El Mito de la Caverna de Platón: Interpretación y Significado

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Contextualización

La vida de Platón se desarrolla en plena decadencia de la polis democrática, una época de tensión y crisis en Atenas. Pertenecía a una poderosa familia aristocrática que lo orientó hacia la política. Sin embargo, Platón desconfiaba de la joven democracia ateniense, ya que consideraba que esta propiciaba la corrupción.

El texto a comentar pertenece al libro VII de La República, obra en la que Platón diseñó un modelo de sociedad perfecta, alejada del relativismo político y moral que predominaba en su época. En esta sociedad ideal, el poder estaría en manos de los más capacitados, es decir, de los filósofos.

Ideas Principales

1. Explicación de los símbolos:

  • El interior de la caverna representa el mundo sensible, y la hoguera, el sol del mundo físico.
  • La salida al exterior de la caverna y el conocimiento de lo que allí hay simbolizan la difícil ascensión del alma al mundo de las Formas.

2. La Idea del Bien:

El último escalón del conocimiento es el Bien, causa de lo más real de los dos mundos. El Bien posibilita el conocimiento y es imprescindible para obrar rectamente en lo ético y en lo político.

Explicación de las Ideas y Relación con la Teoría del Autor

Como podemos ver, la idea del Bien es el pilar fundamental de la filosofía platónica y el fin al que el alma debe orientarse si pretende alcanzar el conocimiento universal, meta de la anámnesis.

Sobre la existencia de este concepto moral universal basará Platón su intento de restaurar la vida moral y política ateniense, que pasaba por una situación de crisis. Esta crisis era, tanto para Platón como para Sócrates (su maestro), responsabilidad de las enseñanzas impartidas por los sofistas (relativismo y escepticismo).

Frente a los sofistas, Platón y Sócrates defienden que solo si existe el Bien universal y puede conocerse, tienen fundamento unas leyes morales y políticas a salvo de la mudanza y variación de las de su época. Por ello, la intención de la filosofía platónica es fundamentalmente política y paidéutica. Así entendemos que el libro VII de La República esté dedicado a la educación del filósofo-gobernante. Este libro empieza con la alegoría del mito de la caverna, en la que se nos muestra la situación de la humanidad antes y después de recibir educación. Sócrates describe una cueva donde los prisioneros, atados de pies y manos, solo pueden ver las sombras proyectadas en la pared, creyendo que esas sombras son la realidad. Un prisionero logra liberarse y comienza un difícil ascenso hacia el exterior de la cueva. Primero ve sombras más claras y luego, al llegar afuera, descubre un mundo real y luminoso, donde finalmente puede ver el sol, la fuente de toda verdad y conocimiento.

Al principio, sus ojos no están acostumbrados a la luz, pero con el tiempo puede ver con claridad. Después, regresa a la cueva para intentar liberar a los demás prisioneros, pero estos se resisten, pensando que su cambio lo ha vuelto loco.

Este mito simboliza el proceso de aprendizaje y liberación del conocimiento, desde la ignorancia hacia la verdad.

Como hemos señalado, el texto aclara el significado de los símbolos empleados por Platón en este mito y nos hace comprender que el interior de la cueva representa el mundo físico, aparente e ilusorio, mientras que el exterior corresponde con el mundo considerado real por Platón, el de las Formas puras universales. Los prisioneros pensaban que la cueva era la verdadera realidad, de la misma manera que la humanidad no educada adecuadamente considera que el mundo sensible es el real. Sin embargo, tras recibir una formación que reoriente la mirada del alma, saldremos de la cueva, es decir, descubriremos, no sin dificultad, lo auténticamente real, que no es sensible. Pero mientras el hombre se deje llevar por el testimonio de los sentidos, seguirá atado de pies y manos a lo físico, como los prisioneros de la alegoría. Solo cuando permita a la parte racional de su alma realizar el camino dialéctico ascendente que lo aparta de lo físico, accederá el hombre a la auténtica realidad inmaterial. Para quien no recorra este camino, el conocimiento se limitará a lo sensible y no le aportará más que pura opinión plagada de relativismo y separada de la auténtica ciencia.

Esta última solo puede hallarse cuando el objeto del conocimiento no varía en ningún contexto o circunstancia, ni bajo perspectiva alguna.

Por tanto, la salida de la caverna, es decir, el conocimiento dialéctico, asciende por una realidad en cuyo escalón superior se encuentra, tal y como describe el texto, la idea suprema: "En el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la Idea del bien".

"En el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la Idea del bien".

Vemos, pues, que no todas las Ideas son igualmente importantes: el mundo inteligible está jerarquizado, siendo su cúspide el Bien supremo, universal y absoluto. Describe ahora el texto las tres funciones principales de la idea del Bien en el pensamiento platónico:

Funciones de la Idea del Bien

Función ontológica

El Bien es la causa última de todo lo bueno y recto en el mundo físico, como el sol lo es para la luz y la visibilidad.

Función gnoseológica

Así como el sol permite ver los objetos físicos, el Bien ilumina las Ideas y permite entenderlas.

Función ética y política

Solo quien conoce el Bien tiene la sabiduría necesaria para actuar correctamente en la vida personal y pública. Esto lleva a Platón a afirmar que solo los filósofos, que han alcanzado el conocimiento del Bien, deberían gobernar la ciudad. Así, el conocimiento del Bien no solo es fundamental para la verdad, sino que también es esencial para vivir y gobernar correctamente.

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