Lupercalia y Saturnales: Raíces de las Celebraciones Romanas y el Carnaval
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Lupercalia: Una Celebración Romana de Fertilidad y Purificación
Las Lupercalia, festividades celebradas entre el 13 y el 15 de febrero, representaban uno de los eventos más significativos para los romanos. La ciudad de Roma atraía a una gran cantidad de visitantes para presenciar su espectacular desarrollo. El nombre Lupercalia proviene de la palabra lupus, que significa lobo. Estas fiestas se realizaban en honor a Lupercus, el dios protector de los pastores, cuya labor era salvaguardar los rebaños de ovejas de la amenaza de los lobos que merodeaban la ciudad.
Además de honrar a Lupercus, las Lupercalia también se dedicaban a Juno, reina de los dioses y deidad del matrimonio, la maternidad y la fertilidad. El dios Lupercus, a su vez, se asociaba con Fauno, dios de la fertilidad de los campos, los bosques y los animales. En esencia, toda la celebración giraba en torno al concepto de la fertilidad.
El mes de febrero debe su nombre, de hecho, a las festividades de purificación conocidas como Februa o Februalia.
Rituales y Sacrificios en la Lupercalia
Si bien en los sacrificios romanos habituales se utilizaban ovejas y cerdos, durante la Lupercalia se sacrificaban dos cabras, con el fin de propiciar la fertilidad, y un perro, para lograr la purificación. El ritual del sacrificio se llevaba a cabo en el interior de una cueva. La sangre obtenida del cuchillo utilizado se aplicaba en la frente de los dos líderes del grupo, quienes pertenecían a familias patricias de alto rango y debían recibir este acto con risas.
La celebración de la Lupercalia persistió incluso después de que el cristianismo se estableciera como la religión oficial y se extendió más allá del fin del Imperio de Occidente (año 476 d.C.). Esta festividad solo llegó a su fin en el año 495, tras el enfrentamiento entre el Papa Gelasio I y el Senado.
Origen del Carnaval: De las Saturnales a las Celebraciones Modernas
Existen fuentes que sugieren que el origen del Carnaval, tal como lo conocemos hoy, se remonta a más de 5.000 años. Algunos historiadores lo sitúan en el Imperio Romano, vinculándolo a las Saturnales, festividades celebradas en honor al dios Saturno, también conocidas como Invernalias.
Otros orígenes propuestos se encuentran en la antigua Grecia, donde se celebraban festejos similares en veneración a Dionisio, una tradición que Roma adoptó con sus Bacanales (en honor a Baco). Asimismo, se consideran las fiestas andinas prehispánicas y las tradiciones de las culturas afroamericanas.
La figura de Momo, el dios de la burla y el sarcasmo, protector de escritores y poetas, también juega un papel importante. En la actualidad, en varios países de América Latina, uno de los personajes centrales de los Carnavales es el Rey Momo, a quien se le otorgan simbólicamente las llaves de la ciudad cada año.
La Transformación del Carnaval con el Cristianismo
Con la expansión del cristianismo a partir del siglo IV, la fiesta adquirió el nombre de Carnaval. La imposición del catolicismo llevó a que las Saturnales dejaran de ser una celebración pagana para transformarse en una festividad previa a la Cuaresma. Este período marcaba los últimos días en los que se permitía el consumo de carne antes del ayuno y la abstinencia obligatorios durante los cuarenta días que precedían a la Semana Santa. Por ello, el Carnaval se celebraba días antes del Miércoles de Ceniza.