Miguel Hernández: Poesía, Compromiso Social y Evolución Política
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El Compromiso Social y Político en la Poesía de Miguel Hernández
En la primera etapa de **Miguel Hernández**, etapa de expresión religiosa y conservadurismo, el poeta defiende el trabajo y la renuncia voluntaria a las pasiones. Su primera obra teatral publicada es una obra religiosa: Quien te ha visto y quien te ve y sobras de lo que eras. En el libro critica los actos revolucionarios de los campesinos, anarquistas, comunistas y sindicatos obreros.
La situación social y política de la época era la misma que a finales del s. XIX: una oligarquía territorial, un clero conservador y una clase militar autoritaria. **Miguel Hernández** sí aporta propuestas de mejora en sus escritos. El gran compromiso del poeta es defender la tierra, dignificar al hombre del campo y concienciarlo de sus derechos.
Las causas de la transformación son: la nueva vida de **Miguel Hernández** en Madrid, los cambios de la política y las nuevas amistades. Así comienza un nuevo periodo que reivindica sus derechos, la del pueblo trabajador.
Vivió tremendos acontecimientos, como la caída de la monarquía, el comienzo de la II República y el estallido de la Guerra Civil. La crisis social y política hace que la poesía se identifique con la impureza.
Abandona la poesía pura y católica de antes e inicia en 1935 una poesía impura, que se define por su proximidad con la libertad y la defensa de los valores humanos.
**Hernández** se decanta por el bando republicano y cultivará una poesía de propaganda y aliento que paseará por las trincheras, pero también aparece la inquietud social y la esperanza en el hijo.
Los dos libros poéticos de esta etapa son Viento del pueblo y El hombre acecha. Son libros en donde predomina su aliento épico, pero son distintos: el primero constituye el optimismo y lo combativo por la esperanza en la victoria; el segundo, el pesimismo de la guerra, ya sin necesidad de tomar partido. Sin embargo, el poeta cierra el libro con un poco de esperanza en “Canción última” (“Pintada, no vacía: pintada está mi casa...”).
Toda la obra de **Miguel Hernández** recoge un profundo contenido de peso social de orígenes humildes (“Si yo salí de la tierra...”).
Una de las facetas más importantes fue su preocupación por el trabajo, la explotación del asalariado, la pobreza o el hambre, como se muestra en la poesía social “El niño yuntero”. En “Las abarcas desiertas” añade una mayor ternura que se transformará en indignación en “Aceituneros”.
Después de su viaje a la URSS hay poemas dirigidos a exaltar la política soviética: como sus poemas sobre Stalin, destacando el poema “Canto a Rusia”, en que exalta a Lenin, describe un país de trabajadores felices.
Los poemas políticos son los que menos interesan estéticamente hoy, pero sitúan a **Miguel Hernández** como modelo del hombre de letras comprometido con la libertad y la justicia y la alfabetización del pueblo.