Manifiesto del Frente Popular en 1936: Unión de la Izquierda Española
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Manifiesto del Frente Popular
Clasificación
Se trata de un texto histórico, en concreto de un fragmento del Manifiesto del Frente Popular, de naturaleza y tema político. Al tratarse de un manifiesto, es un documento público destinado a dar a conocer el programa del Frente Popular y los partidos que lo forman. Se redactó y publicó en 1936, en concreto su publicación se produjo el 16 de enero en “El Socialista”. Sus autores fueron representantes de los distintos partidos políticos firmantes y el contexto histórico es el del fin del Bienio Radical-Cedista y la preparación para las elecciones de febrero de 1936. El contexto internacional es de grandes tensiones políticas y en otros países, como Francia, también se realizaron coaliciones de características similares.
Análisis
Analizando el texto, observamos claramente dos partes: en la primera aparecen los partidos firmantes del manifiesto: Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, Federación Nacional de Juventudes Socialistas, Partido Comunista, POUM y Partido Sindicalista, y el compromiso que adquieren de cara a las elecciones y al cumplimiento del programa en caso de victoria electoral. En la segunda parte, aparecen sus compromisos que podemos sintetizar en:
- Amnistía para los delitos político-sociales posteriores a noviembre de 1933.
- Mejora económica y social de las clases trabajadoras.
- Compromiso de continuar con la reforma de la enseñanza iniciada en el Bienio Azañista.
Contexto Histórico
La necesidad de unir las fuerzas de izquierda contra el gobierno conservador propició que, en las elecciones del 16 de febrero de 1936, desapareciese el multipartidismo anterior. La vida política española quedó fuertemente polarizada y dividida entre derechas e izquierdas. Los partidos de izquierda (republicanos, socialistas y comunistas) se agruparon en el Frente Popular, una coalición electoral basada en un programa común que defendía la concesión de una amnistía para los encarcelados de octubre, la reintegración en cargos y puestos de trabajo para los despedidos por razones políticas y la aplicación de la legislación reformista suspendida en el bienio anterior. Los partidos de derechas se coaligaron en el llamado Bloque Nacional, constituido por la CEDA, los monárquicos y los tradicionalistas, aunque no lograron confeccionar una candidatura única para toda España ni redactar un programa electoral consensuado.
Las elecciones de febrero de 1936 se desarrollaron en calma y democráticamente. La no abstención de los anarquistas hizo que votase el 72% del censo electoral. Los votos se repartieron entre las dos fuerzas rivales: 48% para el Frente Popular y 46,5% para la derecha. El centro sólo obtuvo un bajísimo porcentaje de votos.
El triunfo electoral comportó la reorganización de la República. Manuel Azaña fue nombrado presidente de la República, con la oposición de la derecha y de una buena parte de los militares, y Casares Quiroga, presidente del ejecutivo. El gobierno, formado exclusivamente por ministros republicanos, pero apoyado parlamentariamente por los socialistas, puso rápidamente en marcha el programa pactado en la coalición electoral. Se decretó una amnistía y se obligó a las empresas a readmitir a muchos obreros despedidos a raíz de las huelgas de octubre de 1934. El gobierno de la Generalitat volvió de nuevo al poder y se restableció el Estatuto de Autonomía, mientras se iniciaban las negociaciones para la aprobación de un estatuto para el País Vasco y otro para Galicia.
El nuevo gobierno reanudó el proceso reformista y se reanudaron los asentamientos de campesinos. Para frenar los rumores golpistas, apartó del poder a algunos de los generales más proclives al golpismo y los trasladó a otros destinos (Franco a Canarias, Mola a Navarra y Goded a Baleares).
Los sectores más conservadores de la sociedad reaccionaron negativamente a los proyectos reformadores. Muchos propietarios de tierras se opusieron a las nuevas medidas. Algunos empresarios industriales cerraron fábricas y expatriaron capitales. La Iglesia católica, por su parte, temía el retorno a una política anticlerical.
El triunfo de las izquierdas trajo consigo una intensa movilización popular que creó un clima de tensión social. En las ciudades se convocaron huelgas; en el campo, los jornaleros se adelantaban a la legislación y ocupaban tierras. Los sindicatos y partidos de izquierda radicalizaron sus posiciones: los anarquistas defendían la revolución, mientras un sector del socialismo, encabezado por Largo Caballero, también se orientaba hacia posturas radicales.
Entre la derecha, Falange Española asumió un fuerte protagonismo y fomentó un clima de enfrentamiento civil y de crispación política. Fue el partido que recurrió de manera más decisiva a la violencia callejera. Grupos de falangistas formaron patrullas uniformadas y armadas que iniciaron acciones violentas contra los líderes izquierdistas. Entre los sectores más conservadores de la sociedad, empezó a tomar cuerpo la idea de un golpe de Estado militar.
Los enfrentamientos entre grupos políticos culminan con los acontecimientos del 12 y 13 de julio. El día 12 es asesinado en Madrid el teniente de la Guardia de Asalto José del Castillo. Al día siguiente, en venganza, es asesinado también el líder de la derecha Calvo Sotelo por los guardias de asalto. Este hecho parece que decidió a Franco a participar en una sublevación militar que se venía preparando desde la victoria del Frente Popular y, finalmente, se produjo en la tarde del 17 de julio.
Conclusión
El documento analizado tuvo gran trascendencia porque significó la unión de los partidos de izquierdas en un frente común para vencer a la derecha política.