Mitos Griegos: El Nacimiento de Baco y el Juicio de Paris

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El Nacimiento de Baco: La Tragedia de Sémele

Sémele, hija de Cadmo y de Harmonía, amada de Júpiter, concibe un hijo. La terrible Juno, airada y obcecada por los celos, decide castigar a la muchacha por el ultraje sufrido, y asume la apariencia de la vieja Beroe, nodriza de Sémele. La reina de los dioses se presenta de ese modo ante Sémele, quien, creyéndola su nodriza, comienza a hablar con ella hasta que la conversación deriva sobre el rey de los dioses. Entonces Beroe pone en guardia a la muchacha para que no se fíe del dios y la exhorta para que le exija una prueba de su verdadera identidad, sugiriéndole que pida a Júpiter que se presente ante ella como lo hace con Juno.

Al cabo de algún tiempo, Sémele, recordando las palabras de la vieja, pide a Júpiter que le ofrezca un regalo, y el dios promete darle lo que ella desee. Entonces Sémele le ruega que se le manifieste en todo su poder. Júpiter, desesperado, se ve obligado a realizar lo que se le ha pedido y se presenta ante Sémele armado de sus rayos. La muchacha, no pudiendo soportar el tremendo resplandor, se quema. No obstante, Júpiter logra salvar al hijo que la joven esperaba extrayéndolo del seno materno y se lo cose dentro de su muslo. Transcurrido el tiempo necesario, nace Baco, del que se dice, por ese motivo, “nacido dos veces”.

El Juicio de Paris: Origen de la Guerra de Troya

Paris, hijo de Hécuba y Príamo, rey de Troya, y hermano de Héctor. Poco antes de su nacimiento se le predijo a Hécuba que el hijo que tenía en su seno causaría algún día la destrucción de Troya. La reina, atemorizada, abandonó en el monte Ida al niño, que fue criado por pastores. A continuación, Paris se hizo reconocer por su padre, que lo acogió devolviéndole su condición de príncipe.

A Paris se le recuerda sobre todo por el episodio del famoso juicio que ocasionó la guerra de Troya. La leyenda cuenta que, durante el banquete de bodas de Peleo y Tetis, la diosa de la discordia, ofendida por no haber sido invitada, arrojó sobre la mesa de los dioses una manzana de oro con esta leyenda: “Para la más bella”. Inmediatamente surgió una disputa entre Juno, Minerva y Venus, que se pelearon por el regalo.

Para dirimir la disputa, Júpiter encargó a Mercurio que fuera al monte Ida y entregara la manzana a Paris, quien habría de elegir entre las rivales la más bella. Las diosas se presentaron ante Paris y trataron de corromperlo con el fin de obtener la manzana. Juno prometió al joven la soberanía sobre Asia entera, Minerva la sabiduría y la victoria en los combates y Venus el amor de Helena, la mujer más bella del mundo. Paris escogió a Venus y dio la manzana a la diosa del amor.

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