El Misterio de la Santísima Trinidad: Un Dios en Tres Personas

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La Revelación de Dios como Trinidad

El Dogma de la Santísima Trinidad

El dogma de la Trinidad significa que Dios es uno y trino, es decir, tres personas en un solo Dios: Dios Padre, Dios Hijo (Jesús) y Dios Espíritu Santo. Esto es un dogma de fe porque es la forma en la que Dios se ha revelado al mundo.

La Génesis de la Doctrina Trinitaria en el Nuevo Testamento

Ninguna de las tres personas actúa por separado, aunque son personas distintas.

  • En la Biblia no aparece la palabra Trinidad.
  • Aunque el término Trinidad está ausente en el Nuevo Testamento, sí que está presente de alguna forma con los nombres Padre, Hijo y Espíritu Santo.
  • Al Padre se le llama de manera formal Dios porque es el origen de todo; al Hijo se le suele llamar Jesús, lo que de un modo implícito lo eleva a la categoría divina; y el Espíritu es el enviado de parte del Padre por el Hijo.
  • Entre Jesús y el Padre hay una profunda intimidad.

La Trinidad a lo Largo de la Historia: Principales Corrientes

El Modalismo afirma que las personas de la Santísima Trinidad adoptaban distintos aspectos o modos (un solo ser en tres modos). El Subordinacionismo afirma que los sujetos estaban subordinados unos de los otros. La distinción existente entre el Padre y el Hijo era totalmente subordinada. Basilio diferenció entre los términos absolutos y los términos relativos. Y Tomás de Aquino subraya las relaciones entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, asumiendo que Dios tiene una misma naturaleza.

Un Dios “Diferente” y Comunitario

Dios es vida y es amor y, por tanto, en virtud de su propio ser, no es un ser solitario, sino que está constituido por un intercambio eterno de un amor infinito.

La unicidad de Dios puede integrar en sí misma una forma de pluralidad que permita al amor amar a un ser verdaderamente otro. Su intercambio amoroso supone una verdadera alteridad.

Entre las personas divinas funciona una relación de lo mismo y de lo otro. El Padre, el Hijo y el Espíritu poseen la misma naturaleza divina, pero son diferentes por sus relaciones de origen.

El Intercambio Trinitario: Fuente de Creación y Salvación

Dios vive la experiencia de un amor que es don e intercambio, y eso le mueve a crear un ser a su imagen, con el que pueda entrar en relación de amor y donación.

Dios es Padre porque ha hecho la experiencia eterna de amor con su propio Hijo. Su paternidad inagotable e infinita constituye la fuente de la creación y de la salvación.

La paternidad de Dios es, a su vez, el ofrecimiento al hombre de una fraternidad con el Hijo único, “primogénito entre muchos hermanos”.

Por amor, el Hijo ha asumido nuestra condición humana para liberarnos del pecado y comunicarnos su propio Espíritu.

La Cruz: Revelación Dinámica de la Trinidad

En la historia de la salvación, que culmina en la Encarnación, Muerte y Resurrección de Jesucristo, la Trinidad se nos revela dinámicamente. En la cruz se manifiestan las tres personas de la Trinidad: el Padre que envía al Hijo y lo entrega a la cruz; el Hijo, que, en actitud de obediencia filial, se desprende de sí mismo y, con ello, revela su origen divino; el Espíritu Santo que los une a ambos. En la cruz se revela la paternidad del Padre que engendra a su Hijo en medio del sufrimiento que viene de los hombres. En la cruz, el Hijo entrega al Padre su Espíritu, que será el don del Padre y del Hijo al mundo.

Toda la realidad de amor, velada en la cruz, se manifiesta plenamente en la Resurrección: el Padre resucita al Hijo por el poder del Espíritu. En la cruz, el Hijo entrega su Espíritu al Padre; en la Resurrección, el Padre devuelve el Espíritu al Hijo para que retorne a la vida en su humanidad y para su difusión entre los hombres. Jesús resucitado exhala el Espíritu sobre sus discípulos para que, con el poder de este mismo Espíritu, puedan perdonar los pecados.

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