Literatura Española de Posguerra: Tremendismo, Realismo Social y Exilio

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La Literatura Española de Posguerra: Un Panorama General

La literatura española de la posguerra, marcada por la dictadura franquista, el aislamiento internacional y la censura, refleja las duras condiciones sociales y políticas de la época. A continuación, se exploran las principales tendencias y autores de este periodo.

Los Años 40: Aislamiento y Tremendismo

Los años 40 fueron una década difícil, caracterizada por la posguerra, la dictadura franquista, el aislamiento internacional, la pobreza, el hambre, la represión y una dura censura.

Camilo José Cela inauguró el llamado tremendismo con su novela La familia de Pascual Duarte. Esta corriente se caracteriza por la descripción truculenta de los aspectos más desagradables de la sociedad, con personajes que narran hechos violentos en un lenguaje crudo, propio de su entorno degradado. En la novela, Pascual Duarte escribe sus memorias desde la cárcel, lamentando su trágico destino.

Carmen Laforet publicó Nada, una novela en la que una joven se traslada a Barcelona para estudiar y se hospeda con unos parientes marcados por la Guerra Civil, que viven en un ambiente moral y físicamente degradado. La joven universitaria retrata una ciudad y unas gentes gobernadas por la nada.

Miguel Delibes recibió el premio Nadal por La sombra del ciprés es alargada, obra que también refleja frustración y tristeza.

Los temas predominantes de esta época son la soledad, la inadaptación, la frustración y la muerte. Los personajes suelen ser seres marginados, violentos u oprimidos.

Los Años 50: Apertura y Realismo Social

En los años 50, se inició una tímida apertura al exterior, que coincidió con una cierta relajación de la censura. Los autores encontraron en la novela social su instrumento para la denuncia.

Se distinguen dos tendencias dentro del realismo social:

  • Objetivismo: Refleja fielmente la realidad, las conductas y los diálogos de los personajes, con una crítica implícita. Un ejemplo es El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio.
  • Realismo Crítico: La crítica social es explícita. Son representativas Central eléctrica de López Pacheco, que critica las duras condiciones laborales de los obreros, y La zanja de Alfonso Grosso, sobre las desigualdades sociales en el campo andaluz.

En las novelas de realismo social, prima el personaje colectivo frente al individual. El lenguaje es claro y sencillo, con diálogos de estilo directo llenos de coloquialismos que alargan la acción. El narrador utiliza el punto de vista de la tercera persona omnisciente. La estructura es sencilla, con una narración lineal y cuadros de situaciones cotidianas, en espacios y tiempos reducidos.

Rafael Sánchez Ferlosio, en Industrias y andanzas de Alfanhuí, narra las aventuras fantásticas y poéticas de un niño que recorre el mundo ayudado por el gallo de la veleta de una torre. Miguel Delibes, en El camino, muestra a un niño que, la noche antes de abandonar su pueblo, recuerda sus correrías y la vida de los vecinos.

El Exilio: Memoria y Nostalgia

En el exilio, destaca Réquiem por un campesino español de Ramón J. Sender, en la que un cura recuerda la vida de Paco el del Molino, muerto por los odios desatados en la guerra.

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