Luces de Bohemia: La Obra Maestra de Valle-Inclán

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ESPERPENTO

Ramón María del Valle-Inclán reflejó las circunstancias sociopolíticas de una España atrasada y empobrecida en la época de la Generación del 98. De ahí surgió el esperpento, género literario que se caracteriza por desfigurar la realidad, recargándola de rasgos grotescos y absurdos. Su definición aparece en la escena XII de Luces de Bohemia. La idea de Valle-Inclán se centraba en reflejar la realidad más profunda de los seres humanos, exagerando los rasgos físicos y ambientales para crear un teatro emocional de la sociedad española de su tiempo. Un ejemplo de ello es la referencia a los espejos del Callejón del Gato en Madrid. El lenguaje utilizado es cotidiano y desgarrado. El autor crea personajes antiheroicos que, aunque pertenezcan a una clase social alta, mantienen características de golfos ignorantes y egoístas. Su intención era mostrar la degradación espiritual y social en la que vivían. Los personajes son tratados como títeres, desprovistos de razón, sentimientos y cultura. Además, se les describe por los objetos que les caracterizan (cosificación) y se les atribuyen rasgos de animales. Con estas particularidades, presentan un lenguaje inapropiado, maquinal, con uso de cultismos. Se desplazan por espacios fúnebres y malolientes, como la cueva de Zaratustra descrita en la primera escena. El elemento simbólico de Luces de Bohemia es la luz, que refleja la falta de inteligencia y entendimiento en la obra.

MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98

El Modernismo y la Generación del 98 son referentes en la literatura española del siglo XIX, ya que impulsaron una profunda renovación lingüística. Ramón María del Valle-Inclán, entre otros autores, se guio por las características de ambos movimientos, mostrando una postura crítica ante las normas sociales y la situación política del país. Ambos movimientos, a pesar de sus diferencias, comparten puntos en común, como la búsqueda de una mayor estética (Modernismo) y un enfoque político (Generación del 98). Valle-Inclán cultivó la literatura modernista, mostrando una postura progresista y contraria a la desigualdad social y al abuso político. Su obra más importante dentro del Modernismo fue Sonatas. Otras obras significativas son Los cruzados de la causa y Gerifaltes de antaño. La dura experiencia de la Primera Guerra Mundial y la deplorable realidad española acercaron a Valle-Inclán a ideales políticos más reformadores, propios de la Generación del 98. Esta postura se refleja en el esperpento, utilizado en Luces de Bohemia, una de sus obras más importantes, donde se reflejan ambos movimientos. A lo largo de la obra, el autor se interesa por la vida cotidiana de las personas y las características generales del pueblo. El contraste entre la vida miserable del protagonista y el lujo de los poderosos es evidente. Max Estrella representa la evolución del autor, desde las posturas bohemias del Modernismo hasta el compromiso con los más desfavorecidos. Su vida miserable culmina en una muerte solitaria, marcada por el frío, el dolor y la angustia.

MAX ESTRELLA Y DON LATINO

Max Estrella es un poeta frustrado, cuya obra no ha tenido éxito, lo que le impide subsistir. Vive en una sociedad insensible a la literatura y se siente superior, intelectual y moralmente, al mundo burgués. Max Estrella puede interpretarse como un alter ego de Valle-Inclán, ya que sus discursos reflejan las opiniones, valoraciones y críticas del autor sobre la sociedad española. Max es un personaje complejo y contradictorio. Su ceguera, que nos recuerda a Homero, no le impide ver el sufrimiento del pueblo y las injusticias de los gobernantes, lo que le genera una profunda impotencia ante la miseria intelectual y moral de España. Max Estrella podría haber sido un personaje trágico, pero la crueldad y lo grotesco de la sociedad que lo rodea convierten su vida heroica en una existencia patética y absurda. Su degradación se refleja en la "muñequización" a la que lo somete el autor. Respecto a Don Latino, se ha debatido sobre qué personaje real se esconde tras el fiel acompañante de Max Estrella. Podría ser cualquiera de los modernistas con los que convivía Alejandro Sawa, quien solía ir acompañado de un perro. Valle-Inclán utiliza los recursos del esperpento para caracterizar a Don Latino como un perro. Este personaje fundamental debe entenderse como un desdoblamiento del protagonista. Si Max simboliza la bohemia heroica, modernista y rebelde, Don Latino refleja la degradación de esa bohemia, corrompida y alejada de sus ideales. Don Latino reúne varias personalidades simbólico-míticas: Virgilio guiando a Dante-Max por los infiernos madrileños, Sancho Panza acompañando a su dueño, o un lazarillo engañando a su amo ciego. Incluso se le puede comparar con el criado "gracioso" de la comedia española del Siglo de Oro.

EVOLUCIÓN DE VALLE-INCLÁN

Ramón María del Valle-Inclán comenzó en el Modernismo. Su obra más importante es Sonatas, compuesta por cuatro novelas cortas: Sonata de otoño (1902), Sonata de estío (1903), Sonata de primavera (1904) y Sonata de invierno (1905). En ellas, Valle-Inclán se opone al realismo y sustituye la reproducción fiel de la realidad por un mundo de misterio, erotismo y fantasía. Son reconocidas como el mejor ejemplo de prosa modernista en España. La obra dramática de Valle-Inclán se agrupa en tres ciclos: el ciclo mítico (ambientado en una Galicia oscura y ancestral, donde predominan los instintos primarios), el ciclo de la farsa (con un escenario alejado de la época, donde lo sentimental y lo grotesco se complementan y contrarrestan, creando un tono tragicómico) y el ciclo esperpéntico (donde se desmitifica la España contemporánea, mostrando las deficiencias que impiden una vida digna). En el ciclo mítico destacan Comedias bárbaras y Divinas palabras. En el ciclo de la farsa se encuentran obras como La farsa italiana de la enamorada del rey (1920) y La farsa y licencia de la reina castiza (1920), donde Valle-Inclán introduce elementos esperpénticos. El esperpento, la mayor aportación de Valle-Inclán al teatro europeo, se consolida a partir de 1920. A este ciclo pertenecen Luces de Bohemia (1920-1924), Martes de Carnaval (1930) y Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte (1921-1930).

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