Lírica Romana: Orígenes, Catulo, Lucrecio y Horacio

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Orígenes de la Lírica Romana

Los romanos tardaron en expresar literariamente sus sentimientos personales. No fue hasta el siglo II a.C., con los problemas sociales internos (los hermanos Graco) y la influencia helénica acogida por el círculo de los Escipiones y del general Lutacio Cátulo, cuando se introdujo en la poesía la reflexión personal y el gusto por expresar las intimidades anímicas.

En el siglo I a.C., la poesía lírica romana se desarrolló mucho más gracias a la formación del grupo de poetas llamados despectivamente por Cicerón poetae novi o neoterici, porque innovaron la poesía latina dejándose influir por los poetas griegos alejandrinos (Calímaco y Teócrito).

Gayo Valerio Catulo

Catulo (Verona, ¿84?-54? a.C.), perteneciente a una familia de caballeros, fue el más importante de los poetae novi, y consiguió asimilar la poesía alejandrina al latín. En Roma se entregó a la vida mundana y se enamoró de una mujer docta y sin escrúpulos, interpretada como Clodia, esposa de Quinto Marcelo y hermana del tribuno Publio Clodio, enemigo de Cicerón. Los poemas dedicados a Lesbia, nombre literario para referirse a Clodia, se consideran entre los mejores de la poesía erótica universal. Perfeccionó todos los géneros: piezas cortas, poemas largos y piezas en dísticos elegíacos. El gran mérito de su arte poético reside en la perfección formal y en la espontaneidad sincera y delicada de sus sentimientos.

Tito Lucrecio Caro

Lucrecio (¿96?-55? a.C.) fue autor del que ha sido calificado como el más bello de los poemas científicos. En el gran poema De rerum natura expone su doctrina filosófica inspirada en el epicureísmo. En su obra afirma que la materia del Universo, formada por átomos, no es creada ni destruida, que la religión es enemiga de la ciencia, y que el ideal del ser humano es la felicidad conseguida por la serenidad. Desde el punto de vista lingüístico, hay que destacar que innovó el léxico latino con calcos de palabras procedentes de la lengua griega.

Quinto Horacio Flaco: Vida y Obras

El poeta Quinto Horacio Flaco nació el año 65 a.C. en Venusa, al sur de Italia, y murió el año 8 a.C. Pasó la infancia en un ambiente campesino y, a los siete años, su padre lo acompañó a Roma para estudiar. A los veinte se marchó a Atenas para dedicarse a la filosofía y perfeccionar sus conocimientos, algo muy habitual en aquel tiempo. Mientras estaba en Grecia, se enroló en el ejército de Bruto, uno de los asesinos de Julio César, y, tras la derrota de Bruto, volvió a Roma. Entonces se convirtió en secretario del fisco y se dedicó a escribir. En el año 38 a.C., Virgilio lo presentó a Mecenas, lo que le permitió acceder a formar parte del círculo de intelectuales cercanos a Augusto.

Sus primeras obras fueron dos libros de Sátiras y uno de Épodos. Las Sátiras son dieciocho poemas escritos en hexámetros en los que el autor nos ofrece retazos de la vida y critica los vicios de la sociedad de su tiempo, personalizándolos en contemporáneos. Los Épodos son diecisiete poemas también de tono satírico, pero que no están escritos en hexámetros y tienen un cariz más lírico; de ahí que Horacio los agrupara en otro conjunto. El objetivo de las invectivas siguen siendo personajes casi anónimos que se convierten en modelos de vicios y caracteres reprobables.

A continuación, escribió una serie de poemas que llamó Carmina (poemas líricos en latín) y que la tradición nos ha legado como Odas. El conocimiento que tenía de la literatura griega lo animó a adaptar al latín los principales versos y estrofas que habían utilizado los poetas líricos griegos, como Safo, Alceo y Anacreonte. Los argumentos que trata son muy variados y van desde temas históricos (celebración de la victoria de Augusto sobre Antonio y Cleopatra en Accio) hasta su filosofía de vida (cantos al amor y a la buena vida).

Al terminar estos tres libros de Odas, compuso dos libros de Epístolas en hexámetros. Son cartas que tienen un destinatario real, pero claramente convencional, ya que no es otro que el público lector. En estas composiciones, Horacio continúa reflexionando sobre la manera de vivir feliz. Además, introduce un nuevo argumento: la reflexión sobre la composición poética, tema que tratará extensamente en una obra de madurez, el Arte poética, epístola dirigida a los Pisones en la que expone su concepción de la obra de arte como un todo unitario.

En la vejez volvió a escribir un libro de Odas, el cuarto, en el cual el tema amoroso cede terreno a la exaltación de la dinastía reinante, es decir, Augusto y su familia. Para completar el repaso de su obra, añadiremos que el emperador le encargó la composición de un poema para celebrar y agradecer a los dioses la entrada en una nueva época (saeculum) marcada por la paz. Este himno, llamado Carmen saeculare, fue interpretado por un coro infantil de niños y niñas el año 17 a.C.

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