Mitos de Minos: Dédalo, Ícaro, Teseo y Ariadna en la Creta Antigua

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Ritos y Mitos Asociados a Minos en la Antigua Creta

El rey Minos, figura central de la mitología cretense, está intrínsecamente ligado a una vasta red de relatos. Si bien se asocian a su mito muchos otros, como los de sus hijos, Pasífae, Sarpedón o Radamantis, considero que dos de ellos destacan por su profunda significación y relevancia cultural: el de Dédalo y el de Teseo y Ariadna.

El Mito de Dédalo: Ingenio, Fuga y Consecuencias

Dédalo, un personaje de la familia real de Atenas y descendiente de Erecteo, era célebre por su habilidad como herrero y por su ingenio sin igual. Su huida de Atenas se debió al asesinato de su sobrino, otro inventor que lo superó al descubrir la sierra. Al llegar a la Creta de Minos, trabajó a su servicio, gozando de su favor en paz.

Sin embargo, tras el trágico asunto de Pasífae y el Minotauro, Minos lo encerró en el Laberinto, que él mismo había construido, junto con su hijo Ícaro. Para escapar de esta prisión, Dédalo ideó la construcción de alas con cera y plumas para él y su hijo. Lamentablemente, Ícaro pereció al acercarse demasiado al sol, derritiéndose la cera de sus alas. Otra versión sugiere que Dédalo huyó en un barco prestado por Pasífae, refugiándose en Sicilia, y que Ícaro cayó al mar. Una tercera versión relata que Dédalo inventó las velas para la navegación y así logró escapar. Minos salió en su búsqueda y, en Sicilia, se dice que Dédalo mató a Minos mientras este se bañaba, utilizando brea o agua hirviendo.

Sincretismos y Simbolismo en el Mito de Dédalo

El mito de Dédalo también presenta interesantes sincretismos. Figuras como Dédalo, Talos y Hefesto parecen ser títulos o representaciones de un mismo personaje mítico. Los relatos de Dédalo y Talos, y de Dédalo e Ícaro, parecen combinar el ritual de la quema del sustituto del rey solar (quien se había puesto alas de águila) en la hoguera de primavera, con el rito de arrojar una figura con alas de perdiz.

La huida del Laberinto se interpreta como la evasión del piso de mosaico asociado a la danza del Laberinto. Por otro lado, la huida a Sicilia se entiende como el éxodo de los forjadores de bronce nativos de Creta hacia Cumas, Sicilia y Cerdeña, a raíz de las invasiones micénicas y dorias.

Aunque Dédalo es considerado ateniense por un demo que lleva su nombre, las artes dedálicas fueron, de hecho, importadas de Creta a Atenas. Se le atribuye la invención de las velas de los barcos, lo que permitió una mayor velocidad de estos (y por ello Minos no pudo alcanzarlo en el mar), o, al menos, algún artilugio que confería mayor velocidad a las embarcaciones.

Teseo y Ariadna: El Fin del Tributo Cretenses

El rey Minos había impuesto un cruel tributo a los atenienses: cada nueve años, debían enviar siete muchachos y siete muchachas al Laberinto de Creta, donde el temible Minotauro los esperaba para devorarlos. A Teseo le tocó ir, ya sea por sorteo o por elección directa de Minos en Atenas.

Al llegar a Creta, Ariadna, hija de Minos, se enamoró de él y le ofreció el modo de escapar del Laberinto: un ovillo de hilo mágico y las instrucciones precisas sobre cómo entrar y salir. Estas incluían abrir la puerta de entrada y atar al dintel el hilo, que se desenredaría conforme avanzara. Una vez muerto el Minotauro, solo había que recorrer el camino inverso. Hecho esto, Teseo condujo a puerto a todo el grupo ateniense y llevó consigo a Ariadna, a quien, lamentablemente, abandonó en Naxos.

Interpretaciones Históricas del Mito de Teseo y Ariadna

La influencia minoica en Grecia comenzó desde el siglo XVIII a.C., a partir de los lazos comerciales impuestos por Creta. Este mito parece reflejar una rebelión de los atenienses contra los cretenses, manifestada en la construcción de una flota, la rebelión y el saqueo de Cnosos, y un tratado de paz creto-ateniense (simbolizado por el casamiento entre Teseo y Ariadna). Esto debió producirse en época micénica y no minoica.

El tributo de los jóvenes atenienses al Minotauro era exigido a Atenas, y al matar Teseo al animal o vencer en la lucha a Minos (cuyo símbolo era el toro), liberó a los atenienses de dicho tributo. Es posible que en alguna época (minoica o micénica) hubiera sacrificios humanos en Creta.

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