Moco y Pus en Heces: Causas, Diagnóstico y Significado Clínico

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La presencia de moco puede ser reconocible macroscópicamente. Además, la presencia reconocible de moco en una muestra de heces es anormal y debe anotarse.

Si está finamente dividido y mezclado en las heces, dándoles un aspecto brillante, procede del intestino delgado.

Si el moco está en copos visibles, tiene un origen más bajo.

Si tiene forma de tiras, proviene del colon distal.

Si es gelatinoso y traslúcido, adherido a la superficie de las heces formadas, sugiere un estreñimiento espástico o una colitis mucosa.

En pacientes con alteraciones emocionales, también se observa moco, que es resultado de la excesiva tensión.

Moco sanguinolento pegado a la masa fecal indica la posibilidad de una neoplasia o de un proceso inflamatorio del canal rectal.

El moco asociado con pus y sangre se encuentra en el excremento de pacientes con colitis ulcerosa, disentería bacilar, carcinoma ulcerado de colon, diverticulitis aguda y tuberculosis intestinal.

Pacientes con adenoma velloso de colon pueden presentar una gran cantidad de moco que puede llegar a los 3 o 4 litros en 24 horas, y desarrollan frecuentemente una deshidratación importante y alteraciones electrolíticas, sobre todo hipopotasemias.

Pus en Heces

Hay abundante pus en las heces de los pacientes con disentería bacilar y con colitis ulcerosa; para su detección se precisa examen microscópico.

También ocurre en pacientes con abscesos o fístulas localizadas, comunicantes con el sigmoide o con el ano.

No hay pus en la colitis amebiana, lo que sirve de diagnóstico diferencial. Tampoco en las gastroenteritis víricas.

La Defecación

Es el vaciamiento del recto. Bajo circunstancias normales, el recto permanece vacío hasta la defecación.

Ocasionalmente, los movimientos peristálticos en masa impulsan las materias fecales desde el colon sigmoide hacia el recto. La distensión resultante de las paredes rectales estimula unos receptores presosensitivos, iniciándose un reflejo que produce movimientos peristálticos adicionales en el colon sigmoideo, más contracciones de los músculos longitudinales del recto. La contracción de estos músculos acorta el recto y los movimientos peristálticos fuerzan más las heces en el recto, aumentando la presión interior. La presión hace que los esfínteres se abran, y las heces sean expulsadas a través del ano. Las contracciones voluntarias del diafragma y de los músculos abdominales contribuyen a la defecación aumentando la presión interior del abdomen, el cual empuja las paredes del recto y del colon sigmoideo hacia dentro.

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