La Monarquía Romana: Orígenes, Evolución y Consolidación de la Ciudad Eterna (753-509 a.C.)
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La Monarquía Romana (753 a.C. – 509 a.C.)
Introducción a la Periodización Romana
La historia de Roma se periodiza en tres grandes fases en relación al régimen político. En primer lugar, la Monarquía; después, la República; y finalmente, el Imperio. A la fase primitiva de Roma le sigue la ciudad-estado, lo que se denomina como Monarquía Arcaica, período en el que se asientan los principios de la estructura ciudadana. Después, tenemos la Alta República, momento en el que se liquidan los resortes de la Monarquía. Posteriormente, se inicia la expansión de una manera abierta con claras aspiraciones sobre la hegemonía itálica y mediterránea. Los últimos siglos de la República son un período de transición, en el cual tiene lugar la crisis de la República, que supone una crisis propia del sistema, ya que Roma no puede ajustarse a criterios tradicionales cuando es ya un Imperio. Y la última fase es el Imperio, desde el Principado al Dominado, cuando el emperador es el princeps y después se convierte en dominus, el cual está por encima de los demás.
Los Orígenes de Roma: Contexto y Evidencia Arqueológica
El origen de Roma presenta un problema histórico en sí mismo. En esta etapa primitiva, Roma se enmarca en un contexto de carácter regional dentro de lo que es el Lacio. En el Lacio se desarrolla la cultura lacial y Roma sigue el mismo patrón y pautas de asentamiento que encontramos en las demás ciudades.
Sobre la configuración física donde está situada Roma, su topografía es bastante singular. Es un rasgo que solo posee Roma y que no encontramos en ciudades del ámbito latino, en el que domina un llano con barrancos y con un solo acceso natural. Roma es una confluencia de alturas que confluyen en una zona baja, que es el Foro. Las condiciones topográficas propician el asentamiento en altura con tendencia al aislamiento. Hasta que no se consiga la ocupación de la zona del Foro, la cual es una zona pantanosa, no se podrá hablar de ciudad.
La documentación arqueológica de la Edad del Bronce es escasa, pero de modo alguno indica la existencia de un asentamiento inestable ocupado temporalmente en función del pastoreo a partir de la Edad del Hierro. En el siglo X, la documentación es más consistente y continua. En esta etapa podemos hablar de un poblamiento permanente con restos arqueológicos de carácter funerario. Estas tumbas no constituyen una necrópolis única, sino que están dispersas en grandes grupos en el Foro Romano, en el Foro de César, en el Esquilino, etc. Esto da a entender que el poblamiento estaba disperso. En un momento avanzado, la zona principal de enterramiento se desplaza hacia una zona concreta en la meseta del Esquilino, pero no se abandonan las áreas previamente utilizadas. En el siglo VIII se documentan restos de habitación, con cabañas en el Capitolio y el Palatino. Todo sugiere la existencia de un poblamiento discontinuo situado en altura, con un modelo de poblamiento de aldeas, cada una con su propia necrópolis. Es una sociedad sin clases en la cual el reparto de la riqueza es igualitario. Esta riqueza está basada en el ajuar de las tumbas.
La Cohesión y Urbanización Temprana
La situación empieza a cambiar a partir del siglo VIII. Los griegos se establecen en Italia de manera permanente, en Cumas, a lo largo del siglo VIII. La presencia griega actúa como un elemento catalizador para aquellas regiones colindantes. Por lo cual, en el Lacio se empiezan a encontrar grandes cantidades de cerámica griega. La presencia de los griegos actúa como un elemento impulsor de estas primitivas poblaciones.
Roma empieza a estar más cohesionada a partir de este momento. Este proceso de unión parece que está dirigido por la población del Palatino. El poblamiento se va desarrollando, pero aún no como ciudad; incluso se crea un puerto en el Foro Boario amparado por el culto de Hércules en el Ara Máxima. Este Hércules romano no es el griego, sino que se asocia más al Melkart fenicio, en un principio. Pero se fue helenizando. Aparecen los primeros síntomas religiosos de carácter colectivo. En el siglo VII hay una extensión del poblamiento, pero con áreas vacías e intermedias. Esta extensión va acompañada de nuevas técnicas de construcción con influencia griega, con casas de piedra, paredes de ladrillo y cubiertas de tejas.