El Mercado Ta Matete de Gauguin: Simbolismo, Crítica y Estilo Postimpresionista

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El Mercado Ta Matete de Gauguin: Simbolismo y Crítica en la Polinesia Postimpresionista

La obra El Mercado Ta Matete, un óleo sobre lienzo realizado por Paul Gauguin en 1892, es una pieza fundamental del postimpresionismo. Esta creación se inspira en una fotografía que Gauguin había tomado de un fresco egipcio de la XVIII dinastía, fusionando así referencias culturales diversas en su particular visión artística.

Contexto y Simbolismo

La obra representa un mercado donde jóvenes tahitianas se ofrecen a colonos y turistas occidentales, a menudo interpretadas como prostitutas. En ella, se aprecia claramente la influencia del arte egipcio, especialmente en las poses de los cuerpos, que Gauguin consideraba el aspecto más relevante del arte primitivo. Esta influencia se manifiesta en la combinación de la visión de frente y la de perfil en las figuras.

Gauguin ofrece una visión crítica de esta realidad. Su preocupación radica en la excesiva civilización de la cultura oceánica, en contraste con el mundo salvaje y prístino que él anhelaba. Como un hombre civilizado que buscaba sumergirse en un mundo incivilizado, critica la explotación de las jóvenes, quienes aparecen representadas de manera recatada, con una vestimenta que apenas deja ver su cuerpo, lo que subraya la paradoja de su situación.

Los gestos y posiciones de las mujeres no solo reproducen en parte la iconografía egipcia, sino que también recuerdan a las bailarinas javanesas que Gauguin había visto en la Exposición Universal de París, y a donde estuvo a punto de viajar. Esta influencia se observa particularmente en las largas vestimentas. La expresión facial no es una prioridad para el artista; las figuras son casi inexpresivas, lo que contribuye a su carácter enigmático.

Concretamente, se observan cinco muchachas que se muestran, cuatro de ellas sentadas y una de pie que parece destacar. Todas están situadas en un paisaje exótico, que refuerza la atmósfera de la Polinesia.

Composición y Encuadre

En el encuadre, se aprecia la influencia de la fotografía, así como una doble perspectiva. La composición es notablemente plana. No solo las figuras carecen de modelado, sino que el ambiente también es bidimensional, con elementos casi adheridos al fondo y escaso volumen. En este contexto, aparecen figuras masculinas que evocan los jeroglíficos egipcios. La composición, capturada casi de frente, presenta un encuadre fotográfico que recorta algunas partes, intensificando la sensación de instantánea.

Color y Luz

En cuanto al color, se mantiene el estilo sintetista o cloisonista, característico de Gauguin. El artista crea un espacio amplio mediante el dibujo, que posteriormente rellena con color. Utiliza líneas de contorno con un color independiente del contenido interior, aplicando colores casi uniformes, sin modelado ni sombreado, y muy vivos. Se alternan colores cálidos y fríos, que contrastan con los ocres y castaños, generando una vibrante armonía cromática.

La luz parece provenir de la parte superior izquierda, proyectando sombras. Estas sombras son de color arbitrario (granates, lilas), independientemente del objeto que las produce. De hecho, Gauguin emplea colores arbitrarios en casi todos los elementos de la obra (árboles, cielo, etc.), priorizando la expresión y el simbolismo sobre la representación mimética de la realidad.

Visión Artística

En El Mercado Ta Matete, Gauguin busca representar un mundo salvaje, con gentes que se mueven al ritmo de pueblos antiguos, caracterizadas por gestos sencillos y miradas profundas pero poco expresivas, lo que confiere a la escena un carácter poco dinámico. Esta obra es un testimonio de su búsqueda de lo primitivo y su crítica a la occidentalización de las culturas no europeas.

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