El Mal en Profundidad: Tipologías, Sufrimiento y la Visión Cristiana

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Dimensiones del Mal: Tipologías y Comprensión

Tipologías del Mal

Topología Conceptual-Ética

  • Mal de Culpa: El origen de este mal se sitúa activamente en alguien: el culpable.
  • Mal de Pena: Aquel que sufre las consecuencias del mal cometido, un mal pasivo.
  • Mal de Desgracia: Alguien sufre, pero no existe un culpable directo; es una culpabilidad "apersonal" (ej., nacer en un país pobre).

Topología Ontológica y Gradual

  • Mal de Mal: El mal absoluto y radical, anterior a toda culpa humana, rigurosamente irracional. Se refiere a la reificación del mal (espíritus, fuerzas o demonios).
  • Mal de Pecado: Mal por consentimiento (voluntario) o por caída (involuntario, por seducción).
  • Mal de Pasión: El mal que se sufre por compasión hacia otro, por amor. Tiende a la superación del propio mal.

Topología Estructural y Secuencial

  • El Actor: Aquel o aquello por lo que ocurre el mal (el culpable).
  • El Destinatario: Sobre quien recae la desgracia. En él se concentra el combate y la resolución (o no) del mal.
  • El Tercero Ayudante: Salvador de la víctima y responsable en el drama (adversario del mal).

Puntos Clave para Situarse ante la Realidad del Mal

Comprender el Mal

El mal del mundo no tiene su origen fuera de este (en Dios o en el demonio), como si el mundo por sí solo fuera perfecto.

Pretender un mundo sin sufrimiento es como intentar un "círculo cuadrado" o dividir algo "en tres mitades". No es posible, pues es inherente al mundo, a la vida y a la libertad, incluyendo la finitud y el límite que a menudo experimentamos con sufrimiento.

Posicionarse ante el Mal

En muchas manifestaciones del mal, la perspectiva moral resulta insuficiente (la dicotomía bueno/malo, la búsqueda de un culpable). Ante el mal, solo cabe responder con compasión y hacerse cargo del sufrimiento del otro (ser responsable).

Más allá de buscar al culpable (pues a menudo no lo hay), es crucial examinar la responsabilidad (la respuesta) de todos y la propia.

La Responsabilidad de Dios en el Origen del Mal

Dios no crea el mal ni algo intrínsecamente malo; más bien, al crear algo distinto de sí mismo, lo dota de limitación y falibilidad... porque no es Dios.

¿Por qué nos crea Dios? ¿Acaso es irresponsable? Creemos que no. ¿Lo son unos padres que traen un hijo al mundo?

El mal existe con el pesar de Dios. Él no interrumpe el curso natural (leyes), ni la condición natural (finita), ni violenta la libertad del ser humano (limitada).

La Imagen de Dios Purificada por el Mal

El Dios de los cristianos no es solo el de los filósofos, sino el de la Escritura.

Dios asume el mal, acompaña en el mal, sufre nuestro mal y lucha contra él por amor.

La Experiencia de Dios en el Mal

Los cristianos vemos a Dios como un aliado contra el mal, al revelarse constantemente frente a nuestro dolor. En el cristianismo, el mal no es "la roca del ateísmo", sino la oportunidad de la revelación y de la salvación divina.

La salvación se alcanza por el amor.

En el dolor se nos revela el amor; este no lo soluciona, pero logra relativizarlo (no es absoluto).

En la cruz se manifiesta el compromiso, la respuesta de Dios al mal humano. Él comparte el mayor sufrimiento porque no lo evita y no le es ajeno, hasta las últimas consecuencias. La fe nos asegura que el mal no tiene la última palabra, es decir, que el mal no es definitivo (la resurrección).

Esto último nos da una pista: existen males que solo son solucionables más allá del mundo y de la historia.

¿No reside ahí también algo de nuestra condición? Somos seres finitos con aspiraciones infinitas; tenemos una huella que buscamos y solo encontramos de forma limitada en el amor.

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