Modernidad y Posmodernidad: Un Debate en la Crisis del Capitalismo
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Ciencias sociales
Escrito el en español con un tamaño de 9,7 KB
Nicolás Casullo y el Debate Modernidad-Posmodernidad
Crisis del Capitalismo y el Estado de Bienestar
En la escena del presente confluyen varios elementos. Primero, la crisis del sistema capitalista, una crisis en el sentido de reformulación. A mediados de la década del 70, finaliza la onda expansiva de un desarrollo sostenido del capitalismo, iniciada en la segunda posguerra. Comienza la lenta hegemonía del capital especulativo financiero por sobre el clásico capital de inversión industrial.
El segundo elemento es la crisis del llamado Estado de Bienestar, un modelo característico de un determinado momento del capitalismo en nuestro siglo. Se trata de la crisis del Estado Interventor, que interviene en la sociedad decidida y categóricamente, tratando de ordenar lo social y lo político en relación con las salvajes y permanentemente cambiantes alternativas del mercado. El Estado de Bienestar había sido un garante de la política de empleo, un Estado protector y organizador de la fuerza de trabajo, lo que acá formó parte del llamado Estado populista.
Crisis de Proyectos Alternativos y Sujetos Sociales
Se registra, como tercer elemento, una crisis del proyecto político e ideológico alternativo al sistema capitalista. Crisis teórica, política, ideológica y pragmática de los proyectos socialistas, comunistas y nacionalistas, que impregnaron los procesos de los años 60.
En cuarto lugar, podemos incluir la crisis de los sujetos sociales históricos. Uno de los elementos fuertes de la década del 60 fue pensar a ciertos sujetos sociales como los protagonistas del cambio social. En este sentido, la clase obrera, como la clase dinámica, la clase explotada pero mesiánica, ya que contenía en ella la posibilidad de construir un nuevo mundo poscapitalista. Lo que se vive en nuestros últimos veinte años es una crisis profunda de este sujeto social, económico y político.
Crisis de la Sociedad del Trabajo y Formas Burguesas de lo Político
Se anota, como quinto elemento, la crisis de la sociedad del trabajo. Crisis de un modelo sociocultural paradigmático de sociedad, basada fundamentalmente en el constante aumento de sus fuerzas productivas. Estas fuerzas coincidían con la clásica inversión capitalista en la industria, con la centralidad que tenía en la historia capitalista lo fabril, la fábrica, y que hace a la cosmovisión de una sociedad basada en el trabajo de todos, en el trabajo en crecimiento, el trabajo en aumento, una sociedad del pleno empleo. Hoy, a partir de variantes tecnológicas y de recambio productivo, está en discusión esta centralidad cultural de la sociedad posible de ser leída como la sociedad del trabajo.
Aparece, como sexto elemento, la crisis de las formas burguesas de lo político y la política. Todos estos factores se conjugan entre sí, se interrelacionan, se afectan y se condicionan. En este sentido, la crisis de las formas clásicas burguesas de lo político y la política se inscribe como consecuencia. Crisis de la capacidad de actuación de la forma tradicional de partido político, de las formas tradicionales de representación, de la capacidad de persuasión de los tradicionales partidos políticos, de su posibilidad de diferenciarse política e ideológicamente entre sí frente a un Estado de la crisis que hace que cualquier partido político aparezca asumiendo el Estado y cumpliendo el mismo programa, sin casi diferencias uno de otro.
Reconversión Tecnológica e Instrumentalización Cultural
Por otro lado, como séptimo factor, se da la emergencia de un tiempo cultural de reconversión tecnológica y de revolución tecnológica, en algunos casos de enorme importancia. Esta variante cibernética informática produce el quiebre de las lógicas productivas, la desactivación de tradicionales líneas inversoras y productivas, la reformulación de tipos, categorías y niveles de trabajo, el reemplazo colosal del hombre por máquinas, el pasaje cibernético de las operatorias empresariales y gerenciales, y la planetarización del capital financiero más allá de la posibilidad de intervención de los Estados.
Como octavo elemento, se produce una instrumentalización cultural desde los poderes del capital que tienen la posesión del mensaje de masas, informativo, publicitario, ficcional, de entretenimientos y deportivo, sobre lo social. La cultura de consumo cubre la casi totalidad de los aspectos conformadores de la vida. Nos encontramos entonces con esta nueva escena histórica, donde los teóricos de la cultura, de lo social y de la historia se plantean preferentemente un tiempo reflexivo sobre qué es hoy lo moderno. Y a partir de esa pregunta, también qué fue, en qué consistió ese largo tiempo hoy en crisis que nos desconcierta o parece consumado. Un tiempo de autoconciencia de la modernidad desde diversas y múltiples lecturas indagadoras. Un tiempo donde, en la problemática discusión en el campo de las ideas, se instala un debate entre dos nociones: modernidad-posmodernidad. Modernidad que remite a aquel Proyecto de la Razón Ilustrada del siglo XVIII. Posmodernidad, como una noción conceptual que plantearía que estamos más allá, cronológicamente, de la modernidad. Se trata de un corte cultural profundo, se agotaron las razones de la modernidad, sus capacidades de dar cuenta de la propia historia.
