Literatura Española de Posguerra: Evolución y Tendencias (1939-2000)

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Literatura Española de Posguerra (1939-2000)

La literatura de posguerra en España abarca un periodo que se extiende desde 1939 hasta 1975, año en que termina el régimen franquista y se instaura la democracia. Posteriormente, se extiende su influencia hasta finales del siglo XX. Durante este periodo, se observan diversas tendencias tanto en los temas como en la técnica. En cuanto a la evolución del género en este periodo, se distinguen las siguientes etapas:

  • Exilio
  • Posguerra (1940-1950)
  • Realismo social (1950-1960)
  • Literatura experimental (1960-1970)
  • Nueva literatura (de 1975 en adelante)

La Década de los 40: Posguerra y Censura

La década de los 40 en España coincide con la denominada “posguerra”, una época durísima no solo desde el punto de vista económico, sino también cultural. Gran parte de la intelectualidad se había visto obligada a exiliarse y la censura que imponían la Iglesia y el gobierno eran severas, lo que provocó que el género no se desarrollara con normalidad.

En esta década, encontramos dos tipos de poesía:

  • Poesía arraigada: Se dio a conocer con la revista Garcilaso. Inspirada en el Siglo de Oro, se caracteriza por la búsqueda de la belleza y los temas y estrofas tradicionales. Dentro de esta tendencia, se encuentra la generación del 36, donde sobresalen Luis Rosales y Leopoldo Panero.
  • Poesía desarraigada: De tono existencial, la encontramos en Dámaso Alonso con Hijos de la ira y Blas de Otero con Ancia.

La escena teatral quedó dominada por un teatro mediocre:

  • Teatro comercial: Orientado hacia la distracción de un público sin demasiadas exigencias, con autores como Jacinto Benavente, José María Pemán y Juan Ignacio Luca de Tena.
  • Teatro humorístico: Con la visión del absurdo de Enrique Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro) y Miguel Mihura, director de la revista La codorniz (Tres sombreros de copa).

La Década de los 50: El Realismo Social

La década de los 50 en España viene marcada por una nueva generación denominada “generación del medio siglo”, “generación del 50” o “generación de los niños de la guerra”, que se sienten algo más libres para expresar cierta crítica sobre la realidad social.

La poesía ofrece un testimonio crítico de la realidad y su finalidad es contribuir a cambiar el mundo. Los temas fundamentales son la preocupación general por España y la denuncia de la situación del hombre. Destacan Blas de Otero con Pido la paz y la palabra y Gabriel Celaya.

El teatro realista de denuncia y protesta une recursos propios del sainete y del esperpento, como el de Alfonso Sastre y Antonio Gala. En cambio, el teatro de Buero Vallejo, con Historia de una escalera, transmite un mensaje ético general, una reflexión sobre el individuo, la justicia y la verdad.

La Década de los 60: Experimentación y Renovación

La década de los 60 en España arranca con una evolución hacia la experimentación y la renovación del género literario. A los contenidos sociales se les añaden algunas innovaciones estructurales y argumentales, que vienen a enriquecer la literatura.

Los poetas se proponen la renovación del lenguaje poético, como Ángel González y José Agustín Goytisolo. En cuanto a los temas, predominan los de la experiencia personal con cierto tono escéptico.

En teatro, surge un grupo de autores jóvenes, como Carlos Muñiz, que hacen un teatro basado en la verdad e inspirado en el esperpento. Dentro de la línea comercial, la comedia alcanza su apogeo con Alfonso Paso.

La Década de los 70: Transición y Apertura

La década de los 70 en España, sobre todo desde el final de la dictadura de Franco, la transición a la democracia y la definitiva apertura a Europa, posibilitó la llegada de la libertad también a la literatura. Las tendencias literarias se diversifican y es muy difícil dar unas características comunes a todas ellas. Lo que es evidente es que tanto la poesía como el teatro están en claro retroceso frente al empuje de la novela.

En 1970 se publicó la antología Nueve novísimos poetas españoles, en la que fueron incluidos autores nacidos en la posguerra, como Manuel Vázquez Montalbán. Los “novísimos” recuperan procedimientos de la vanguardia e integran los valores creados por el cine, la música, el cómic, etc.

Se produce un teatro más exigente, renovador y minoritario. Fernando Arrabal crea el llamado teatro pánico. Surgen compañías con un gran despliegue visual. Llaman la atención Els Joglars y Comediants.

La Década de los 80: Diversidad de Estilos

La década de los 80, ya sin censura, y con el regreso de la libertad de expresión y de los últimos exiliados, se caracteriza por la diversidad de estilos. Las abundantes antologías, revistas y premios literarios revelan la diversidad de tendencias y las ganas de crear.

Destaca la poesía de la experiencia (Luis García Montero), la poética del silencio, el neosurrealismo (Blanca Andreu), la nueva épica (Julio Llamazares), la clasicista, el neoerotismo (Ana Rossetti) y el culturalismo.

El teatro recibe apoyo con la creación del Centro Dramático Nacional. Podemos distinguir entre el teatro comercial (Ana Diosdado), el institucional (con obras como Bajarse al moro, ¡Ay, Carmela! y Las bicicletas son para el verano) y el teatro alternativo.

La Poesía y el Teatro de Nuestros Días (1990-2000)

La década de 1990 y los primeros años del siglo XXI están marcados por un rasgo típicamente posmoderno: la convivencia de distintas sensibilidades sin que ninguna prevalezca sobre las otras.

Dentro de la variedad de corrientes poéticas, encontramos la poesía de la diferencia y de la experiencia. En la primera década del siglo XXI, hay un mayor impulso a la poesía comprometida, con temas como la globalización o la ecología.

En la transición del siglo XX al XXI, vemos un teatro posmoderno en cuanto a su lenguaje y técnicas. Ejemplo de ello es La tortuga de Darwin. La necesidad de llenar las salas ha llevado a apostar por géneros con poca tradición en España, como los musicales.

Movimientos de Vanguardia

Dadaísmo: Derivado del expresionismo, surgió con Tristan Tzara. Tuvo en común con otros ismos la visión crítica de la sociedad y quiso liberar la “fantasía de cada individuo”.

Creacionismo: Tiene sus bases en la revista Nord-Sud de Francia. El poeta chileno Vicente Huidobro lo dio a conocer en España. El poema era una “creación absoluta” con metáforas y verso libre. Los escritores significativos fueron Juan Larrea y Gerardo Diego.

Ultraísmo: Derivó del futurismo, el creacionismo y cubismo. Su poesía evita lo ornamental y está presente lo industrial y lo mecánico. Sus principales autores son Guillermo de Torre, Ramón Gómez de la Serna y Gerardo Diego.

Vanguardismo Hispanoamericano: Se destacan ciertos escritores que no formaron parte de movimientos, pero su prosa o su poesía se puede considerar vanguardista y se agruparon alrededor de las revistas literarias del momento. Se trata de los peruanos José Carlos Mariátegui y César Vallejo, los cubanos Alejo Carpentier y Jorge Mañach, el puertorriqueño Luis Lloréns Torres y el ecuatoriano Gonzalo Escudero, entre muchos otros.

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