Modernismo y Novecentismo en la Literatura Española

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Modernismo y Regeneracionismo (1890-1914)

El Modernismo

Tras la gran guerra en 1914 surgen dos tendencias estéticas: el Modernismo y el Regeneracionismo. El Modernismo se originó en Hispanoamérica y se inspira en el Simbolismo y el Decadentismo francés. Fue introducido en España por Rubén Darío, que publicó su poemario Azul en 1888.

Los escritores se inspiraban en épocas pasadas, en lo marginal y en lo exótico, y perseguían el culto a la belleza y el rechazo de la mediocridad burguesa.

La Generación del 98

A partir del año 1913, Azorín utilizó el término de "Generación del 98". Los noventayochistas fueron principalmente novelistas y ensayistas, y utilizaron el paisaje castellano como símbolo de esa España tradicional y auténtica que intentaban rescatar.

El poeta más destacable fue Antonio Machado. Publicó poesías, primero claramente modernistas, como Soledades, Galerías y otros poemas, y después más regeneracionistas, como Campos de Castilla.

Miguel de Unamuno fue un destacado intelectual de la época. Sus marcadas opiniones políticas le valieron el destierro en 1924, por rechazar la dictadura de Primo de Rivera. Hacía ensayos de temas personales y agónicos, como el miedo a la muerte y la necesidad de un Dios (Del sentimiento trágico de la vida).

Pío Baroja escribió una decena de libros de cuentos y más de sesenta novelas, influido por el pesimismo y las contradicciones de la filosofía alemana de Schopenhauer.

El Teatro

La escena teatral de estos años está dominada por el teatro comercial, ya fuese género chico o género grande, algo más distinguido. Esta comedia burguesa iba dirigida a una capa social más alta y su principal representante es Jacinto Benavente, quien ponía en evidencia la hipocresía, los hábitos, los prejuicios y el egoísmo de la burguesía madrileña. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1922, por obras como Los intereses creados y La malquerida.

Alejandro Casona fue el director del “Teatro ambulante”, la principal compañía dedicada a esta labor de representar autores clásicos, especialmente del Siglo de Oro español.

El Novecentismo (1914-1939)

El Novecentismo es el conjunto de escritores que empiezan a publicar tras la Gran Guerra, una etapa desigual entre el campo y la ciudad y con gran auge creciente de los movimientos autoritarios.

Los novecentistas pretenden influir en la realidad española de su tiempo. Tienen en común la preferencia por el racionalismo, el antirromanticismo, la defensa del arte puro, el aristocratismo intelectual y un estilo cuidado, heredero de la generación del 98. Escriben principalmente ensayos, un género muy flexible, que les permite experimentar con las diferentes vanguardias al mismo tiempo que cumple la función de divulgar sus reflexiones.

José Ortega y Gasset: Destacan las Meditaciones del Quijote y España invertebrada. En ellas propone un arte puro y deshumanizado en el que se eliminan los elementos de la tradición romántica y naturalista y cuyo principal recurso es la metáfora, que supone siempre una desrealización, un alejamiento de la realidad.

Manuel Azaña: Presidente del gobierno en la Segunda República. Publicó ensayos sobre Juan Valera, Ángel Ganivet y el Quijote. Como novelista destacó con dos narraciones: El jardín de los frailes, en la que relata sus recuerdos infantiles en El Escorial, y la inconclusa Fresdeval.

Eugenio d'Ors: Escribió el Glosari, que recoge breves e ingeniosos comentarios sobre temas diversos. Escribió en castellano numerosos ensayos sobre arte, filosofía, historia, etc. Destacan entre ellos Introducción a la filosofía o Tres horas en el museo del Prado.

Gabriel Miró: Escribió novelas como Las cerezas del cementerio, en las que se observa la influencia modernista, con ambientes enfermizos y decadentes, personajes inadaptados, atmósfera sensual y tono melancólico. Más adelante tenía un estilo más personal, con una prosa muy elaborada en busca de la perfección formal, en la que destacan las prolijas descripciones de sensaciones y los ambientes con mínima acción.

Ramón Pérez de Ayala: Escribió sobre el Madrid bohemio, al principio con un estilo muy próximo al de la novela realista, claramente influido por Galdós. De esa época son Tinieblas en las cumbres y Troteras y danzaderas. Posteriormente, con novelas como Belarmino y Apolonio o Tigre Juan, predominará el componente reflexivo, la ironía, el empleo de recursos como el perspectivismo cervantino y cierto relativismo ideológico.

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