbre de Juan de Herrera
El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial es una obra que encarna de manera excepcional la arquitectura española. Su fundación real, impulsada por Felipe II, contó inicialmente con los planos de Juan Bautista de Toledo, quien fue nombrado arquitecto real. Tras el fallecimiento de Bautista, Juan de Herrera asumió la dirección del proyecto, introduciendo modificaciones que consolidaron su autoría y definieron su estilo característico.
Recursos y Materiales: Una Construcción Monumental
Para la edificación de El Escorial, se emplearon todos los recursos disponibles, incluyendo materiales de diversas procedencias:
- Piedra de Colmenar
- Mármoles de Tolosa y de las canteras de Filabre
- Maderas exóticas como caoba y ébano
- Rejerías de Navarra
Organización y Perfección Técnica
La magnitud del proyecto requirió una organización exhaustiva, liderada por el propio rey Felipe II. A su lado, Fray Antonio de Villacastín actuó como "los ojos del rey", supervisando de cerca cada detalle. La estructura se completó con jefes de obra y supervisores, lo que garantizó una ejecución impecable y una gran perfección técnica. Juan de Herrera, en su afán por optimizar la construcción, incluso inventó maquinaria especializada, como grúas para el levantamiento de piedras.
Diseño y Funcionalidad: Palacio, Monasterio y Panteón
Felipe II concibió El Escorial como un complejo multifuncional que integraba un palacio, un monasterio y una iglesia, siguiendo el modelo de Yuste. Una de las grandes novedades fue la inclusión de un panteón, destinado a albergar los restos reales. El palacio albergaba una biblioteca y se organizaba como un centro de investigación, reuniendo a geómetras, farmacéuticos, químicos y matemáticos, lo que refleja la visión humanista y científica de la época.
Planta y Simbolismo: La Parrilla de San Lorenzo
La planta del complejo presenta una disposición rectangular, similar a una parrilla, con cuatro torres en las esquinas coronadas por chapiteles. Cuatro patios organizan el espacio, con la iglesia situada en el eje central y el panteón ubicado bajo el altar mayor. La forma de "parrilla" es un símbolo directo de San Lorenzo, mártir que murió quemado, y conmemora la Batalla de San Quintín, una victoria española con numerosas bajas que tuvo lugar el día de San Lorenzo.
Fachada: Austeridad y Monumentalidad Herreriana
Juan de Herrera diseñó la fachada principal con una altura uniforme, caracterizada por un ritmo de ventanas adinteladas y una notable austeridad decorativa. En su parte central, destaca una "fachada estandarte" que señala la ubicación de la iglesia, funcionando como una entrada monumental. Esta sección se distingue del paño general mediante grandes pilastras dóricas pareadas, que soportan un entablamento y un segundo cuerpo superior. Entre las pilastras, se disponen nichos ediculares de formas semicirculares y rectangulares.
El Patio de los Evangelistas: Un Espacio Renacentista
La fachada estandarte monumental da acceso al Patio de los Evangelistas, un espacio de clara influencia renacentista. Organizado a base de arcos de medio punto y los órdenes dórico y corintio, este patio crea una perspectiva armoniosa de la fachada principal y la iglesia, flanqueada por dos torres.
La Iglesia: Centralización y Austeridad Espacial
La iglesia presenta una planta centralizada con una cúpula principal. En un momento dado, se amplió con un sotocoro para acomodar al resto de la corte, transformando su planta en una cruz latina. La fachada de la iglesia, enmarcada por los claustros, muestra columnas adosadas con un ritmo particular. Los arcos de medio punto soportan el entablamento, con una línea de imposta marcada. Un cuerpo superior con esculturas remata la composición con un frontón triangular liso. Todo el conjunto exhibe un lenguaje rítmico y proporciones estudiadas, desprovisto de elementos decorativos superfluos. Los edículos generan sombras marcadas que contribuyen al ritmo visual, sin necesidad de ornamentación adicional. El interior se caracteriza por pilastras acanaladas dóricas con un entablamento que modera la sensación de altura, y una cúpula sencilla donde solo las pechinas están presentes, sin decoración alguna.