Metamorfosis de Odiseo en la Odisea: Un Viaje Épico

Enviado por Chuletator online y clasificado en Griego

Escrito el en español con un tamaño de 5,41 KB

La Odisea: El Regreso de Odiseo a Ítaca

Canto VI: El Encuentro con Nausícaa

En el palacio de los feacios habitaban Alcínoo y su hija Nausícaa. Odiseo despertó en ese lugar y fue, desnudo, a comprobar de quiénes provenían aquellas voces que lo habían sacado de su sueño. Las doncellas quedaron sorprendidas al verlo y tan solo Nausícaa permaneció impasible ante su llegada. Nausícaa, impresionada por su forma de hablar, le proporcionó alimento y ropas. Tras esto, Odiseo se lavó y Atenea le proporcionó el aspecto de un hombre más robusto y más alto. Nausícaa se sorprendió ante la nueva apariencia de Odiseo, tanto que lo asemejaba con un dios y exclamó el deseo de que ojalá un varón como tal fuera su esposo.

Canto XIII: El Regreso a Ítaca y la Transformación en Mendigo

Tras contar su relato a todos, los feacios lo alabaron; el rey ordenó que se le diesen regalos y que los remeros estuvieran listos. Entonces Odiseo fue a dormir; al día siguiente agradeció la ayuda de los feacios y emprendió su partida. Atenea, transformada en un joven pastor, le explica a Odiseo dónde está, después se da a conocer y lo ayuda a esconder en la cueva de las ninfas los tesoros recibidos durante su viaje. Además, le hace ver por fin la realidad y le muestra Ítaca tal y como es. Tras esto, Atenea lo transforma en un viejo mendigo con el fin de que nadie lo reconozca, ni siquiera su esposa Penélope, y pueda así tramar el cómo deshacerse de los hombres que pretenden a su esposa, con ayuda de la diosa hija de Zeus una vez más.

Canto XIV: El Encuentro con Eumeo

Odiseo se dirigió a las porquerizas en busca de Eumeo —el mayoral de los cerdos—, de quien recibe hospitalidad e información de los acontecimientos que están sucediendo en sus casas (muchos hombres devoran los víveres de Odiseo y allí permanecen viviendo a su costa y pretendiendo a su mujer, aguardando el día que esta elija alguno de ellos). Sin darse a conocer, Odiseo, metamorfoseado en mendigo, le augura que Odiseo iba a regresar a la patria, cosa que Eumeo no cree al principio, pues muchos “como él” habían ido ya allí como charlatanes que traían noticias de Odiseo, las cuales ni Penélope ni Telémaco creían ya. Eumeo también le cuenta el viaje que Telémaco emprendió y que los pretendientes traman darle muerte.

Canto XVI: La Revelación a Telémaco

Telémaco llegaba a su patria al amanecer, evitó la emboscada de los pretendientes y, como Atenea le había dicho, se dirigió a la porqueriza. Allí, viendo Odiseo que se acercaba alguien, le dijo a Eumeo que un amigo suyo se acercaba. Apareció entonces Atenea, dirigiéndose a Odiseo como tal y diciéndole que ya era hora de que revelara su verdadera identidad al que era su retoño para caminar los dos a la ciudad a infligirles la ruina y la muerte a los pretendientes, lucha a la que ella misma se uniría. Al haber hablado, tocó a Odiseo con su vara de oro y le devolvió su aspecto y la túnica y el mando bien lavados. Al verlo, Telémaco creyó que era un dios, mas su padre le reveló su verdadera identidad, ante lo cual el muchacho seguía sin dar crédito. Al decirle Odiseo que le había ayudado Atenea, el muchacho se abrazó dolorido a su padre dejando ir su llanto.

Mientras tanto, Eumeo y un heraldo le daban a Penélope la noticia de que Telémaco había llevado a cabo su hazaña y se hallaba en la patria. Los pretendientes, al no haber podido matar a Telémaco durante su viaje, meditaban su ruina una vez hubieron regresado a Ítaca. A Penélope entonces se le ocurrió enfrentarse a sus fatuos e inicuos galanes preguntándole a Antínoo por qué maquinar la muerte de Telémaco y no honrar al que en súplica llega al amparo del gran Zeus. Tras esto, Eurímaco le aseguró que no había de temer la muerte de Telémaco, pues él no lo permitiría. Tras esto, Atenea vertió el sueño en los ojos de Penélope, mientras Odiseo era transformado de nuevo en mendigo, a la vez que Telémaco se dirigía a Eumeo, que estaba ya de regreso, preguntándole si había llevado a cabo su labor. Acabado esto, gozaron de un banquete y se fueron a dormir a sus lechos.

Canto XVIII: La Lucha con Iro

Otro mendigo —Arneo— llegó entonces al palacio de Odiseo, y comenzó a insultar a Odiseo (en forma de anciano mendigo) con la intención de echarlo del palacio. Odiseo lo desafió y se inició una lucha entre ambos. A todos hizo gracia esta lucha, ya que un anciano se enfrentaba contra un hombre fuerte y musculoso; el que ganara se llevaría una cabra y asistiría a todos los banquetes, y ningún otro mendigo lo haría. Mientras, el perdedor se iría a la isla del rey Équeto, que le cortaría la nariz, el pene y las orejas. Comenzó la lucha, e Iro pegó a Odiseo en el hombro, pero Atenea hizo más prócer el cuerpo de Odiseo y pegó en el cuello a Iro, e Iro se desmayó. Odiseo fue aclamado y recogió su cabra.

Canto XXII: La Venganza de Odiseo

Odiseo se despojó de sus ropas y comenzó a matar a todos, empezando por lanzar una saeta contra Antínoo. Los pretendientes entonces amenazaron a Odiseo, pero este no se dejó intimidar. Reveló entonces a todos su identidad y todos los galanes se asustaron porque no había forma de escapar. Telémaco, siguiendo los consejos de su padre, fue a coger las armas de Odiseo.

Entradas relacionadas: