Miguel Hernández: Tradición y Compromiso en su Poesía

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Compromiso Social y Político

Nacido en 1910 en una familia humilde, Miguel Hernández es considerado uno de los poetas más significativos del siglo XX. Uno de los aspectos más importantes de su obra es la fusión de tradición e innovación, fruto de la temprana lectura de los clásicos españoles y de la influencia de las vanguardias.

En marzo de 1934, viaja por segunda vez a Madrid, comenzando una nueva etapa que lo desprenderá del influjo de Orihuela. Esto provocará una crisis personal y poética de la que saldrá su voz definitiva. En esta época, entabla amistad con algunos miembros de la Generación del 27 y El poemario de la destrucción o el amor se convierte en su libro de cabecera, decantándose por la poesía impura.

En 1931, se incorpora a un proyecto educativo español para combatir los altos índices de analfabetismo, marcando el inicio de su compromiso social. La Guerra Civil obliga a Miguel Hernández a dar el paso al compromiso político, siendo nombrado jefe del departamento de cultura. Esta poesía quedará recogida en Viento del pueblo, donde demuestra que comprende el poder transformador de la palabra, así como su función social y política.

Viento del pueblo es un poemario comprometido formado por múltiples composiciones que denuncian las injusticias y se solidarizan con el pueblo oprimido. La voz poética se alza para proclamar el amor a la patria, educar en la lucha por la libertad e increpar a los tiranos. Su optimismo comienza a diluirse al comprobar la insensibilidad de Europa hacia el drama español, provocándole una profunda depresión que intensifica su vena antiburguesa.

Pese a la alegría por el nacimiento de su primer hijo, la poesía hernandiana deriva hacia un pesimismo intimista, debilitando su fe en el hombre. A esta etapa pertenece El hombre acecha, donde pasa de exaltar a los héroes a lamentarse por las víctimas.

Miguel Hernández entregó a su esposa un manuscrito titulado Cancionero y romancero de ausencias, que contenía poemas escritos a raíz de la muerte de su primer hijo. Se trata de un libro unitario pero inconcluso, que se fue ampliando con poemas desde la cárcel. Con este poemario alcanza la madurez poética con composiciones sencillas de la lírica popular, abordando los temas más recurrentes de su mundo poético: amor, vida y muerte.

En síntesis, el compromiso social y político de Miguel Hernández se percibe con nitidez en su voz poética, que exalta a los hombres que luchan contra la injusticia, lamenta el dolor de las víctimas y reprende a los explotadores de la patria.

Tradición Literaria

Miguel Hernández se inspira en la tradición literaria, especialmente en Luis de Góngora, quien se convierte en su principal referente. El gongorismo se aprecia en su primer poemario, Perito en lunas, una obra que se inserta en la corriente de la poesía pura e incorpora una amplia gama de recursos característicos.

Los poemas de Perito en lunas se transforman en verdaderos acertijos poéticos, en imágenes vanguardistas cercanas a la greguería, lo que lo aproxima a Ramón Gómez de la Serna. El rayo que no cesa se relaciona no solo con el surrealismo, sino también con la tradición, tomando la métrica clásica y los motivos temáticos del Cancionero de Petrarca, donde la amada es idealizada y presentada como la causa del sufrimiento del poeta. Bécquer también influyó en la obra de Miguel Hernández.

Cancionero y romancero de ausencias está enlazado con una corriente revitalizadora que continúa con Machado. Otra influencia en su poesía es el neopopularismo, presente no solo en su último poemario, sino también en Viento del pueblo. Miguel Hernández busca una poesía más directa y cercana a los oprimidos, una poesía que pone de manifiesto su carácter oral y épico. Emplea el romance y el verso octosílabo, que hunden sus raíces en la poesía tradicional.

En los años 30 llega una nueva vanguardia: el surrealismo, un nuevo romanticismo e irracionalismo que dará lugar no solo a lo humano, sino también a lo social y político. Esta característica se aprecia en El rayo que no cesa, que fusiona la poesía impura y la metáfora surrealista con la tradición literaria española. Viento del pueblo plasma el giro hacia la poesía impura.

En la obra de Miguel Hernández se origina una simbiosis entre tradición y vanguardia, evolucionada por el artista y por sus necesidades.

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