Modelo bismarckiano
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3.3.4. Modelo sureño//
Los países del sur de Europa, tienen que compatibilizar las demandas de la economía con su actual sistema de protección social.
Algunos de los retos sociales con los que se encuentra el bienestar en los países con modelo sureño:
//**el envejecimiento de la población, que interviene en la demanda al alza de servicios específicos y en el aumento de la tasa de dependencia;//**bajas tasas de actividad y aumento del desempleo;//**incremento de hogares unipersonales y familias monoparentales, además de los retos que plantea la incorporación de la mujer al mundo laboral, puesto que tradicionalmente han recaído sobre ella muchos servicios que no han recibido contraprestación económica alguna. ////Los EB de España e Italia se basan en la tradición bismarckiana y muestran las mismas carácterísticas conservadoras que sistemas como el alemán. En el desarrollo de los EB de estos países han sido muy importantes las tradiciones culturales, incluidas las religiosas en relación, además, con la asignación de roles familiares de género. //El modelo sureño combina al mismo tiempo servicios basados en la tradición social demócrata y los ingresos procedentes de las remesas de la población activa. Este sistema combina dos de las carácterísticas propuestas por Esping-Andersen, por lo que se le puede denominar «dual». //Existe universalización de servicios en cuanto a la salud y la educación. En España, por ej, prevalecen atenciones mayoritariamente cubiertas: discapacidad, ancianos a través de las pensiones, seguro por enfermedad y desempleo. Se dirige principalmente a los trabajadores. El sistema se sostiene a través de contribuciones a la S.S, aunque también existen contribuciones privadas. //Este modelo protege el mercado de trabajo interno en mayor medida que otros Estados más liberales y también protege en mayor medida a los jubilados que a la población activa. Las pensiones suponen una gran proporción del gasto público, más incluso que los subsidios de desempleo, ayudas familiares, exenciones fiscales, etcétera. //El modelo de EB sureño presenta carácterísticas específicas si se compara con el modelo puramente bismarckiano, más conservador. Los servicios sociales, especialmente la educación y la salud, responden a sistemas de bienestar socialdemócratas en los que los servicios llegan a toda la población y son derechos sociales financiados por el Estado. //
La UE interviene en la configuración de la Política Social en estos países. Ha contribuido a la integración en el contexto europeo y a la introducción de reformas. Por un lado, la descentralización ha tenido como consecuencia que las iniciativas adoptadas en una regíón europea se han extendido a otras. Por otro, se han adoptado políticas sociales como consecuencia de ajustes regionales que han sido adoptadas posteriormente a nivel nacional //
Esta situación ha dado lugar a agravios comparativos, incremento de las desigualdades, y complicados procesos de negociación de la financiación de las diversas regiones. //En el caso español, más que hablar de nuevos actores sería más apropiado hablar del nacimiento de diversos modelos de acción adoptados por los actores tradicionales. Un claro ejemplo son las organizaciones sindicales y patronales que han continuado jugando un papel relevante en la configuración de políticas sociales y han llegado a acuerdos significativos con los sucesivos gobiernos durante los años 90. El ejemplo más destacado es la firma y renovaciones sucesivas del Pacto de Toledo. Se puede afirmar que, desde el período de la transición hasta la actualidad, se han llevado a cabo en España numerosas medidas a través de la política social que han consolidado el EB. Dichas medidas han seguido las pautas en el contexto de la globalización de un actor externo, la UE, desde el mismo momento de la integración española. //La globalización en los países de la UE, hace necesaria nuevas actitudes de reestructuración macroeconómica como pilar esencial de la Uníón Económica y Monetaria. Estos cambios han permitido a España constituirse como parte integrante de un área económica sólida y fuerte, alcanzando un alto grado de compatibilidad con las economías europeas. Convertirse en «europeos» también implica que los niveles de protección social no pueden ponerse en peligro, y que se deben eliminar las desigualdades a través de un uso racional y eficiente de los recursos.