Materialismo Histórico: La Dialéctica y la Evolución Social según Marx

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El Materialismo Histórico: Una Explicación desde la Dialéctica y el Materialismo

Karl Marx, al abordar el concepto de materialismo histórico, parte de la integración de dos pilares fundamentales: la dialéctica y el materialismo. A partir de la interrelación de estas dos ideas, Marx construye su explicación sobre cómo se desarrolla la historia y la sociedad.

La Dialéctica: Un Motor de Cambio Social

  • Origen del Concepto: La dialéctica es un concepto que Marx adopta de Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Para Hegel, la realidad no es estática, sino un proceso de constante transformación y movimiento. Esta evolución se produce a través de la oposición de contrarios y una serie de síntesis que superan las contradicciones previas. La historia, en esta visión, es el resultado de este devenir, una manifestación del desarrollo de la autoconciencia.

Marx toma la dialéctica como método de comprensión, pero despoja a la realidad de su componente espiritual o ideal. En su perspectiva, la transformación de la realidad se origina en la superación de contradicciones, pero el agente principal de la historia no es la Autoconciencia, sino los seres humanos en sus interacciones con la naturaleza y entre sí.

La dialéctica en Marx presenta tres características esenciales:

  • Es un método para comprender el movimiento real de las cosas.
  • Este método no solo sirve para entender el estado actual, sino, y especialmente, para comprender las transformaciones.
  • La conclusión a la que este método conduce es la de la destrucción del estado de cosas existente.

El Materialismo: La Base de la Realidad Histórica

  • Novedad Marxista: El materialismo marxista, si bien se nutre de corrientes materialistas previas, introduce la originalidad de aplicar el método dialéctico para explicar la historia y la realidad. Sostiene que la realidad es intrínsecamente natural, pero también histórica, configurada por la acción activa y productiva del ser humano en su relación con la naturaleza y con otros individuos. De aquí surge la denominación de materialismo histórico, reconociendo la íntima conexión entre historia y naturaleza a través de la praxis.

Según Marx, lo que determina el curso de la historia es la relación dialéctica entre las fuerzas productivas (compuestas por los trabajadores y los medios de producción) y las relaciones de producción. Esta oposición dialéctica se manifiesta en la infraestructura económica, de la cual emana una superestructura ideológica (que incluye el ámbito jurídico-político y las ideas). El conjunto de la infraestructura y la superestructura constituye el modo de producción.

El motor de la historia, es decir, lo que impulsa la transición de un modo de producción a otro, reside en la oposición entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Esta contradicción se expresa a través de la lucha de clases. Cuando las fuerzas productivas alcanzan un nivel de desarrollo avanzado, entran en conflicto con las relaciones de producción existentes. Estas últimas, que antes facilitaban el desarrollo, se convierten en un obstáculo, un elemento estancado y restrictivo. Sin embargo, una formación social determinada no desaparece hasta que todas las fuerzas productivas que puede albergar se han desarrollado plenamente.

En cada modo de producción, que define un tipo específico de sociedad, este enfrentamiento dialéctico provoca la transformación de las diversas relaciones de producción. De esta manera, el modo de producción asiático dio origen al modo de producción clásico, este evolucionó hacia el feudalismo y, finalmente, surgió el modo de producción burgués o capitalista.

Las fuerzas productivas que se desarrollan en el modo de producción burgués o capitalista, según Marx, sientan las bases para la resolución de este antagonismo. Esta formación social, al agotar todas las contradicciones posibles, prepara el camino hacia una forma de producción donde no exista conflicto entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Esto ocurre cuando quienes poseen los medios de producción son también quienes realizan el trabajo. En este escenario, la reconciliación dialéctica entre los poseedores de los medios y los trabajadores eliminará el enfrentamiento que ha sido el motor del cambio histórico. Consecuentemente, la sociedad avanza en su desarrollo dialéctico hacia un comunismo de la propiedad, donde la propiedad privada de los medios de producción sea abolida. Esto marcará el fin de lo que Marx denomina la "prehistoria" de la sociedad, dando paso a la verdadera historia y al desarrollo pleno del ser humano libre y no alienado, gracias a la posibilidad del trabajo creativo.

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