Maestros y Características del Arte Renacentista
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El Arte del Renacimiento: Escultura y Pintura
Escultura Renacentista
Grandes obras van a ser esculturas como el David (tipología clásica, pero completamente novedosa en la forma de representación, en la que además son apreciables la enorme fuerza intrínseca de sus personajes, la monumentalidad y el perfecto conocimiento y ejecución de la anatomía característicos de la obra de Miguel Ángel), el Moisés concebido para el sepulcro del Papa Julio II o la maravillosa Pietà vaticana.
Pintura Renacentista
Artistas Clave en la Pintura Renacentista
Leonardo da Vinci (1452-1519)
Las obras de Leonardo poseen un cierto misterio (empleará la técnica del sfumato para envolver sus representaciones de una especie de sugestivo velo difuminador) que las hace especialmente sugestivas, además de que su maestría técnica y el enorme conocimiento que posee del cuerpo humano le posibilitarán abarcar aquel registro de emociones que desee representar. Gran observador de la naturaleza humana, el estudio psicológico realizado de sus personajes queda patente en retratos como el de la universalmente famosa Gioconda.
Miguel Ángel (1475-1564)
Su obra personal evoluciona desde el sentido de la medida y la claridad clásica renacentista hacia el dramatismo de una interpretación particular, paralela a sus realizaciones en arquitectura y escultura. Se consideraba a sí mismo como escultor y dibujaba con mucho volumen sus figuras pictóricas. El movimiento se hizo cada vez más complejo y alcanzó su culmen en las pinturas de la Capilla Sixtina, con un inmenso repertorio de actitudes, donde aprenderán a pintar muchos artistas. El concepto del desnudo y de la exageración anatómica se incrementaron en su pintura con el paso del tiempo.
Rafael Sanzio (1483-1520)
Sus obras son perfectos ejemplos del más puro clasicismo, sufrirá una evolución enorme en su pintura a partir de la asunción de diversas influencias, llegando incluso a rozar el Manierismo en sus últimas piezas.
La Escuela Veneciana
Debemos destacar la escuela veneciana, cuyo representante es Tiziano. Los rasgos de la pintura veneciana están claramente definidos. En primer lugar, el color, en oposición al dibujo, está en la base de las composiciones. Preferentemente se pinta con una gama de colores cálidos. Las figuras se construyen con pinceladas sueltas, de un cromatismo muy rico, que proporcionan más dinamismo a las escenas. El detallismo y la riqueza exquisita de las telas o los objetos que acompañan a los motivos principales de los cuadros son otra de las características de esta pintura.
La pintura veneciana integra el paisaje en sus cuadros y le da mucho protagonismo. Se trata de un paisaje idílico, que responde a los espacios ideales escritos en la literatura, del que forman parte los personajes. Los interiores se realizan como escenarios teatrales de gran profundidad, ángulos de motivos ornamentales. A todas estas características hay que unir el papel que se concede a la anécdota y a la temática secundaria, que, en muchas ocasiones, aparece en primer plano, restando protagonismo al motivo central de la escena que se pretende representar.