Monarquía Hispánica: Reyes, Territorios y Administración en la Edad Moderna
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Los Reyes de la Monarquía Hispánica
En la Edad Moderna, la Monarquía Hispánica fue gobernada por una serie de reyes clave:
- Reyes Católicos (1474 – 1517): Isabel de Castilla y Fernando de Aragón unieron sus coronas, creando una unión dinástica, pero manteniendo la autonomía de cada reino.
- Carlos I: Nieto de los Reyes Católicos, heredó tanto España como el Sacro Imperio Romano Germánico.
- Felipe II: Hijo de Carlos I, conocido por su poder y riqueza, aunque sufrió problemas de salud mental.
- Felipe III: Inició la era de los "Austrias menores", donde los validos ganaron poder.
- Felipe IV: Continuó la dependencia de validos, con un reinado marcado por guerras y crisis económica.
- Carlos II: Último rey de los Austrias, sin descendencia, lo que llevó a la Guerra de Sucesión Española.
- Felipe V y Luis I: Felipe V, primer Borbón, introdujo reformas al estilo francés. Tras un breve reinado de Luis I, Felipe V volvió al trono.
- Fernando VI: Implementó el Catastro de Ensenada, una importante reforma fiscal.
- Carlos III: El "Rey Ilustrado", modernizó España, especialmente Madrid.
- Carlos IV (1789 – 1808) y Fernando VII (1814 – 1833): Sus reinados fueron tumultuosos debido a la invasión napoleónica y la Guerra de Independencia. La Constitución de 1812 buscó desmontar el Antiguo Régimen.
Una Monarquía Compuesta
La unión de los reinos de Castilla y Aragón no fue una unificación política. Los reyes actuaban de forma diferente en cada corona, unidas solo en política exterior. Los intentos de unificación, como los del Conde Duque de Olivares, fracasaron. Los Decretos de Nueva Planta de Felipe V (1701-1714) buscaron aplicar leyes castellanas en otros territorios, especialmente tras la Guerra de Sucesión. Aunque la vida cotidiana no cambió mucho, las Cortes Aragonesas se integraron en las Cortes Castellanas, formando las Cortes de la Monarquía.
La monarquía era plurinacional o compuesta, incluyendo territorios americanos (virreinatos de Nueva España y Tierra Firme), italianos (Cerdeña, Sicilia y Nápoles), y la herencia flamenca con Carlos I. Portugal formó parte de la monarquía entre 1568 y 1668, manteniendo sus instituciones. Los Países Bajos se perdieron en la Paz de Westfalia (1648) y Flandes en la Paz de Utrecht (siglo XVIII).
El gobierno era "polisinodial", con el rey gobernando a través de varios consejos según el territorio. Este sistema, aunque lento, reflejaba la diversidad de la monarquía.
Gobierno y Administración en el Siglo XVIII
Las reformas de Felipe V y Fernando VI fueron cruciales. Felipe V, influenciado por el sistema francés, introdujo un gobierno de gabinete, con un Secretario de Estado que gobernaba en nombre del rey. Se crearon cinco secretarías: Estado, Guerra, Marina e India, Hacienda, y Gracia y Justicia. Los secretarios ganaron importancia, aunque coexistieron con los Consejos. El primer ministro, como Godoy con Carlos IV, lideraba el gobierno de gabinete.
Los intendentes fueron clave para el gobierno territorial, buscando centralizar la administración. Inicialmente, se enfocaron en funciones militares, pero con Fernando VI, se recuperaron las intendencias provinciales con competencias civiles, fiscales y militares. Estas intendencias fueron un antecedente de las divisiones provinciales de 1833. Sin embargo, la coexistencia de cargos antiguos y nuevos generó tensiones hasta las Reformas Liberales.