Marxismo, Nihilismo y Positivismo: Fundamentos Filosóficos del Siglo XIX
Enviado por Chuletator online y clasificado en Filosofía y ética
Escrito el en español con un tamaño de 3,91 KB
Marxismo, Nihilismo y Positivismo: Tres Pilares del Pensamiento Filosófico
Marxismo
El marxismo es una corriente que se basa en la obra de Marx y Engels, principalmente en el Manifiesto Comunista de 1848 y El Capital de 1867. El marxismo es un discurso de carácter materialista que entiende que es la realidad material lo que se halla detrás de las formas de pensar, en contraposición al discurso idealista. En ese sentido, el marxismo desarrolla una concepción materialista de la historia, entendida como enfrentamiento entre clases sociales. El marxismo posee una dimensión práctica política, pues defiende que la filosofía no es sólo un instrumento de análisis teórico, sino también de intervención sobre la realidad para transformarla.
A lo largo del siglo XX, el marxismo ha conocido múltiples desarrollos en vinculación con acontecimientos políticos, como la Revolución Rusa en la que destacan Lenin o Trotski; y en asociación con otros discursos como el psicoanálisis de Reich o Marcuse, el existencialismo de Sartre y el estructuralismo de Althusser. El marxismo se revisa en la década de los 60, acentuando el compromiso de libertad, entonces en conexión con el cristianismo, surge la teología de la liberación, en autores como Negri, Gramsci o Deleuze.
Nihilismo
El término nihilismo procede del latín nihil que significa ‘nada’. Nietzsche denuncia que el nihilismo es la esencia del pensamiento de occidente desde Platón y el cristianismo, donde lo vital es condenado y rechazado en beneficio de otra existencia espiritual o suprasensible, como el mundo de las ideas o la propia idea de Dios. La voluntad de nada o de negación del nihilista tiene un momento final, según Nietzsche, cuando se niega también a Dios, y ante la falta de sentido del mundo en el que Dios ha muerto, se hace tabla rasa, se despeja el campo en que construir nuevos valores para la vida y así recuperar la alegría y el sentido de vivir. El arte de las vanguardias, el teatro de lo absurdo, el punk, el rap… son manifestaciones nihilistas en mayor o menor medida de la pérdida del sentido de la existencia, reacción con las que se sustituye la vida.
Positivismo
Desde la segunda mitad del siglo XIX, las ciencias dominan la cultura imponiendo una nueva forma de pensar en la filosofía, en la moral, en la economía, etc.; obligando al abandono de todo presupuesto metafísico para adoptar el método de las ciencias naturales, que es el de la observación fiel del fenómeno. Pasteur, Mendel y Mendeleiev son ejemplo del triunfo de la ciencia y del espíritu positivo, contrario a la metafísica, tanto o más que la Torre Eiffel o el Canal de Suez. Auguste Comte nació en Montpellier y es discípulo del socialista utópico Saint-Simon. Piensa que la Europa del siglo XIX debe por fin extender la racionalidad científica a la vida social, para crear un saber que sirva para creer y proveer. Comte defiende que la humanidad ha evolucionado en tres estadios: teológico, que recurre a Dios; el metafísico, que recurre a entidades abstractas; y el positivo o científico, que inauguró Galileo. En este nuevo estadio se abandona la pregunta sobre el por qué de las cosas, sino por el cómo o el qué, mediante la observación y la experimentación. La filosofía debe adaptarse al método positivo y debe abordar ahora el campo más complejo de estudio, que son los hechos sociales. Debe crear una física social, la sociología, de cara a obtener orden y progreso en la vida social.