Metafísica: Raíces Profundas del Pensamiento Humano sobre la Realidad
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La metafísica es la rama más abstracta de la filosofía. La naturaleza exacta de su objeto ha sido constantemente discutida, del mismo modo que lo han sido su utilidad y validez a lo largo de la historia del pensamiento.
Orígenes de la Metafísica: Más Allá de Aristóteles
Aunque Aristóteles es ampliamente reconocido como el fundador de la metafísica como disciplina sistemática, él mismo sitúa el origen de este saber en tiempos anteriores. Cita, por ejemplo, “la ciencia de la verdad inaugurada por Parménides y Anaxágoras”. Además, menciona a los pitagóricos para indicar su influencia en Platón, un gran pensador metafísico por su clara defensa de un mundo más allá del mundo sensible. Incluso hace referencia a los sacerdotes egipcios en su obra Metafísica. Estas indicaciones nos permiten hablar de la metafísica antes de Aristóteles en un doble sentido: como una actitud de apertura ante lo trascendental y como una reflexión inicial acerca del origen de las cosas.
La Metafísica como Actitud de Apertura a lo Trascendental
En este sentido, el origen de la metafísica se puede situar en el momento en el que los seres humanos muestran indicios de una creencia en un mundo más allá. Esa actitud da lugar a una apertura hacia una realidad trascendente, divina, anterior o superior a la realidad sensible.
- En la Prehistoria: El hecho de los enterramientos, la disposición de los cuerpos y las ofrendas sobre ellos apuntan a una incipiente, pero clara, conciencia simbólica sobre una vida en el más allá. Según Arsuaga, la esmerada elaboración y la localización del “bifaz de Atapuerca” en la fosa común de la Sima apunta a un pensamiento simbólico-religioso de hace 4.000.000 de años.
- En la Civilización Egipcia: Encontramos también una gran preocupación por la vida de ultratumba y por el culto a los dioses. El deseo de eternidad se refleja en su estética, pues los grandes volúmenes de sus construcciones arquitectónicas pretenden superar el paso del tiempo. Con respecto a los dioses, las almas son conducidas ante el tribunal de Osiris tras la muerte.
- Los Caldeos y Asirios (Mesopotamia): También habían divinizado las fuerzas naturales y los astros. Para calmar su cólera y obtener su protección era necesario ofrecerles dones valiosos. El palacio asirio es un observatorio para mirar los astros y un santuario para adivinar lo que depara la voluntad de los dioses.
- En la Cultura de Hallstatt (Centro de Europa): Se acompañaba a los muertos con armas (espadas, hachas), utensilios domésticos (cuencos de bronce, vasos de cerámica), adornos personales (cuentas de ámbar) y con muebles y ornamentos de oro o de plata (si el difunto era miembro de un grupo destacado).
- En la Mitología Griega: También se observa la misma inquietud que entre los caldeos y asirios. Homero habla de divinidades marinas, Océano y Tetis, como inicio de todo. Hesíodo explica el origen de las cosas a partir del Caos, Éter y Eros.
- En la Religiosidad Oriental (Orfismo): El orfismo consideraba que el alma tiene un origen puro, pero que, por alguna culpa, está condenada a vivir unida a la materia. A través de la ascesis corporal, el cuerpo se liberaría y retornaría a su origen divino. Esta concepción influiría significativamente en la filosofía de Platón.
Los grandes temas que marcaron la metafísica occidental durante siglos ya aparecen dibujados en las religiones y los mitos que preceden al pensamiento racional: la preocupación por el origen del mundo, la inmortalidad del alma y el problema de la divinidad.