El Mito de Perseo y Medusa: Origen, Profecía y Hazaña
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Dánae y Perseo
Acrisio, el rey de Argos, consultó a la pitonisa (quien leía el futuro con ayuda de los dioses) para saber si iba a tener un hijo varón. La respuesta fue que no tendría ningún hijo varón, pero que su nieto, el hijo de Dánae, su hija, lo mataría y usurparía su cargo.
Cuando el rey volvió, ordenó que encerraran a Dánae en una prisión sin puertas ni ventanas para evitar que alguien se le acercara. Sin embargo, en el Olimpo, Zeus se conmovió.
Una noche, Dánae se despertó sobresaltada; sobre ella caía oro. Luego, apareció un hombre bello como un dios (Zeus). Dánae se despertó embarazada y, tiempo después, dio a luz a un niño al que llamó Perseo.
El rey descubrió lo sucedido y, para evitar matarlos directamente, decidió abandonar a su hija y a la criatura en el océano, dentro de una caja.
Dánae y Perseo fueron encontrados en una playa de una de las islas Cícladas, Sérifos, por Dictis, el hermano del rey Polidectes, quien los cuidó y alojó durante años.
Cuando Polidectes vio por primera vez a Dánae, la llevó a su palacio, enamorado. Polidectes, Dánae y Perseo vivieron juntos por mucho tiempo en el gran palacio, y el rey le hacía regalos cada vez más grandes a Dánae, quien finalmente tuvo que aceptar el compromiso.
El Desafío de Polidectes
Cuando se anunció el compromiso, Perseo y Polidectes hablaron de los regalos. Perseo consideró que los obsequios existentes eran comunes, y sugirió que un mejor regalo sería la cabeza de Medusa, una gorgona que petrificaba a quien la mirara a los ojos y que, en lugar de cabello, tenía serpientes. Medusa era la más feroz de las tres gorgonas.
Perseo aceptó el desafío que le planteó Polidectes: traer la cabeza de Medusa y no volver hasta conseguirlo.
La Búsqueda de Medusa
Durante su viaje, Hermes se le apareció a Perseo y lo llevó donde las Grayas, hermanas de las gorgonas, quienes le indicarían dónde encontrar a estas últimas.
Las Grayas eran feas y compartían un solo ojo y un solo diente. Perseo les arrebató el ojo y el diente, y les exigió que le dijeran:
- Dónde encontrar a las gorgonas (Esteno, Euríale y Medusa): En una caverna más allá del territorio del gigante Atlante.
- Con qué tres objetos vencerlas: sandalias aladas para llegar, una alforja (bolsa) mágica y el casco de Hades.
Hermes le dio a Perseo su hoz de oro (la que usa "la muerte") y se fue. Unas ninfas le indicaron la guarida de las gorgonas.
Perseo encontró la entrada a la cueva y le pidió a Atenea que lo ayudara. La diosa de la inteligencia y de la guerra, Atenea, se le apareció, le dio su escudo y le dijo que lo usara como espejo para no mirar a Medusa a los ojos.
La Victoria sobre Medusa
Perseo entró en la cueva y, con la hoz, decapitó a Medusa mientras dormía. Guardó la cabeza en la alforja mágica. De la sangre derramada en el piso surgió un gigante con una espada dorada llamado Crisaor y un caballo alado, Pegaso.
Perseo se puso el casco de Hades, que lo volvió invisible, y escapó montado en Pegaso. De la bolsa caían gotas de sangre que se convertían en serpientes, lo que explica la abundancia de estas criaturas en el desierto.
La noche siguiente, Hermes se le apareció a Perseo, y este le devolvió la hoz, las sandalias y el casco de Hades (¡pero se quedó con la bolsa!).
El Regreso y la Profecía Cumplida
Mientras Perseo dormía, un gigante intentó sacarlo del lugar, advirtiéndole que era peligroso. Perseo se negó a irse, y el gigante intentó matarlo. Perseo le mostró la cabeza de Medusa, petrificándolo. Luego se dio cuenta de que el gigante era Atlante, ¡el que sostiene el cielo!
Cuando Perseo regresó a Sérifos, Dánae se había escapado con Dictis (a su casa). Polidectes pidió ver la cabeza de Medusa, y así encontró su muerte.
Perseo quiso volver a Argos. Acrisio, padre de Dánae, escapó para salvar su vida. Perseo reinó en ausencia de su padre.
En Larisa, donde se encontraba Acrisio, se celebraban unos juegos y Perseo quiso participar. Durante la competencia, accidentalmente mató a su abuelo con un disco, cumpliendo así la profecía: Nadie escapa a su destino.