Luces de Bohemia: Modernismo y crisis de fin de siglo en España
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Entre los años 1890 y 1902, España vive uno de los periodos más apasionantes y decisivos de su historia. Estas fechas corresponden con la llamada “crisis de fin de siglo”, que será universal: una crisis política, social e ideológica que acabará siendo, también, estética. Desde el punto de vista político, destaca el descrédito de la monarquía que comienza tras la muerte de Alfonso XII, la regencia de María Cristina y el reinado de Alfonso XIII. El descrédito a la política imperante, basada en turnos en el poder (conservadores y liberales), creaba políticos corruptos y no solucionaba los problemas del país. España se hallaba en una tremenda crisis. Toda esta inquietud política se cristaliza de manera distinta en un grupo de escritores que tradicionalmente se agrupa bajo dos denominaciones: Modernismo y Generación del 98.
El Modernismo
El Modernismo supuso un verdadero movimiento revolucionario. Nace como oposición al movimiento anterior, el Realismo. Tomó influencia del Impresionismo, Surrealismo, Dadaísmo, Cubismo y del Parnasianismo. El Modernismo tiene lugar tanto en Europa como en Hispanoamérica. Se caracteriza principalmente por la búsqueda de la belleza a través de un lenguaje artificial, sensual, musical, de la perfección formal a través de la búsqueda de nuevos ritmos y metros.
La temática va en la misma línea: el misticismo, erotismo, exotismo, escepticismo. El Modernismo está presente en Luces de Bohemia, sobre todo en el uso del lenguaje poético, que simula el verso, como podemos ver en las acotaciones de descripción casi pictóricas, o en el lenguaje culto de algunos personajes. El afán cosmopolita se ve reflejado en la alusión de ciudades como París o Inglaterra. El estilo refinado y aristocrático en personajes como Max, los modernistas o el Ministro. Los diálogos son ricos en registros. Y, por último, la impresión y la vaguedad aparecen en los diálogos concisos y escuetos.
La Generación del 98
La Generación del 98, al igual que los modernistas, reacciona contra la grandilocuencia y el prosaísmo de la literatura anterior. Machado, Maeztu, Baroja, Unamuno y Valle-Inclán son algunos de sus representantes. Las características de estilo y temáticas de este grupo se dan por completo en Luces de Bohemia: uso predominante de la prosa, estilo sobrio, gusto por palabras tradicionales –en este caso el habla madrileña–; un fuerte subjetivismo que le lleva a tratar los problemas de España. El lenguaje describe el paisaje madrileño, la historia (encontramos alusiones a la historia actual y decadente de España), los problemas sociales (huelgas, Ley de Fugas, manifestaciones, etc.), los problemas económicos (pobreza), los políticos (nombres propios y la corrupción), y refleja también las preocupaciones existenciales como la muerte, sobre la que gira la obra.
Contexto histórico-literario
Con la crisis de fin de siglo asistimos a los cambios políticos, ideológicos y estéticos que se producen en Europa a finales del siglo XIX. Durante estos años se fundó la física moderna, nació el psicoanálisis, y las relaciones de producción cambiaron de manera definitiva con la organización de movimientos obreros y la llegada del marxismo. Durante estos años se produjo una total renovación de los presupuestos estéticos de la etapa anterior, así se produce, entre otros, la revalorización de lo subjetivo frente a lo objetivo. Durante los primeros años del siglo XX se constata el fracaso del pensamiento racionalista para solucionar los problemas del ser humano. Abandonada la razón, solo la intuición y el pensamiento irracionalista podrían servir de guía.
Filósofos como Nietzsche o Bergson estaban convencidos de que la realidad no es cognoscible por la razón, ya que la realidad es en sí misma múltiple y compleja; así que la intuición se convierte en el camino más fiable para llegar a conocer profundamente la realidad. Y que lo que se está poniendo en cuestión es la existencia objetiva de la realidad. Los jóvenes artistas de principios del siglo XX toman como punto de partida la subjetiva mirada del autor sobre el mundo para representarlo en sus obras. Para el arte de las vanguardias, en los primeros años del siglo XX, lo importante no es mostrar la realidad como si de una foto se tratase, sino mostrar cómo percibe el artista, en un preciso momento, una determinada realidad. El subjetivismo se impondrá como nueva vía de experimentación, dando la espalda al objetivismo realista. Dentro de esta corriente subjetiva, Luces mostrará la personal visión de Valle-Inclán, denunciando a través del esperpento la atrasada y miserable realidad de España en los años 20. El esperpento es la aportación de Valle-Inclán a esa experimentación formal.
