Maestros del Barroco Español: Salzillo y la Pintura del Siglo de Oro

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La Escuela Murciana: Francisco Salzillo, Maestro Imaginero del Siglo XVIII

Francisco Salzillo es considerado el mejor imaginero levantino y el artista más fervoroso de todo el siglo XVIII. Se forma con su padre, el escultor napolitano Nicolás Salzillo, cuyo taller hereda en 1727. De este adquiere el encanto del sur de Italia, que funde en sus tallas con el naturalismo de los imagineros andaluces del Barroco. El resultado son figuras movidas y expresivas, dotadas de infinita gracia, con carnes aporcelanadas y brillantemente estofadas, que pregonan la estética Rococó.

Como autor de conjuntos procesionales, se muestra un hábil escenógrafo en la composición, agrupando imágenes de talla con otras de vestir. Entre sus obras más destacadas se encuentran:

  • La Caída (1752)
  • La Cena y El Prendimiento (1763)
  • Los Azotes (1777)
  • Dolorosa (1755)
  • San Juan (1756)

El Belén de Salzillo: Una Tradición Napolitana en España

En el siglo XVIII, el Belén cobra en Nápoles un interés excepcional. Cuando Carlos III viene de esta ciudad italiana a Madrid para ser nombrado rey de España, se convierte en el principal agente de la introducción del Belén en nuestro país. Salzillo, hijo de un napolitano, se convierte así en un reputado especialista en este arte. Salzillo modela 728 figurillas en barro, de las que 456 son personajes y el resto animales.

Pintura Barroca Española: Corrientes y Géneros del Siglo de Oro

La pintura y los pintores españoles de esta época muestran una gran permeabilidad hacia la iluminación, el color, la técnica y los modelos extranjeros. Italia y Flandes constituyen, durante el siglo XVII, el espejo donde el artista hispano se va a reflejar. Dos corrientes van a imponerse en el llamado «Siglo de Oro» de la pintura española, que vienen a coincidir con las dos mitades de la centuria.

El Naturalismo Tenebrista y el Realismo Barroco

En la primera mitad del siglo XVII, la moda viene marcada por el naturalismo tenebrista. Los pintores imitan a Caravaggio, copiando modelos del natural e iluminándolos con fuertes contrastes claroscuros. Pero alrededor de 1650, las modas cambian y se impone el gusto flamenco, aparatoso y vibrante de Rubens. Ahora bien, el rico colorido y las composiciones teatrales flamencas se funden con la pincelada deshecha y suelta, de técnica preimpresionista, que impuso Tiziano durante su vejez, junto con los fulgurantes contraluces venecianos, que serán utilizadísimos en los «rompimientos de gloria» de la pintura devota. Los historiadores han denominado a esta síntesis el realismo barroco.

Géneros Pictóricos en el Barroco Español

Dentro de los géneros religiosos, destacan las monumentales series monásticas que encargan las órdenes religiosas para decorar los claustros de los conventos, los templos y las sacristías [384]. Continúa la espléndida tradición hispana del retablo de casillero, con cajas para albergar lienzos que representan la vida de Cristo, la Virgen y los santos; y surge en las capillas laterales el «gran cuadro de altar», que ocupa todo el testero, en un intento por reducir a un episodio único la vida del héroe cristiano.

En los oratorios privados y en las viviendas domésticas triunfa el cuadro piadoso, con la imagen del santo titular del propietario o la advocación de sus afectos. En comparación, la pintura mitológica apenas tuvo incidencia, salvo los encargos que hacen el rey y los aristócratas para decorar determinadas estancias de sus palacios, como pabellones de caza y bibliotecas. Los géneros profanos que gozan de mayor éxito serán el retrato y el bodegón.

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