Mitos de Apolo y Orfeo: Amor, Pérdida y Transformación

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Apolo y Dafne: Un Amor No Correspondido

Apolo, dios del sol, la música y hábil cazador, una vez dio muerte a la serpiente Pitón en el monte Parnaso. Orgulloso de su victoria, se burló del dios Eros por llevar arco y flechas siendo tan joven. Eros, colérico, se vengó disparándole una flecha de oro, provocando su enamoramiento inmediato de la hermosa ninfa Dafne, hija del dios-río Peneo de Tesalia. A Dafne, sin embargo, le disparó una flecha de plomo, que le hizo despreciar el amor de Apolo. Además, Dafne, ninfa cazadora consagrada a Ártemis, rechazaba cualquier tipo de amor masculino.

La Metamorfosis de Dafne

En una ocasión, Apolo perseguía a Dafne, quien huía desesperadamente. La joven dirigió una plegaria a su padre, suplicándole que la transformara para escapar del asedio del dios. Su petición fue escuchada y, al instante, Dafne comenzó a convertirse en un laurel: de sus pies brotaban raíces y sus extremidades se transformaban en frondosas ramas. Desde ese momento, el laurel se convirtió en el árbol consagrado a Apolo. Una corona de laurel era el premio para los ganadores de los juegos Píticos en Delfos. Ovidio relata esta transformación en su obra Metamorfosis.

Orfeo y Eurídice: Amor Más Allá de la Muerte

Orfeo, hijo de Apolo y la musa Calíope, heredó de ellos el don de la música y la poesía. Es uno de los héroes griegos más conocidos: músico, poeta, filósofo y amante, protagonista de diversos mitos. Según los relatos, cuando tocaba su lira, todas las personas acudían para deleitarse con su música. Así enamoró a la bella Eurídice y logró dormir a Cancerbero, el perro guardián del inframundo, cuando bajó a intentar recuperar a su amada.

El Descenso al Inframundo

Algunas versiones cuentan que Eurídice murió al ser mordida por una serpiente venenosa mientras huía de un intento de violación por parte de Aristeo. Orfeo, desconsolado por la pérdida, tocó canciones tan tristes y cantó tan lastimeramente que todas las ninfas y dioses lloraron, aconsejándole que descendiera al Hades. Con su música, ablandó el corazón de Hades y Perséfone, quienes permitieron a Eurídice regresar con él a la Tierra. La condición era que Orfeo debía caminar delante de ella y no mirar hacia atrás hasta que ambos hubieran alcanzado el mundo superior y los rayos del sol bañasen a la joven.

La Pérdida Definitiva

A pesar de sus ansias, Orfeo no volvió la cabeza durante todo el trayecto. Al llegar a la superficie, la desesperación lo venció y se giró para comprobar si Eurídice lo seguía. Solo pudo intuir cómo una sombra espectral se desvanecía hacia las profundidades del abismo infernal. Orfeo, desolado, vagó solitario por la Tierra, negándose a mantener relaciones con otras mujeres. Finalmente, fue despedazado por las Bacantes de Tracia. Este mito también aparece en la obra Metamorfosis de Ovidio.

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