La Lírica Española desde la Guerra Civil: Claudio Rodríguez y la Generación del 50
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Contexto Histórico y Literario
Años 40: Posguerra y División en la Poesía
En los primeros años después de la Guerra Civil (1940s), España se enfrentó a un retroceso económico marcado por el racionamiento y el estraperlo. El régimen franquista, con su partido único FET/JONS, controlaba la vida política y social a través de instituciones como la Acción Católica, la Sección Femenina y el Frente de Juventudes (SEU). El arte monumentalista se impuso, mientras que muchos artistas se vieron forzados al exilio. La radio, el NODO, el fútbol, la zarzuela, la copla y los toros eran las principales formas de entretenimiento.
En este contexto, la poesía se dividió en dos tendencias:
- Poesía Arraigada: Surgida en torno a las revistas Escorial y Garcilaso, esta corriente se caracterizaba por su apoyo al régimen franquista. Sus principales representantes fueron Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero y Dionisio Ridruejo, quienes conformaron la Generación del 36. Su estilo se basaba en el verso tradicional, como el soneto.
- Poesía Desarraigada: A partir de 1944, con la publicación de Hijos de la ira de Dámaso Alonso, surgió esta corriente que expresaba el sufrimiento humano causado por la guerra y la protesta existencial del hombre, incluyendo su problemática con la religión. Su estilo se caracterizaba por un lenguaje sencillo y cotidiano. La revista Espadaña, dirigida por Victoriano Cremer y Eugenio de Nora, fue su principal plataforma.
Años 50: La Poesía Social
En la década de 1950, comenzó a surgir la disidencia y la crítica social clandestina. En el arte, se impuso el racionalismo y en el cine, el neorrealismo, con películas como Bienvenido Mr. Marshall. La poesía social se convirtió en el movimiento literario más importante, utilizando la poesía como medio para denunciar las injusticias y la falta de libertad política.
Los temas principales de la poesía social fueron la solidaridad con la clase obrera y la desigualdad social causada por la guerra. Su estilo se caracterizaba por la búsqueda de un lenguaje accesible para todo el mundo. Entre sus autores más destacados se encuentran Blas de Otero (Pido la paz y la palabra), José Hierro y Gabriel Celaya.
Años 60: El Grupo del 50 y la Renovación Poética
En la década de 1960, las revueltas estudiantiles y obreras, aunque sofocadas violentamente, marcaron un cambio social. La televisión se consolidó como medio de entretenimiento, pero la censura seguía presente. En el ámbito literario, surgió el Grupo del 50, también conocido como la Generación del 50, formado por poetas nacidos entre 1924 y 1938.
Este grupo, que incluía a autores como José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma (Grupo de Barcelona) y Claudio Rodríguez, Ángel González, José Ángel Valente, José Manuel Caballero Bonald (Grupo de Madrid), buscaba una mayor elaboración del lenguaje poético sin dejar de lado los temas sociales. Influenciados por autores como Pablo Neruda, César Vallejo y Antonio Machado, defendían la poesía como un acto de creación y conocimiento, a través del cual se podía indagar en la realidad.
Los temas que exploraron fueron la intimidad, el paso del tiempo, la infancia y la adolescencia, el amor, la amistad y la creación poética. Su estilo se caracterizó por la depuración y el rigor poético, con un lenguaje más hermético y ornamentado que el de la poesía social. Utilizaron la ironía y el sarcasmo, prefiriendo un tono escéptico al dramático.
Años 70: Los Novísimos y la Experimentación
A mediados de la década de 1970, con la muerte de Franco y el inicio de la Transición, la poesía social comenzó a agotarse. Los poetas más jóvenes, conocidos como los Novísimos, apostaron por la experimentación.
La antología Nueve novísimos poetas españoles (1970), de José María Castellet, reunió a autores como Pere Gimferrer, Vicente Molina Foix, Guillermo Carnero, Ana María Moix, Vázquez Montalbán, Félix de Azúa, Leopoldo María Panero, Antonio Martínez Sarrión y José María Álvarez.
Claudio Rodríguez: La Poesía de la Tierra y la Experiencia Humana
Claudio Rodríguez, uno de los poetas más importantes del Grupo del 50, se caracterizó por una poesía arraigada en la tierra castellana y en la experiencia humana. Su obra se diferencia de la poesía social por su enfoque en la rehumanización en un sentido poético, situando la poesía en la vida del hombre.
Rasgos Singulares de su Poesía:
- Poeta telúrico: Sus obras se nutren de temas y tópicos de la tierra castellana, como la meseta, la vendimia y la cosecha.
- Mezcla de transparencia y belleza del paisaje: Crea un simbolismo a partir de la descripción del entorno natural.
- Profundización en un humanismo solidario: Parte de lo cotidiano para llegar a reflexiones universales sobre la condición humana.
- Poesía como participación: La poesía como un modo de conocer que surge de la interacción del poeta con el mundo que le rodea.
- Religiosidad y realismo metafórico: Construye un sentido universal y trascendente a partir de elementos sencillos de la realidad.
Obra Poética:
Claudio Rodríguez publicó cinco poemarios a lo largo de su carrera:
- Don de la ebriedad: Un largo poema en endecasílabos libres que se inspira en la poesía francesa del siglo XIX y en los clásicos españoles. En él, el yo poético se funde con el paisaje castellano en una íntima comunión con la naturaleza.
- Conjuros: El simbolismo de su primera obra se intensifica, identificando la tierra con el hombre. Destaca la sencillez del lenguaje y un estilo sobrio y singular.
- Alianza y condena
- El vuelo de la celebración
- Casi una leyenda
En definitiva, la obra de Claudio Rodríguez representa una de las cumbres de la poesía española de la segunda mitad del siglo XX. Su capacidad para unir la experiencia personal con la realidad social y la belleza del paisaje castellano lo convierte en un poeta único e imprescindible.