Maestros del Drama Español del Siglo XX: Lorca, Casona y Grau

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dramas históricos como Las hijas del Cid, que es una sucesión de estampas con frecuentes fragmentos líricos que recuerdan las arias de ópera.

El Teatro Renovador: Federico García Lorca y Otros Dramaturgos

Jacinto Grau

Perteneciente al Novecentismo, en sus obras teatrales revitaliza el valor dramático y poético de mitos tradicionales. Triunfa en 1921 con su mejor obra: El señor Pigmalión, denominada por el autor "farsa tragicómica", que alcanzó éxito internacional.

Alejandro Casona

Sus obras se encuadran en el teatro poético simbólico, aunque a veces tienen un tono social. A diferencia de otros autores, sus obras evitan el humorismo para desarrollar temas sentimentales y emotivos. Es habitual en sus obras la presencia de personajes claramente simbólicos, con abundancia de imágenes, personificación de sentimientos o entidades abstractas, como La dama del alba, su obra más exitosa que parte de la idea de la muerte como compañera.

Federico García Lorca

Es el máximo representante de este teatro y uno de los mayores dramaturgos del siglo XX.

Su primera obra de 1920, El maleficio de la mariposa, fue un gran fracaso de público.

Las Farsas

Esta segunda fase de su teatro comienza en 1923 con la Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita, farsas para guiñol. Estas obras se podían representar en un escenario y representan la asimilación de una nueva estética. Lorca cambió el tono lírico anterior por el tono grotesco, por influencia del esperpento de Valle-Inclán, lo que enriqueció su lenguaje.

Las Tragedias

Es su faceta más conocida. Lorca considera fundamental la tragedia para mostrar los sentimientos humanos, sobre todo el dolor y el sufrimiento humano ante el destino. La tragedia tiene un fin didáctico. Lorca añade a la enseñanza de la tesis de la obra la de la nueva estética teatral que él propugnaba.

Los años de mayor dedicación a la tragedia son en los que también se produce un proyecto con amplia repercusión pedagógica. En 1932, Lorca creó el grupo teatral La Barraca, con el que recorrió los pueblos españoles representando obras del teatro clásico español.

La primera obra que sigue la nueva concepción de la tragedia es Mariana Pineda. Pero la tragedia está representada sobre todo por Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba.

Bodas de sangre lanzaría a Lorca a la fama. A partir de una noticia de periódico, Lorca elabora un conflicto eficaz: un muchacho, el novio, prepara la boda y se casa con su novia que está enamorada de su antiguo novio, ya casado. Tras la boda, la novia y su antiguo novio, Leonardo, escapan. La persecución del novio, que reivindica su honor, acaba con la muerte de los dos jóvenes y las manifestaciones de dolor de las mujeres ante su definitiva soledad. Los personajes no tienen nombre a excepción de Leonardo por su significado etimológico. El uso simbólico de los nombres fue una lección aprendida de Unamuno.

Bodas de sangre es la tragedia de la soledad, especialmente de la mujer, pero también de la angustia ante el destino fatal, ante la muerte. Pero al mismo tiempo se da una exaltación del amor sin trabas, sin convenciones, aunque ese amor, como en otras de sus obras, en prosa y en verso, lleva aparejada la muerte. La muerte y el amor van unidos en su obra.

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