La Monarquía Dual de Austria-Hungría y la Segunda Revolución Industrial

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La Monarquía Dual de Austria-Hungría

La monarquía dual de Austria-Hungría surgió para abordar el problema de las nacionalidades que convivían en el Imperio austrohúngaro. A partir de 1867 el emperador austríaco Francisco José se convirtió también en rey de Hungría. El emperador nombraba un ministro de Asuntos Exteriores, uno de Guerra y uno de Finanzas, que gobernaban sobre todo el Imperio, pero tanto Austria como Hungría tenían un gobierno, un parlamento y una ley electoral propios y se encargaban de sus asuntos internos por separado.

Austria

En Austria, la Constitución reconocía las libertades políticas y se constituyó un parlamento elegido por sufragio censitario, que sería universal masculino desde 1908. El gobierno solo era responsable ante el emperador, que decidía sobre las cuestiones relevantes.

Hungría

En Hungría, en cambio, el sistema era más restrictivo y los nobles húngaros, grandes propietarios de tierras, controlaban los poderes legislativo y ejecutivo.

El Imperio Ruso

La principal característica del Imperio ruso, que condicionó toda su política, era su inmensidad territorial. A finales del siglo XIX ocupaba casi 22 millones de km² y tenía 170 millones de habitantes. Esta característica se combinaba con una densidad de población extremadamente desigual.

Rusia era un país tradicional, que mantuvo una monarquía absoluta hasta principios del siglo XX. El poder del zar era autocrático, es decir, era controlado por ninguna institución. El zar se sustentaba en la burocracia, el ejército dirigido por la nobleza, la policía y la Iglesia ortodoxa, que gozaba de una gran influencia entre la población.

Estados Unidos

En 1850 los Estados Unidos estaba formado por las trece colonias inglesas que se encontraban en la costa este de Norteamérica eran el embrión de los futuros Estados Unidos. En 1776 declararon su independencia y a lo largo del siguiente siglo llevaron a cabo una gran expansión hacia el oeste, anexionando territorios bien por conquista bien por adquisición. Este avance fue a costa de exterminar gran parte de los indios originarios de América.

Norteamérica se percibía como una tierra prácticamente virgen, en la que había muchas oportunidades de trabajo. Este imaginario contribuyó a que la inmigración procedente de Europa creciera de forma vertiginosa a lo largo del siglo XIX, especialmente en los años cincuenta, con la fiebre del Oro, menos durante la Guerra de Secesión, que duró 4 años, y de nuevo a finales de siglo, llegando a los 4 millones en 1880 y a los casi 8 en 1.900. En conjunto, vemos que el flujo de la inmigración fue irregular pero sostenido. La población total del país, pues, creció paralelamente a la inmigración. Si en 1820 había 10 millones de personas, en 1900 había más de 50 y en 1920 ya llegaba a los 100.

Comparación entre Gran Bretaña, Francia y Alemania

Entre Gran Bretaña, Francia y Alemania podemos establecer algunas diferencias:

Gran Bretaña fue el ejemplo paradigmático de la monarquía liberal. Reinaba la reina Victoria I y en el poder se alternaban los conservadores y los liberales. Francia era, de las tres, la única república. Por último, Alemania se caracterizaba por un fuerte componente autoritario y militar.

Colonialismo

- Colonia: El territorio no tenía gobierno propio, dependía totalmente de la metrópoli, que ejercía una verdadera política de ocupación. Era el caso de la India y Rodesia para los británicos, el Congo para los belgas, y África Ecuatorial y África Occidental para los franceses.

- Protectorado: El territorio mantenía formalmente el gobierno indígena, pero en la práctica la metrópoli imponía un gobierno paralelo. Era el caso de Egipto y Birmania para la Gran Bretaña o Marruecos, Túnez, Laos y Camboya para Francia.

- Dominio: El territorio mantenía una organización política propia, pero estaba bajo soberanía británica. Era el caso de Canadá, Australia, Nueva Zelanda y la Unión Sudafricana.

- Concesión: Territorio que se cedía a la metrópoli por un tiempo limitado. Eran concesiones Hong Kong, Shangái o zonas con recursos mineros o petrolíferos, cuya explotación se arrendaba.

- Enclave estratégico: Territorio situado en un lugar decisivo para controlar el mar, el comercio o la defensa. Era el caso de Singapur, el Canal de Suez o Gibraltar, todos ellos enclaves británicos.

- Mandato: Después de la Primera Guerra Mundial las colonias de los imperios vencidos, el alemán y el turco, pasaron a ser administrados por una de las potencias coloniales bajo la supervisión de la Sociedad de las Naciones. Era el caso de Siria y el Líbano para los franceses e Irak y Palestina para los británicos.

- Territorio metropolitano: Colonia de poblamiento en la que los colonos estaban representados por las instituciones de la metrópoli. Era el caso de Argelia, considerada una provincia francesa situada fuera del continente europeo.

La Segunda Revolución Industrial

Las principales innovaciones tecnológicas de la Segunda Revolución Industrial fueron: el uso de nuevas fuentes de energía como la electricidad y el petróleo; los nuevos medios de transporte como el ferrocarril, el tranvía, el metro, el automóvil, el barco y el avión; la expansión de las redes de telegrafía y teléfono y el desarrollo de nuevos productos y materiales.

Estos avances tecnológicos afectaron lógicamente a la industria, que, además de contar con fuentes de energía más potentes y con nuevos materiales, modificó su forma de producción, con la aplicación de métodos como la producción en serie. Por otra parte, en esta época se activó un proceso de concentración industrial.

A la práctica los cambios que experimentó el sector industrial supusieron cambios también a la hora de comercializar los productos fabricados. El resultado fue el gran crecimiento del comercio, tanto internacional tanto como interior.

La capacidad de compra de la población aumentó a la vez que aumentaba la producción, así que se desarrollaron nuevos sistemas de venta, como los grandes almacenes, que podían ofrecer la mercancía a precios notablemente más bajos. A partir de 1920 se considera que empieza la era del consumo de masas.

Podemos deducir, por lo tanto, que la vida cotidiana de las personas cambió considerablemente a lo largo de estos años: había disminuido la mortalidad como consecuencia de los progresos médicos y de la mejora de la alimentación, se modificó el tipo de trabajo que se llevaba a cabo en las industrias, se desarrollaron enormemente los medios de transporte y de comunicación, aumentó en general la capacidad de consumo y cambió la forma de consumir. Con el siglo XX llega, en definitiva, la sociedad de masas.

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