Métrica y Estilo en el Romancero Gitano de Lorca: Tradición e Innovación Poética

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Métrica y Versificación en el Romancero Gitano

Desde el punto de vista de la métrica y versificación, el romance lorquiano sigue en gran medida las características del romance tradicional. Sin embargo, se pueden apuntar ciertas particularidades estilísticas que prueban una tendencia innovadora dentro de un esquema conservador.

Longitud de los Romances

Los romances más cortos pertenecen más bien a la primera época de redacción, como, por ejemplo, el «Romance de la luna, luna» (36 versos) y «La monja gitana» (36 versos); los más largos, más bien a la última fase redaccional, como el «Romance de la Guardia Civil española» (124 versos), el «Martirio de Santa Olalla» (74 versos) y «Thamar y Amnón» (100 versos), aunque la línea divisoria de volúmenes no coincide, desde luego, rigurosamente con la línea cronológica.

El Verso Octosílabo y sus Particularidades

El verso utilizado mayoritariamente es el octosílabo dentro de la estrofa del romance, debido al carácter épico del poemario y a la raíz popular del verso español. A pesar de un cómputo métrico y un sistema de rimas, normativamente basados en números pares, el total de los versos del Romancero gitano es impar: 1.103 versos.

Irregularidades Métricas

No solo el romance precursor, bien llamado «Romance con lagunas» —un romance muy sui generis que cuenta un número impar de versos (69 versos)—, sino que dos romances más ofrecen esta misma característica: «La casada infiel» (55 versos) y el «Romance del emplazado» (57 versos). En ambos casos, el fenómeno se debe a la prenotación, al principio del romance, de un número impar de versos con rima asonantada.

Ejemplo de Irregularidad Métrica: «La casada infiel»

En «La casada infiel» son tres versos en forma de copla y anuncian, como en un espejo invertido, el desenlace de los tres versos finales:

vv. 1-3
a) Y que yo me la llevé al río
b) creyendo que era mozuela,
c) pero tenía marido,
vv. 53-55
c) porque teniendo marido
b) me dijo que era mozuela
a) cuando la llevaba al río.

La Rima en el Romancero Gitano: Fidelidad y Libertad

En la rima, el Romancero gitano es, en general, fiel a la tradición de la asonancia en los versos pares. Pero aquí también el poeta se permite algunas libertades, muy dentro de la línea de las innovaciones formales que el Modernismo ya había puesto de moda.

Variedad y Función de la Rima

Catorce romances se limitan a lo que el romancero tradicional tenía como regla: una sola asonancia que atraviesa y unifica fónicamente toda la composición. Algunos romances que se dividen en secciones tienen una asonancia diferente por cada sección. En dichos casos se ve cómo el sistema de la rima corresponde funcionalmente a un sistema de estructuración que unifica el poema. Se observa, sobre todo, la gran variedad de rimas (14 rimas diferentes), entre las que se cuenta alguna (en -í) muy poco frecuente en la tradición del romance.

Estructura Estrófica y Secuenciación

Algunos romances se subdividen en secciones mayores (I-II-III), en las que las rimas cambiadas subrayan esta división textual. En los demás romances, las subsecciones vienen simplemente marcadas por un sistema de asterisco(s) de separación.

Romances Monoestróficos y Secuenciación

Un solo romance consiste en un único bloque estrófico sin la menor subdivisión secuencial: «La monja gitana». La situación final es, efectivamente, idéntica a la inicial: lo ocurrido lo es solo en la fantasía de la monja y no parece haber cambiado nada en su comportamiento. De ahí la adversativa y el verbo de la situación final: «Pero sigue con sus flores».

En los demás romances, las secuencias narrativas conllevan movilidad y cambio, ya sea de espacio, ya de tiempo, ya de personaje(s), ya de perspectiva, lo que legitima la introducción de elementos de separación, ya asterisco(s), ya blancos. Fuera de «La monja gitana», romance monoestrófico, no hay más que un romance que se limita al simple empleo de blancos para su repartición estrófica, con exclusión de asterisco: el «Romance de la luna, luna». El propio Lorca empleó en alguna ocasión, incluso para este romance, la repartición con pausa mayor.

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