El contexto histórico y literario en España
El teatro de Valle-Inclán hay que entenderlo dentro de un determinado contexto sociopolítico: La Restauración monárquica, la pérdida de Cuba y lo que esto supuso de revulsivo para todos los autores de la Generación del 98. Todos los escritores pretenden esa renovación de la literatura; unos lo harán a través de la recuperación de la belleza formal: son los modernistas. Otros, además, están muy preocupados por la realidad política española durante esos años de profundos cambios y muchos problemas: son los autores de la Generación del 98. Valle-Inclán es el primer dramaturgo moderno español porque es el primero que rompe con el teatro realista burgués heredado del siglo XIX. Esto lo condenará al silencio, lejos de los negocios de los escenarios. Además, su orgullo se manifestaba en el desdén por el triunfo fácil y en una indomable voluntad de perfección en todo lo que escribía.
Espacio y tiempo en Luces de Bohemia
La obra se compone de 15 escenas. La estructura puede dar la falsa impresión de que se trata de una serie de cortes en el ambiente nocturno madrileño y que el único hilo conductor de estas escenas es el viaje “al fin de la noche” de la pareja protagonista. Pero esto no es así; una red sutil de elementos argumentales, ideológicos y estilísticos dan gran coherencia a toda la obra. Así:
- Elementos argumentales como la muerte establecen conexión entre las escenas en las que aparece la invitación al suicidio, cuando se llevan al catalán para fusilarlo, la muerte del niño, la muerte de Max, el velatorio de Max. Otro elemento cohesivo es el de la suerte y su burla suprema en el episodio del billete de lotería, última esperanza de escapar de la miseria y que saldrá premiado tras la muerte de Max. Este elemento vincula varias escenas.
- Temas recurrentes: se insiste en diversas escenas, por ejemplo, en el injusto pago que el genio recibe en España, en la injusticia social…
- Los variados registros, según categorías de personajes, mantienen la unidad estilística: el registro culto para los bohemios, el barriobajero para los marginales…
- Las acotaciones (sobre todo las iniciales de escena) tan literarias y cuidadas que casi toman importancia de personaje.
- El contenido ideológico hace alternar lo paródico y lo trágico. Este estudiado contraste entre las escenas trágicas y las paródicas hace que el lector tenga una sensación cada vez más agobiante de que lo grotesco y lo trágico no son incompatibles; la tragedia grotesca se hace así posible en el esperpento.
- La estructura circular: Valle-Inclán cierra el círculo al llevar el cadáver de Max a su casa, de donde partió para el viaje. Varios autores han señalado la siguiente estructura:
- Preludio: presentación de Max y su deseo de morir.
- Cuerpo central: viaje de Max y Don Latino por el Madrid nocturno.
- Escena final de la peregrinación: Max expone su teoría del esperpento y muere.
- Epílogo: Velatorio y entierro de Max. Suicidio de su mujer y su hija.
Espacio
Luces de Bohemia carece de unidad espacial. Ninguna escena transcurre en el mismo lugar que la anterior. La acción dramática se sitúa en un macroespacio definido como un “Madrid absurdo, brillante y hambriento”, es decir, un espacio geográfico muy preciso. Ahora bien, Valle-Inclán ubica cada una de las 15 escenas en un espacio escénico distinto.
En cuanto a los microespacios concretos, predominan espacios interiores sobre los exteriores. Los espacios interiores tienen como característica común el tratarse de ambientes todos ellos en que abunda la miseria, la evocación de la muerte. También el espacio aparece esperpentizado en las geniales acotaciones.
Tiempo
En lo referente al tiempo, distinguiremos entre el tiempo de lo representado y de la representación. En cuanto al primero, podemos fecharlo entre 1913 y 1920-24. El tiempo histórico no está precisado con total claridad. Podemos, no obstante, situarla ampliamente en el contexto histórico y social de la España de la Restauración, y en el contexto literario de la bohemia modernista. Precisamente el título de la obra apunta a la voluntad de “iluminar” tanto el contexto histórico y social como literario de la bohemia española durante el modernismo.
Sin embargo, el tiempo de la acción dramática, la representación o el discurso sí está bien delimitado, y podemos deducir que la acción dramática transcurre a lo largo de algo más de 24 horas, desde el crepúsculo de un día al atardecer del día siguiente. No hay rupturas temporales. Podemos afirmar que, frente a la diversidad espacial, la unidad temporal dota de cohesión a la obra.