El Debate Modernidad-Posmodernidad y sus Implicaciones
El debate modernidad-posmodernidad va a desplegarse en lo estético, en lo cultural, en lo ideológico, en lo sociológico, en lo científico y en lo político. Se da en el marco de la crisis de las lógicas económicas capitalistas, donde, además, la política muestra su incapacidad de hacer frente al mundo que nos toca vivir, y se descree de las lógicas alternativas al sistema. Se evidencia que las lógicas tecnológico-productivas desarman formas de administración del mundo. Se genera la crisis de las lógicas desde donde se pensaba el sistema y el contrasistema. Hay nuevas corrientes migratorias, hijas de una globalización económica que arroja como manadas en el planeta muchedumbres de uno a otro lado, en todos los continentes, para conformar una nueva constelación de problemáticas, de inéditos cruces y confrontaciones culturales, una nueva forma de padecer el mundo, de plantear identidad. Esta nueva escena mutante, de pérdida de identidades, de globalizaciones que creen, es la que nos compete.
La Modernidad y la Racionalización
Lo moderno fue ese proceso de racionalización a partir, precisamente, de la centralidad de la razón con base científico-técnica, que racionaliza el mundo y deja atrás las explicaciones en términos religiosos, mágicos, milagrosos y sagrados. Proceso organizado en distintas esferas del saber de la razón: la esfera cognitiva, de la ciencia; la esfera normativa, de la ética, de la moral, de la política; y la expresiva, que era el arte. La característica de lo moderno es esta conciencia de un mundo racionalizado, objetivado racionalmente como proyecto y fundamentado de verdades universales. La racionalización sería un plano ordenador del proyecto histórico totalizado, unificado, universalizado, frente a una historia múltiple como infinito desorden. La racionalidad plantea que se necesita saber y preguntarse permanentemente, humanamente, por el sentido de la historia.
Modernización Cultural y el Quiebre de la Posguerra
Junto a la modernización estructural aparece esta modernización cultural de las ideas, del pensamiento, de la reflexión, de la hipótesis del saber que señalan el sentido de la historia, que señalan su por qué en la historia, su para qué, cómo hacer la historia, qué sujeto para esa historia. Se genera un quiebre desde la segunda posguerra, donde pareciera que ya no puede dar cuenta de la razón, de las esferas del proyecto. Aparecen las variables posmodernas que, en el enjuiciamiento a la razón ilustrada moderna, se acercan a posiciones reaccionarias o a enfoques de invalidar a la propia razón crítica.
La Necesidad de una Racionalización Explicativa
Estamos en una etapa que exigirá reencontrar este proceso de racionalización explicativa, frente a los peligros que entraña salir del camino de la razón, cuestionar equivocadamente a la razón porque no da cuenta cierta, o porque no llegó a ninguna meta en relación con la felicidad del hombre tal cual se lo había propuesto y anunciado.
La Oscuridad del Futuro y el Agotamiento de Paradigmas
Hoy estaríamos situados en la oscuridad del futuro en cuanto a estas variables que racionalmente tratan, fallidamente, de dar cuenta de un proceso histórico. Se genera el agotamiento de estos paradigmas.
Lyotard y la Crisis de los Grandes Relatos
Lyotard dice que hay una crisis de los grandes relatos y aparición en su lugar de una pluralidad de relatos no totalizadores, de relatos parciales, de razones circunstanciales, de lenguajes y variables que sirven circunstancialmente en términos de eficacia para cada una de las situaciones que uno vive.
Subirats y el Abandono de la Filosofía Crítica
Para Subirats, lo posmoderno se evidencia en el abandono explícito de la filosofía crítica y sus concomitantes: el abandono de la crítica a la historia, a los poderes, a las nuevas lógicas del conocimiento.
La Estética Massmediática y la Desaparición del Autor
Ahora “todo es de todo, y nada es de nadie”, es el ilusorio mensaje de las estéticas massmediáticas donde el sello de autor desaparece de lo político, de lo programático, de la escena social, y gravitará de distintas maneras sobre una época del propio arte en su delicada frontera con el producto cultural industrial o massmediático.