Mecanismos de Defensa del Organismo: Barreras Naturales Esenciales
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Introducción a las Barreras Naturales de Defensa
Existen diferentes tipos de barreras naturales: físicas, biológicas, químicas y mecánicas. Todas ellas contribuyen a defender el cuerpo de microorganismos patógenos que puedan causarle daño.
Tipos de Barreras Naturales
Barreras Físicas
La Piel: Primera Línea de Defensa
La piel es un órgano inmunitario y constituye una barrera fundamental entre el cuerpo y el medio ambiente. En ella se produce la secreción de glándulas sudoríparas y sebáceas, que liberan ácidos grasos capaces de inhibir el crecimiento bacteriano.
Los lípidos epidérmicos son responsables de fijar la humedad y crear una barrera de permeabilidad en la piel, lo que ayuda a prevenir la penetración de bacterias y virus a través de su superficie.
La película hidrolipídica es una emulsión de agua y lípidos que cubre la superficie de la piel y actúa como barrera complementaria frente a las toxinas.
El manto ácido confiere a la piel su pH ligeramente ácido, un entorno perfecto para que prosperen los microorganismos beneficiosos (flora dérmica) y para que los microorganismos perjudiciales sean destruidos. Cuando la piel se expone repetidamente a ciertos estímulos externos, la capa córnea se engrosa para defender el organismo, un fenómeno observable, por ejemplo, en la formación de callos en manos y pies sometidos a fricción constante.
Membranas Mucosas
Las membranas mucosas recubren y protegen el interior del cuerpo. Se encuentran en la nariz, la boca, los pulmones y muchas otras partes del cuerpo. Estas membranas generan mucosidad, que las mantiene húmedas y actúa como trampa para patógenos.
Epitelios Protectores
- Tubo Digestivo: En el tubo digestivo, el epitelio de la boca y la faringe externa es de tipo escamoso estratificado no queratinizado, y su principal función es protectora. El epitelio cilíndrico simple, que participa en la secreción y absorción, reviste el estómago y los intestinos. Las células de este tipo de epitelio están unidas herméticamente entre sí. Estas uniones oclusivas evitan el paso de material digestivo entre las células, desde la luz del intestino hacia la sangre.
- Aparato Urinario: En el aparato urinario, el epitelio más característico es el epitelio de transición o urotelio, presente desde los cálices menores renales hasta la vejiga. Se trata de un epitelio pseudoestratificado con un grado de estratificación variable en función del estado de distensión del órgano. Cuando el órgano se contrae y disminuye su superficie epitelial, las células se "apelotonan" entre sí, dando la impresión de que el número de capas ha aumentado.
Barreras Químicas
El pH y el Manto Ácido
El pH del manto ácido es clave para la creación de la barrera protectora de la piel. Este manto neutraliza los agentes agresivos de base alcalina, inhibe el crecimiento de bacterias y restaura y mantiene el entorno ácido óptimo para que prospere la flora natural de la piel. Si no se pueden sintetizar lípidos esenciales de la epidermis, la piel pierde agua y se deshidrata. En este estado, la capa externa de la piel (epidermis) no puede funcionar como barrera protectora. Cuando la función de barrera dérmica está comprometida, la piel puede desecarse, volverse sensible o hipersensible.
Lactoferrina y su Función Bacteriostática
La función bacteriostática se debe a la capacidad de la lactoferrina (Lf) para ligar iones de hierro (Fe). Dado que la molécula se encuentra principalmente como apolactoferrina (forma libre de hierro) en las secreciones, tiene la capacidad de secuestrar este metal en los sitios de infección. De esta manera, priva a las bacterias de un nutriente esencial, inhibiendo su crecimiento. Sin embargo, la bacteriostasis es únicamente una medida que produce un efecto antimicrobiano temporal, y muchas bacterias han desarrollado mecanismos para recuperar el Fe secuestrado por la Lf. Este es el caso de algunas bacterias Gram negativas, las cuales sintetizan pequeñas moléculas quelantes conocidas como sideróforos.