Mitos Griegos: Tiresias, Sémele, Palas y Aracne, Pigmalión y Atalanta

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Mitos Griegos: Historias de Dioses y Mortales

Tiresias: El Vidente Cegado por Juno

En una ocasión, Zeus y su esposa Hera discutían sobre quién disfrutaba más durante el acto sexual. Hera sostenía que era el hombre, mientras que Zeus afirmaba que era la mujer. Al no poder llegar a un acuerdo, decidieron acudir a Tiresias, quien había experimentado ambos sexos. Tiresias había golpeado con un palo los cuerpos de dos serpientes que copulaban en un bosque verde. Como resultado, se convirtió en mujer y permaneció así durante siete años. Al octavo año, al volver a ver las mismas serpientes y golpearlas nuevamente, recuperó su forma y condición natural originales.

Tomado como árbitro en esta jocosa disputa, Tiresias afirmó la opinión de Júpiter. Su respuesta provocó la ira de Hera, quien deseó que Tiresias pasara una eterna noche sin ojos. El todopoderoso dios le otorgó el don de conocer el alivio y el futuro.

Sémele: La Mortal Amada por Júpiter

Sémele pertenecía a la familia de Cadmo y Harmonía, originaria de Tebas. Cuando Hera descubrió que su marido estaba enamorado de Sémele, la engañó transformándose en una anciana nodriza. Le aconsejó a Sémele que pidiera a Júpiter, como prueba de su origen divino, que se le mostrara con todos sus atributos, tal como lo hacía cuando estaba con Juno. Obligado por la promesa hecha a Sémele, Júpiter se apareció ante ella en la plenitud de su gloria divina.

Al acercarse a él, Sémele fue carbonizada por los rayos de luz que el dios irradiaba. Júpiter logró rescatar a su hijo nonato, Baco, de las cenizas. No obstante, tuvo que ocultar al feto en su muslo hasta que pudiera nacer, y luego lo entregó a las Ninfas de Nisa.

Palas y Aracne: El Desafío del Tejido

Palas Atenea, diosa de las artes y los oficios, se enfrentó a Aracne, una joven tan hábil en el arte del tejido que se atrevió a desafiarla a una competición. Mientras Atenea tejía un tapiz que representaba a los dioses y diosas en todo su esplendor, Aracne elaboró uno que ilustraba los romances de los dioses. Atenea se enfureció por la perfección de la obra de la muchacha. Incapaz de soportar su furia, Aracne intentó suicidarse colgándose. Por piedad, Atenea cortó la cuerda y le permitió seguir viviendo, pero bajo la forma de una araña.

Pigmalión: El Amor por la Escultura

Pigmalión esculpió una estatua con la figura ideal de la mujer. Le gustó tanto su obra que se enamoró de ella y deseó que se convirtiera en un ser real. Besaba su estatua, creyendo que le devolvía los besos, y le llevaba regalos como conchas, flores y pelotas de colores. Llegado el día de las fiestas de Venus, Pigmalión pidió que su esposa fuera semejante a la de marfil. Venus, conmovida por sus súplicas, intervino.

Al regresar a casa, Pigmalión se dirigió hacia la estatua de marfil, la tocó y descubrió que tenía un cuerpo vivo. Pigmalión agradeció a Venus por lo que había hecho. La diosa asistió a su matrimonio. Nueve lunas después, la mujer dio a luz a una hija, Pafos.

Atalanta: La Veloz Cazadora y su Condición Matrimonial

Atalanta era una mujer que superaba en velocidad a los hombres más rápidos. Un día, preguntó a un dios si debía casarse, y este le respondió que no necesitaba a ningún hombre, ya que eso la haría dejar de ser ella misma. Atalanta se retiró a vivir a los bosques, donde varios pretendientes acudían a ella. Les imponía una condición para poder casarse: aquel que lograra ganarle en una carrera le concedería su mano; en caso de derrota, pagaría con su vida. Una gran cantidad de jóvenes acudieron a este desafío.

Hemeles, quien acudió como espectador, se preguntaba qué prueba tan cruel era esa. Cuando vio aparecer a Atalanta, se enamoró perdidamente de ella.

Referencias a Capítulos del Libro:

  • Libro I: Deucalión y Pirra
  • Libro III: Sémele muere abrasada
  • Libro IV: Tiresias cegado por Juno
  • Libro V: Narciso, hijo de Liriope
  • Libro VI: Narciso y Eco
  • Libro VII: Íramo y Tisbe
  • Libro VI: Palas y Aracne
  • Libro VII: Pigmalión
  • Libro X: Venus y Adonis
  • Libro X: Atalanta

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