Mecanismos de Manipulación Electoral y Caciquismo en la Restauración Española
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Manipulación Electoral y Caciquismo en la Restauración Española
Manipulación electoral.
A todos les interesaba el control del proceso político de las elecciones por los beneficios que se derivaban de él. El turno en el poder quedaba garantizado porque el sistema electoral invertía los términos propios del sistema parlamentario, en el que la fuerza mayoritaria en un proceso electoral recibe del monarca el encargo de gobernar. El control en el proceso electoral se ejercía a partir de dos instituciones: el ministro de Gobernación y los caciques locales. El ministro de Gobernación era quien elaboraba la lista de los candidatos que deberían ser elegidos (encasillados) y quien nombraba los diputados ajenos a la circunscripción, los llamados “cuneros”. (Dicho de un candidato o diputado a Cortes: Extraño al distrito y patrocinado por el Gobierno.) 25% diputados o candidatos naturales.
El Pucherazo y Otras Prácticas Fraudulentas
Manipulación electoral: Los gobernadores civiles transmitían la lista de los candidatos “ministeriales” a los alcaldes y caciques y todo el aparato administrativo se ponía a su servicio para garantizar su elección. Todo un conjunto de trampas electorales ayudaba a conseguir este objetivo: es lo que se conoce como el pucherazo, es decir, la sistemática adulteración de los resultados electorales, para conseguir la elección del candidato gubernamental; no se dudaba en falsificar el censo (incluyendo a personas muertas o impidiendo votar a las vivas), manipular las actas electorales, ejercer la compra de votos y amenazar al electorado con coacciones de todo tipo. El sistema se sustentaba en el caciquismo. Los caciques eran individuos o familias que, por su poder económico o por sus influencias políticas, controlaban una determinada circunscripción electoral, era más evidente en las zonas rurales. Todas estas prácticas fraudulentas se apoyaban en la abstención de una buena parte de la población, cuya apatía electoral se explica tanto por no permitirse representada como por el desencanto de las fuerzas de la oposición en el proceso electoral. En general, la participación electoral no superó el 20% en casi todo el período de la Restauración. El sistema dio cabida a todos los liberales que aceptaban la dinastía de Alfonso XII y la cohesión entre los partidos se hacía por medio de incentivos, repartos de empleo, favores administrativos… Estos partidos dinásticos se turnaron en el poder pacíficamente sin pronunciamientos. Cuando el partido en el poder estaba en situación de crisis… El rey le retiraba su confianza y encargaba formar gobierno al jefe del otro, entonces, el nuevo jefe de gabinete convocaba elecciones. El fraude en los resultados y los mecanismos caciques aseguraban que estas elecciones fueran siempre favorables al gobierno que las convocaba. El turnismo funcionó desde los primeros momentos de la restauración, pero a la muerte de Alfonso XII (1885) sin descendencia masculina aparentemente; ante el temor a desórdenes o a la actuación de los carlistas y de los republicanos Mª Cristina juró la Constitución (1876) ante las Cortes.
El Pacto del Pardo y el Gobierno Largo de Sagasta
Cánovas y Sagasta firmaron “El Pacto del Pardo” por el que conservadores y liberales se turnarían el poder pacíficamente. El turnismo se mantendrá hasta la 1ª Guerra Mundial, además en esta ocasión, Cánovas cede la jefatura de gobierno a Sagasta, quien gana las elecciones. Es el llamado gobierno largo de Sagasta. (1885-1890) En estos años se promulgaron algunas leyes importantes: ley de asociación (gracias a ella los sindicatos eran legales), ley de imposición de sufragio universal masculino (provoca que las sean más difíciles de controlar, a partir de 1891 las elecciones serán más democráticas), ley de abolición de la esclavitud (por la Guerra de Cuba).