La Monarquía Visigoda: Organización Política y Poder en Hispania
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La Monarquía Visigoda: Organización Política
Los Bárbaros y el Asentamiento Visigodo
A finales del siglo IV d.C., los pueblos bárbaros presionaron las fronteras del Imperio Romano, logrando atravesar el limes e instalarse en su territorio. En el año 409, suevos, vándalos y alanos penetraron en Hispania, repartiéndose sus provincias. Los suevos se asentaron en el noroeste de la península ibérica, formando el primer reino independiente de Europa tras la caída del Imperio Romano de Occidente (476), hasta su conquista por los visigodos (585). A partir del 415, los visigodos entraron en Hispania en varias ocasiones para mantener el orden y someter a los bárbaros rebeldes, actuando como representantes de la autoridad romana en base a un foedus (colaboración militar con Roma a cambio de tierras y alimento). Tras la desaparición del Imperio de Occidente, quedaron como dueños del sur de las Galias y parte de Hispania. En el siglo VI, tras ser derrotados por los francos (507), los visigodos entraron masivamente en Hispania, estableciendo su capital en Toledo. Sin embargo, parte de Hispania se mantuvo independiente o autónoma (reino de los suevos, cántabros, vascones, dominios del Imperio Bizantino en el sur) hasta finales del siglo VI, cuando lograron dominar casi la totalidad de la península ibérica.
Fusión Visigoda-Hispanorromana
Entre visigodos e hispanorromanos se produjo una paulatina fusión, a la que contribuyó la autorización de matrimonios mixtos y la conversión de los visigodos (arrianos) al catolicismo con el rey Recaredo (589).
Organización Política
El reino visigodo se caracterizó por la inestabilidad política (guerras civiles, conspiraciones, rebeliones nobiliarias, asesinatos de reyes), favorecida por:
Elección de los Reyes
La monarquía era electiva, basada en el derecho germánico. La asamblea de hombres libres, formada por los guerreros (nobleza), entregaba el poder por aclamación a un jefe. En el reino visigodo de Toledo, el Aula Regia, formada por los nobles, intervenía en la designación de los monarcas. Tras la conversión al catolicismo con Recaredo, en el III Concilio de Toledo (589), el Concilio de Obispos cobró importancia. En una época donde la religión era un instrumento al servicio del poder político, este órgano eclesiástico orientaba las decisiones políticas. Los obispos defendían la idea de que el poder emanaba de Dios, quien lo depositaba en el rey, estando su actuación sometida a las leyes de la Iglesia.
Debilidad del Poder Real
Los reyes no contaban con medios suficientes para gobernar y hacer frente al poder de los nobles y obispos (que poseían tropas y ejercían control en sus territorios). El rey les exigía fidelidad y ayuda militar a cambio de beneficios (prefeudalismo visigótico). Muchos hombres libres se encomendaban a los nobles a cambio de protección.
El Officium Palatium y la Administración
Para las funciones de gobierno, los reyes se rodeaban del Officium Palatium, donde destacaba el Aula Regia. Este órgano, con funciones de consejo real, estaba formado por magnates designados por el rey. Tenía carácter consultivo y auxiliaba al rey en el gobierno, la elaboración de leyes y la impartición de justicia. Formaban parte del Officium Palatium los Comes, nobles que juraban fidelidad al rey y se encargaban de diferentes labores: Comes del tesoro, Comes de la recaudación de impuestos, mayordomo de palacio. Los gardingos eran los jefes militares, guardia personal del rey, que vivían en palacio. El rey los recompensaba con la concesión de tierras en usufructo vitalicio. Para el control del territorio, los visigodos mantuvieron la división provincial romana bajo el nombre de ducados. El rey delegaba su poder en Duces, con atribuciones políticas, militares y judiciales.
El Liber Iudiciorum y la Integración
La publicación del Liber Iudiciorum o Fuero Juzgo de Recesvinto (654) fue crucial para la integración de la minoría visigoda con la población hispanorromana. Esta compilación de normas jurídicas fusionó el derecho germánico (basado en la costumbre) con el derecho romano, influyendo notablemente en el origen del derecho español.
División y Conquista Musulmana
En el siglo VII, la nobleza visigoda se dividió en dos clanes que se disputaron el trono. Unos querían como rey a un hijo del rey Witiza, mientras que otros eligieron a Rodrigo. Esta división interna favoreció su derrota en el año 711 y la posterior conquista musulmana procedente del norte de África.