Macbeth y Lady Macbeth: Ambición, Conciencia y la Tragedia de la Traición
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La figura de Lady Macbeth, lejos de ser una mujer fuerte y fría como lo aparenta, revela una profunda necesidad de invocar a las fuerzas del mal para obtener el coraje que le falta. Con un lenguaje violento, ella clama por la más ciega crueldad, ignorando las implicaciones de sus planes. Sabe que debe mantenerse firme para transmitir fuerza a su marido; si ella flaquea, nada de lo que él ambiciona podría llevarse a cabo. Por ello, se esfuerza en motivar, animar e incentivar a Macbeth para que cometa el crimen. Se muestra resuelta en su decisión, con un carácter firme capaz de persuadir a través de las palabras.
La Lucidez de Macbeth y el Conflicto Moral
Macbeth, por su parte, tiene la oportunidad de apartarse del banquete para reflexionar, un momento de gran lucidez para el personaje. Él comprende que matar a Duncan no es lo difícil; lo complicado es lo que sucede después: el cargo de conciencia. Sabe que el acto de matar no es el fin, sino el principio de lo peor. Macbeth considera la situación y se da cuenta de la terrible magnitud de su traición:
- Vínculo Familiar y Lealtad a la Corona: Duncan es un familiar, y matarlo implica derramar su propia sangre y traicionar la corona a la que juró respeto.
- Violación de las Leyes de Hospitalidad: Duncan es su anfitrión y, como huésped, está amparado bajo las leyes sagradas de la hospitalidad. Estas leyes implican que su anfitrión debe velar por el bienestar y la seguridad de sus invitados; por lo tanto, matarlo sería una doble traición a su confianza.
La imagen que Macbeth tiene de Duncan es muy reveladora: lo describe como un hombre bondadoso y virtuoso, lo que contrasta drásticamente con el horror del crimen. Cuanto más sublime, inocente y perfecto se presente Duncan a los ojos de Macbeth, más doloroso y complicado será matarlo.
La Persuasión Implacable de Lady Macbeth
Lady Macbeth interrumpe sus pensamientos para infundirle fuerza y reprocharle que no podrá soportar vivir con el deseo sin atreverse a actuar. Macbeth, con lucidez, le contesta: "Me atrevo a todo lo que sea digno de un hombre; quien se atreve a más no lo es." Estas palabras marcan el último momento de claridad del protagonista. Sin embargo, para Lady Macbeth, ser hombre significa exactamente lo contrario: ella solo ve el momento y no las consecuencias, y un verdadero hombre, para ella, será aquel que se atreva a ser lo que quiere ser, pensando que la acción es sencilla.
Macbeth piensa más allá, pero la fuerza de las palabras de su mujer lo lleva a reafirmarse en el horror de la traición. Ella utiliza una imagen impactante: la tierna figura de una madre amamantando que, si fuera necesario, desprendería a su niño del pecho para estrellar su cabeza. Con este ejemplo, Lady Macbeth disipa toda duda de la mente de Macbeth.
Los Parlamentos de Lady Macbeth: Estrategia y Determinación
Los parlamentos de Lady Macbeth revelan su compleja psicología y su inquebrantable determinación:
- Primer Parlamento: Expresa lo que ella realmente piensa, su ambición sin tapujos.
- Segundo Parlamento: Una invocación a las fuerzas oscuras para endurecer su espíritu.
- Tercer Parlamento: Se muestra optimista ante la inminente coronación de Macbeth como rey.
La muerte, en estos parlamentos, está constantemente sobreentendida; todo está explícito sin ser nombrado directamente. No hablar del tema de la muerte es, de alguna forma, una manera de aminorar la culpa. Lady Macbeth asume el papel de la voz constante, hablando permanentemente para mantener la presión sobre Macbeth.
La transparencia de Macbeth podría jugar en su contra para realizar este crimen, como se sugiere en la frase: "Semeja la flor inocente, pero sé la serpiente escondida en ella." Macbeth se muestra nervioso y dudoso, ya que no ha tomado una decisión firme; él estará pensando constantemente en las consecuencias. Ella, en cambio, es más audaz al presentarse; fue directa a la idea de matarlo sin reflexionar en las consecuencias de sus acciones.
Escena VII: El Monólogo Revelador de Macbeth
La Escena VII es crucial. Se abre con un monólogo de Macbeth que nos permite conocer sus verdaderos pensamientos sobre todo esto. Lady Macbeth distorsiona la realidad cuando lo nota dudoso, logrando poner las palabras a su favor. Macbeth imagina más allá de la corona, mientras que Lady Macbeth no mide las consecuencias, solo ve el lado positivo: el poder ser reyes. Macbeth, sin embargo, ve más allá.
Este monólogo es clave porque, lejos de las influencias de Lady Macbeth, Macbeth desnuda su alma y nos permite conocerlo realmente, sin filtros. La conciencia de Macbeth está dividida en dos partes fundamentales: la ambición y la moral (lealtad). En esta escena, la ambición terminará ganando.
Macbeth comienza a enumerar las razones por las cuales no debería matar al rey:
- Justicia y Bondad de Duncan: Siempre fue un hombre justo y bondadoso, más allá de su estatus real.
- Confianza Traicionada: La profunda confianza que Duncan depositaba en él.
- Perspectiva Alternativa: Aunque previamente descrito como virtuoso, una perspectiva alternativa lo describe como un rey débil e indolente, razón por la cual fue destronado por los nobles.