Matrimonio, Infidelidad y Divorcio en la Antigua Atenas: Un Vistazo a las Costumbres Griegas

Enviado por Chuletator online y clasificado en Griego

Escrito el en español con un tamaño de 5,91 KB

Matrimonio, Infidelidad y Divorcio en la Antigua Atenas

En la Antigua Atenas, la vida conyugal y las relaciones extramatrimoniales estaban fuertemente marcadas por una profunda desigualdad de género. El hombre ateniense gozaba de amplios privilegios y libertades, especialmente en lo que respecta a su vida sexual y familiar, mientras que la mujer estaba sujeta a estrictas normas sociales y legales.

Las Relaciones Extramatrimoniales Masculinas

El hombre ateniense tenía el derecho total y pleno de mantener relaciones extramatrimoniales con diversas mujeres, sin tener que someterse a la justicia por ello. Estas relaciones se establecían con distintos tipos de mujeres, clasificadas socialmente:

  1. Las Concubinas (Παλλακή)

    Los maridos podían mantener relaciones estables con estas mujeres e incluso no se les negaba el derecho de acogerlas en la propia casa y de aceptar a los hijos bastardos como legítimos. Las concubinas estaban destinadas principalmente al cuidado del cuerpo del hombre y a su placer, y se esperaba de ellas una cierta fidelidad hacia su "dueño".

  2. Las Heteras (Ἑταίρα)

    Las heteras constituían la categoría más alta entre las mujeres que ofrecían compañía. A diferencia de otras, no se contentaban con ofrecer solo servicios sexuales, sino que poseían una educación esmerada, reservada únicamente para esta categoría de mujeres. Eran capaces de participar en conversaciones entre gentes cultivadas y eran únicas entre todas las mujeres de Atenas, ya que estaban capacitadas para ofrecer todo tipo de compañía intelectual y social. Además, estaban educadas para acompañar a los hombres a lugares donde ni las concubinas ni las esposas podían hacerlo. La mujer que más destacó en esta categoría fue Aspasia de Mileto.

  3. Las Pornai (Πορνή)

    Antiguamente, las pornai eran principalmente esclavas de origen bárbaro. A partir del período helenístico, muchas jóvenes esclavas se incorporaron a este gremio, y solo dejarían de serlo si eran adoptadas por su amo. Este tipo de mujeres podían estar dedicadas a alguna divinidad, destinando el dinero que recogían al cuidado del templo (prostitución sagrada). También se encontraban en la calle o en los prostíbulos, en barrios conocidos por esta actividad, como El Pireo (el puerto de Atenas) o el Cerámico de Atenas, y eran frecuentadas por marineros y ciudadanos de menor fortuna.

El Divorcio en la Antigua Atenas

El divorcio en Atenas reflejaba la misma asimetría de poder. El marido poseía el pleno derecho de repudiar a su esposa cuando él quisiese y sin motivo aparente. Si esto sucedía, la dote debía ser devuelta a la familia de la mujer. A diferencia del hombre, la mujer debía solicitar el divorcio con antelación, mostrando y explicando sus razones de desacuerdo. Así pues, un matrimonio griego podía romperse por diversas causas:

  1. El repudio del marido hacia la mujer, sin razón aparente. El marido tenía el pleno derecho a conservar la tutela de sus hijos, incluso de los no nacidos todavía. La mujer repudiada regresaba al hogar paterno, y era su kyrios (padre o tutor) quien podía concertar un nuevo matrimonio para ella.

  2. El abandono del lecho conyugal por parte de la mujer y/o el incumplimiento de las tareas matrimoniales por parte de esta.

  3. La interrupción del matrimonio por parte del padre de la novia, para que esta volviese al hogar paterno, o bien para casarla con otro hombre.

  4. En caso de viudez por parte de la esposa. Aunque no es una causa de divorcio en sí, la viuda quedaba bajo la tutela de su kyrios (hijo mayor, padre o pariente próximo), quien debía asignarle un nuevo matrimonio, especialmente si era una epikleros (heredera).

Adulterio y Legislación en Atenas

En este ámbito, es fundamental mencionar la legislación ateniense (incluyendo principios draconianos y solonianos) sobre el adulterio. La ley prohibía la venganza privada, pero establecía una excepción crucial: si un hombre (el kyrios) sorprendía a otro hombre cometiendo adulterio con su esposa, hija o hermana bajo su tutela, tenía el derecho legal de matarlo en el acto (in flagrante delicto). Este era el caso que ilustra el famoso discurso de Lisias, Ὑπὲρ τοῦ Ἐρατοσθένους φόνου ἀπολογία (Defensa por la muerte de Eratóstenes), donde Eufileto justifica haber matado al amante de su esposa.

Por el contrario, si la sorprendida en adulterio era la esposa, las consecuencias eran severas pero diferentes. La mujer adúltera era repudiada por su marido, perdía su dote y era socialmente estigmatizada, quedando excluida de ciertos ritos públicos. La ley ateniense no contemplaba la pena de muerte para la mujer adúltera, sino su exclusión social y económica.

Entradas relacionadas: