Monarquía feudal: estructura, sociedad y evolución en la Edad Media

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Estado y monarquía feudal

La monarquía feudal es un modelo, el típico, el ideal, que se da únicamente en Francia y solo en un momento concreto. Sin embargo, toda Europa experimentó un sistema feudal con sus típicas relaciones de vasallaje, aunque no se ajuste exactamente a ese modelo teórico. El sistema social del feudalismo se basa en la pirámide de las relaciones feudovasalláticas. Pero, ¿cómo se llega a eso? Con la disgregación del Imperio romano, los pueblos germánicos configuran reinos más o menos independientes. Las provincias se repliegan sobre sí mismas y tratan de defenderse del exterior. Hay que garantizar la seguridad. Inicialmente, el territorio es propiedad de un rey, pero este no tiene capacidad de defenderlo, por lo que solicita la ayuda de sus compañeros nobles. Para ello, cede parcelas de tierra en propiedad, a fin de que los nobles defiendan las tierras y las fronteras, además de acudir en su ayuda y asesorarlo (auxilium y consilium). El pacto se establece mediante un juramento feudovasallático. Ese es solo el primer escalón. Supongamos ahora que el noble divide a su vez el territorio y repite el juramento de fidelidad. Y esto va ocurriendo así sucesivamente. Los de abajo de la pirámide ya no son nobles, sino simples vasallos sin derechos políticos y sin transmisión de la propiedad. Lo único que se transmite es el dominio útil de la tierra. Los vasallos, sin embargo, no van a la guerra por el rey, sino por el noble inmediatamente superior, lo que genera un grave problema cuando un noble se rebela. Lo que sí es esencial es que todas estas relaciones son personales. Los que ahora llamamos vasallos, en la Edad Moderna serán súbditos del rey.

Características de la monarquía feudal

La monarquía feudal es aquella que está limitada de forma determinante por su dependencia del apoyo militar que ha de prestarle la nobleza. A cambio de investir el feudo en un noble, el rey recibe el homenaje que implica el consilium y el auxilium. La relación feudovasallática se repite en diferentes niveles. Al final de la cadena, el señor que ofrece la tierra es noble, pero el que la recibe es un vasallo y recibe la tierra solo en el dominio útil, para cultivarla y mantenerse con ello a sí mismo y al noble. Insistimos: este sistema feudovasallático exige unas vinculaciones personales. Se distinguen dos tipos de dominios sobre la propiedad:

  • Dominio directo: corresponde a los dominios de los nobles, la propiedad.
  • Dominio útil (hoy, posesión): el individuo no tiene la propiedad de la tierra. Es el caso de los colonos y los arrendatarios a largo plazo.

Esto, unido a la propiedad condicional, es la base de ese derecho del que estábamos hablando. Las transmisiones de propiedad se hacen de forma personal, a cambio de un juramento. Si dicho juramento se viola, la propiedad pasa a su anterior dueño. El único que tiene toda la propiedad es el rey. Pero la Iglesia tiene poder sobre el rey porque puede disolver los vínculos a través de la excomunión. Teóricamente, el rey ostenta mucho poder, pero en la práctica está sometido a los nobles y a la Iglesia. Partimos, en el Estado feudal, de una monarquía electiva (el rey es uno entre iguales).

Limitaciones del poder real en el Estado feudal

Eso implica que si lo eligen, pueden echarlo. El rey tiene un poder limitado y depende de sus propias fuerzas. Evidentemente, este sistema es la manera general en que se organiza la horda germánica al llegar al Imperio romano. Pero el poder tiende a permanecer y a perpetuarse. Entonces, ¿qué instrumentos tiene el rey en el Estado feudal para mantener su poder? Prácticamente ninguno, ya que el ejército está formado por la violencia privada de los nobles que le han prestado juramento al monarca. Ese ejército lo paga el noble, pero solo se puede convocar cuando no hay labores agrícolas que desarrollar. El rey a veces tiene que exigir la ayuda. Los gastos del soberano son pocos, casi limitados a los de su casa, a la corte. Los puede pagar perfectamente de las rentas de las tierras que posee. No suele haber fiscalidad o, en caso de haberla, es muy precaria. La administración tampoco resulta muy necesaria. Es reducida y escasamente especializada. Hay una cancillería encargada de guardar el sello real. El siguiente paso será el de la exigencia de la firma real para autentificar los documentos. La cancillería también se encarga de las relaciones con los estados extranjeros, y la llevan personas del clero, que eran las que sabían leer y escribir. Ocasionalmente, los nobles acudían ante la presencia del rey, para ofrecer su consejo, lo que va a ser el origen de las Cortes o Parlamentos.

La sociedad estamental

La sociedad que exige este sistema es la típica medieval, dividida en los que rezan, los que trabajan y los que guerrean:

  • Oratores: tienen derecho a ser mantenidos y su deber es el de rezar y mantener el celibato.
  • Bellatores (del latín bellum, guerra): tienen como derecho el de disfrutar de la propiedad de la tierra y, como deber, ofrecer sus vidas en la guerra si ello era necesario.
  • Laboratores: gozan del derecho de ser salvados y protegidos de todo el mal de la sociedad y, como deber, trabajar para mantener a los demás.

Claro que lo que hemos visto es teórico. Toda esta estructura comienza a resquebrajarse al poco tiempo de quedar constituida. A esto colabora la aparición de las ciudades y de la incipiente burguesía.

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