Miguel Ángel: El Genio Escultórico del Renacimiento Italiano
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La Escultura del Cinquecento: Búsqueda de Grandiosidad y Monumentalidad
La escultura del Cinquecento se caracteriza por la búsqueda de la grandiosidad y monumentalidad en sus obras. Este enfoque es consecuencia de una ferviente actividad arqueológica que puso al descubierto una gran cantidad de obras antiguas. Estas piezas clásicas tuvieron una profunda influencia en temas como el desnudo, las representaciones heroicas, mitológicas y los retratos.
Miguel Ángel Buonarroti: El Escultor Supremo del Siglo XVI
Miguel Ángel Buonarroti es, sin duda, el más grande escultor del siglo XVI. Desarrolló su prolífica carrera en Florencia y Roma, sirviendo a la influyente familia Medici. Su inigualable maestría en el manejo de distintos materiales, como el mármol y el bronce, lo consolidó como la figura central de la escultura del Cinquecento.
Inicios y la Influencia de Donatello
En sus inicios, durante su etapa florentina, se puede apreciar la marcada influencia de la obra de Donatello. Este maestro anterior impactó profundamente a Miguel Ángel, especialmente por el gran interés que Donatello ponía en la anatomía de sus composiciones.
Obras Clave de Miguel Ángel
La Piedad (1499)
Ubicada en la Basílica de San Pedro del Vaticano, La Piedad es una escultura de bulto redondo, realizada en mármol. Representa a la Virgen María como madre de Dios, eternamente joven y bella. Lejos de manifestar una madre doliente, la figura refleja un concepto de belleza suprema. Se trata de una composición piramidal que muestra a Jesucristo muerto, yaciendo sin sufrimiento alguno sobre las rodillas de la Virgen.
David (1504)
La monumentalidad y la tensión interna se intensificaron en sus figuras, un claro ejemplo es su David, esculpido para la Plaza de la Signoría de Florencia. David es representado en un momento de máxima concentración y energía, estudiando a su rival y preparando sus fuerzas para el asalto. La obra no captura la acción en sí, sino la tensión contenida, lo que explica la figura musculosa y poderosa. Miguel Ángel rompe con las convenciones del Quattrocento al colocar dos miembros del mismo lado en movimiento y al agrandar intencionadamente ciertas partes del cuerpo (un efecto conocido como "agigantamiento") como manos, pies y dedos, para acentuar la perspectiva y el impacto visual.
El Moisés (1513-1516)
Esta imponente escultura formaba parte, en un principio, de las seis estatuas que constituirían el monumento funerario del Papa Julio II. El Moisés es el máximo exponente de la fuerza expresiva y la terribilità del artista, un concepto que denota una intensidad emocional y una grandeza sobrecogedora.
Los Sepulcros de los Medici (1521-1534)
Situados en la Capilla de San Lorenzo, solo se llegaron a realizar los sepulcros de Julián de Medici y Lorenzo de Medici. Ambas figuras están sentadas, pero concebidas con un espíritu diferente: Julián, como un general romano; Lorenzo, que apoya la cabeza en la mano, como un pensador. A los pies de la figura de Julián, se encuentran las alegorías del Día y la Noche; a los pies de Lorenzo, la Aurora y el Crepúsculo.
Etapa Final: La Piedad Rondanini
De su etapa final, la más dramática y cargada de pesimismo, destaca la Piedad Rondanini. Esta escultura, apenas esbozada, denota la más amarga de las expresiones de Miguel Ángel, reflejando una profunda introspección y un estilo más despojado.